El buró facilitó la entrega de crédito

Rosa Nieto, de 50 años, solicitó un préstamo a la banca privada para adquirir su vivienda hace 14 años. Se endeudó en 60 millones de sucres, en 1998.

Aún recuerda que pedir el préstamo fue toda una travesía. “Como requisito me pidieron todo tipo de papeles, números de teléfono de amigos, conocidos y un garante, que avale el pago de mi deuda”.

Ramiro Crespo, analista económico, rememora cómo se manejaban los préstamos antes de que la información se concentrara en los burós. “En la década de los ochenta, los bancos prestaban dinero a las personas que conocían. Luego, a los referidos de los buenos clientes. Así, los depósitos de los cuentahorristas estaban seguros”. En ese entonces –indica Crespo- las personas eran sometidas a varios filtros y papeleos.

A partir del 2002, aparecen los burós de crédito en el país. Agustín Vásquez, gerente general de Infocrédito, explica que una de las funciones de las entidades era utilizar herramientas de créditos. Mediante modelos estadísticos generaban información para que los bancos o empresas otorguen financiamiento y puedan identificar la capacidad de pago de una persona. “Con base en esa disposición de pago, la entidad puede determinar, en función del riesgo que quieren asumir, si ofrecen el crédito o no”.

Gracias a eso, la información crediticia de las personas y su reputación, como buen o mal pagador, estaba a un clic de distancia. Además, se podían preaprobar créditos o se le decía al interesado que su petición ingresaba a revisión. Así lo explica Carlos Díaz, apoderado especial de Credit Report, único buró de crédito que funciona en el país.

Estas compañías nacieron con dos objetivos claros. Según Alfredo Vergara, ex superintendente de Bancos, el uno fue permitir que los medianos, pequeños y microempresarios puedan tener acceso al crédito, sin necesidad de poner prendas como maquinaria, bienes inmobiliarios o propiedades. El segundo objetivo, -según Vergara-, fue dar transparencia al sector financiero.

Los servicios que ofrecen los burós son reconocidos por Javier Vaca, representante de la Red Financiera Rural (RFR). Según él, desde el 2000, esta entidad trabajó para que se desarrolle un mercado en las áreas rurales y se provea de acceso al financiamiento.

Vaca explica que se puede medir el apoyo de los burós. “Ha permitido que instituciones pequeñas tengan una herramienta efectiva para hacer un análisis de crédito y acceder a un préstamo seguro y con la facilidad de que la Red lo recupere”.

Antes, los clientes podían deber dinero a una cooperativa u ONG y no pasaba nada. Vaca recuerda que sin los burós no había ningún registro que evidencie eso (la deuda). Además, los usuarios sacaban más créditos con otras instituciones y no cumplían sus obligaciones financieras.

Hoy, con la presencia de los burós se tiene una alerta o una presión para que el cliente pague a tiempo. Una vez que empezaron a funcionar se mantiene un registro, ya que el dinero no es de la institución, sino que proviene de los depositantes.

La presencia de los burós mejoró, dicen los consultados, la compra de bienes. Un caso es el de los vehículos. Rosa Nieto, después del primer crédito, se endeudó en un automóvil. A diferencia de su casa, el préstamos fue aprobado en 48 horas. En la casa automotriz le pidieron su número de cédula y en la información bancaria se reflejó su historial crediticio. Le explicaron qué tipo de vehículo podía adquirir, según su capacidad actual de pago.

Precisamente, ese tipo de ventas se puede reducir si se pone en vigencia la nueva ley. Mario Palacios, asesor de Ventas de Neohyundai, explica que como empresa ofrecían créditos directos a clientes antiguos.

Con la nueva ley que espera la aprobación del Ejecutivo, este local enviará todas las solicitudes a las instituciones bancarias ya que no tendrán, a la mano, los datos de la Central de Riesgos, que agilitaba los procesos crediticios.

Después de analizar las ventajas de los burós, Vásquez explica que el mayor impacto de la ley será para los ciudadanos. “El no contar con una fuente de información se limitará o restringirá el crédito. Las entidades financieras no van a tener información para tomar decisiones y ahí existirán problemas”.

Eso, de cierta forma, puede reducir la comercialización de bienes perdurables y se teme, explica Vásquez, que los futuros préstamos demoren como antes. Todo dependerá del pronunciamiento del Gobierno.