Redacción Cuenca
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Los pequeños talleres compiten con ingenio

Un recorrido por la empresa de juguetes Pato, al norte de Cuenca, demuestra la creatividad y el talento que existe en el país.

En un espacio de 80 m² se encuentran marionetas, dominós de operaciones matemáticas, cajas con engranajes que al girarse lanzan bolas de madera... Cada juguete cumple una función de estimulación temprana, cognitiva o motriz según la pieza y por eso el diseñador de Pato, Oswaldo Torres, enfatiza en que el eje del negocio son los juguetes didácticos.

Esta iniciativa cuenta con ocho empleados y su facturación bordea USD 15 000 al mes. La supervivencia de la firma, por más de 20 años, no ha sido fácil, comenta Torres. La razón es la llegada de productos chinos como robots o carros plásticos que encienden las luces y son atractivos para los niños. Sin embargo, “hemos logrado competir creando productos novedosos para que los niños se diviertan aprendiendo”.

El ingreso de juguetes chinos y peruanos también preocupa a María del Carmen Tapia, quien elabora títeres desde el 2000 y los comercializa en el centro de Cuenca. En su local tiene una máquina de coser marca Singer y mientras conversa, cose las alas de las avestruces de tela que debe entregar esta semana.

Antes del ingreso de productos chinos, por el 2007, Tapia vendía cerca de USD 300 al mes en títeres. Sin embargo, con la actual oleada de productos asiáticos, y luego peruanos, redujo sus ventas a USD 70 mensuales.

Aunque la competencia es difícil, los actores de este sector compiten con la creación de juguetes no tradicionales. Por ejemplo, Tapia elabora títeres de castores, ornitorrincos o cualquier animal que le soliciten los niños.

La creatividad es clave para mantenerse en este negocio, según Miriam Herrera, propietaria de la Muñequería Lily, en el centro de Cuenca. Allí se elaboran muñecas de trapo desde 5 centímetros hasta 3 metros, si así lo requiere cliente.

Herrera conoce el mercado y sabe, a pesar de la competencia, de su potencial. Esto, porque los niños notan cuando se innova y desean los productos nuevos.

Por esa razón, esta cuencana personaliza su producción. En su local tiene 35 muñecas de diferentes tamaños exhibidas. No obstante, cuando un cliente llega, explica que si desea una de las muñecas con otro color de pelo, ropa, tamaño, relleno... elaborará el pedido bajo esas especificaciones.

Ese servicio al cliente es un aliado de las jugueterías no convencionales, porque pueden ofrecer el color, material y medidas que el niño desee, explica el consultor de mercados, Ramiro Ortega.

Los microempresarios consultados por LÍDERES coincidieron en que se dedican a este segmento porque es una tradición familiar que heredaron. También, por una convicción de hacer felices a los niños con los juguetes.

Otro punto en el que piensan similar es en que su crecimiento depende de las salvaguardas que pone el Gobierno a los productos importados.