Redacción Quito
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La atención médica es el compromiso de la familia

En la planta baja de un edificio, compuesto por tres pisos, comenzó a operar la clínica María Auxiliadora, en 1992. Allí habían dos camillas, una máquina portátil de rayos X y un laboratorio clínico. Los dos pisos restantes, las seis personas que integran la familia Arias . los usaban como su vivienda.

Cesar Arias, médico de profesión, luego de su turno en el Hospital Carlos Andrade Marín del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), atendía a otros pacientes en su dispensario.

Gladys Calvache administraba el lugar mientras su esposo, César trabajaba en el IESS. Ella se encargaba de gestionar la atención médica, en donde en los inicios atendían cuatro especialistas. El sitio arrancó con una inversión de 3 millones de sucres (unos USD 1 000 en la época). Los ahorros familiares permitieron empezar con la clínica y se adquirieron camillas, microscopios, sábanas, equipo médico, etc.

Entre una y otra cirugía, atención de urgencias, la clínica -que siempre ha funcionado en el norte por el sector del Aeropuerto-, incrementó el número de pacientes, por lo que a partir del 2003 aumentó el servicio de atención médica.

Se habilitaron dos quirófanos, una sala de cuidados intensivos y 10 habitaciones. Además, la familia sacrificó la comodidad en el edificio, para que la clínica tenga más espacio. La ampliación física y la adquisición de equipos tuvo una inversión de USD 100 000, financiados con la venta de algunas propiedades familiares.

“Antes de esa inversión, la clínica estuvo a punto de cerrar”, dice Calvache. La dolarización del 2000 afectó las arcas de la clínica. La familia se endeudó en dólares y estuvo a punto de no cumplir sus obligaciones financieras. Sin embargo, Arias recuerda que un contrato de medicina preventiva para Banco Pichincha, “salvó los muebles del lugar”.

La clínica tiene una ambulancia y un quirófano inteligente. En el 2010, su facturación alcanzó los USD 300 000. Para el 2011, esa cifra se incrementó en unos USD 100 000 y para finalizar este año, el objetivo es superar los USD 500 000.

César Arias rescata el valor de su Clínica y explica que ha crecido gracias al trabajo de su familia. Uno de sus hijos, Antonio, es el gerente de María Auxiliadora. Sus otros dos hijos, Cristina y Pedro, son médicos especialistas, ella en urgencias y él en cirugía, respectivamente.

Arias asegura que el acceso para que más personas sean atendidas en clínicas privadas mediante seguros públicos, privados u obligatorios ha impulsado su emprendimiento. Por ejemplo, el convenio que mantiene el Estado con algunas clínicas para que los afiliados al IESS puedan tener atención en establecimientos privados, ha sido un impulso. Sin olvidar la cobertura de seguros como el Soat u otros planes de aseguradoras privadas, que mantienen convenios con la Clínica.

Carolina Jibaja llevó a su hijo de 5 años en la Clínica hace un año, para una atención médica. Su pequeño niño sufrió una rotura de codo y allí recibió atención médica, que según esta madre de familia, fue un servicio que la dejó tranquila.

La Clínica atiende un promedio de 500 emergencias al mes. En su equipo de profesionales constan 80 médicos de llamada; es decir, dependiendo de la necesidad este centro médico se comunica con un especialista para que atienda a cada uno de los pacientes, según el caso.