Redacciones Quito y Loja
Descrición
¿Te sirvió esta noticia?:
Si 2
No 1

Aún falta desarrollo e investigación en el país

Ecuador produce energía a partir de biomasa (bagazo de caña o leña) desde hace varias décadas, pero otras como la eólica (viento) y la geotermia son nuevas para el país. De estas, solo las dos primeras se han desarrollado.

Las plantas de biomasa se han implementado por iniciativa privada y se destacan Ecoelectric, San Carlos y Ecudos. Estos proyectos aprovechan los residuos que resultan de los procesos de la caña. Con ellos, producen vapor, el cual es conducido a turbogeneradores para generar energía eléctrica que usan en sus procesos industriales.

La incursión en energías eólicas es más reciente. En el 2007 entró en operación el primer parque eólico de Ecuador compuesto por tres aerogeneradores, de 2,4 megavatios (MW), en Galápagos.

El Estado retomó este tipo de proyectos en el 2011 cuando empezó la construcción del primer proyecto eólico en el sur de Ecuador continental, Villonaco.

El proyecto aportará con 16,5 MW de energía, 0,03% del Sistema Nacional Interconectado. El Gobierno Nacional invirtió alrededor de USD 36 millones en esta obra, donde comenzaron las pruebas de cada aerogenerador (11 en total) el 16 de diciembre pasado. Se espera que en los primeros meses del 2013 se esté generando energía.

Además de ello, la estatal Elecgalapagos promueve otro proyecto de este tipo, pero de 2,1 MW en la Isla Baltra.

En general, el potencial eólico del país podría alcanzar 165 MW hasta el 2017, según los proyectos adicionales que están en estudio por el Conelec. Aunque aún falta investigación para determinar el mapa eólico completo de Ecuador, según el propio organismo.

Aunque la exploración geotérmica (vapor proveniente del interior de la tierra) empezó en 1978, especialmente a cargo del ex Inecel (hoy Celec), el país aún no ha instalado ningún proyecto. El organismo determinó, con estudios iniciales, un potencial de 500 MW en 11 proyectos. De estos, en cuatro se desarrollarán estudios más profundos.

Un factor que limita la inversión en estos proyectos es la falta de claridad en la figura legal para explorar las zonas con potencial (concesión, títulos, etc.).

Pero para Miguel Castro, experto en energía y ambiente, el problema de la energía en el país no solo pasa por la generación u oferta. “Energía no es solo luz eléctrica, también es consumo”. Señala que se debe pensar en políticas para reducir el consumo de energía. También cree que es necesario apoyar iniciativas de desarrollo tecnológico en el país. Menciona el proyecto de biodiésel de la Universidad Católica de Quito, que permitiría generar biocombustibles a partir de desechos de plátano, etc.

Cree que la dependencia del país al crudo, en términos fiscales, es también otro factor por considerar en el desarrollo de estas tecnologías, pues mientras el Estado desarrolla energías limpias, también amplía la frontera petrolera.

María Amparo Albán, del Ceda, sostiene que los subsidios a los combustibles también frenan el desarrollo de nuevas energías. “Eso nos lleva a derrochar energía, porque no pagamos el costo real”. Esto se evidencia, por ejemplo, en que la intensidad energética, es decir la energía usada por cada USD 1 000 producidos en la economía, fue 1,7% en el 2011, mayor al de Perú (1,03%) y Colombia (0,91%), según la Olade.