Un artesano  confecciona sombreros de paja toquilla. La exportación de este artículo tomó auge en 1940. Fotos: archivo LÍDERES y cortesía Anecacao

Un artesano confecciona sombreros de paja toquilla. La exportación de este artículo tomó auge en 1940. Fotos: archivo LÍDERES y cortesía Anecacao

Redacción Cuenca  (I)
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No 47

El cacao y el caucho abrieron el camino de las exportaciones 

31 de agosto de 2016 10:29

El cacao fue el dominador de las exportaciones ecuatorianas entre el siglo XIX e inicios del XX, pero no fue el único. Otros productos primarios como la cascarilla, tagua, café, cueros y caucho se sumaron a la lista.

Antes de la fundación del Ecuador en 1830, los textiles se enviaban a otras colonias españolas y desde Loja y Cuenca se exportaba la cascarilla.

El profesor de historia económica de la Universidad de Cuenca, Fernando Carvajal, señala que se debe dividir en dos períodos el análisis.

La primera fase
de la época republicana se da entre 1830 y 1870. Allí, se destaca la exportación cacaotera, actividad que tuvo dinamismo desde 1750. También, la recolección del caucho y sombreros de paja toquilla, sobre todo, en la Costa norte.

En la segunda fase, que se inicia a partir de 1870, dice Carvajal, la exportación se centró en el cacao porque se registró crisis en los otros rubros. “Hay una expansión impresionante en la agroexportación cacaotera, que tiene que ver con la concentración de la tierra en Guayas, Los Ríos y El Oro y creación de la banca... Ese dinamismo duró hasta la segunda década del siglo XX”.

Según Carvajal, cuando se inició la época republicana hasta 1870 la relación con España se mantenía de una manera importante y se hacían negocios con Centroamérica, Colombia y Perú. Pero con el auge cacaotero desde ese año hay un desplazamiento hacia Francia, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos.

En el caso de Francia, Carvajal destaca que debido a estas relaciones comerciales se dio un intercambio cultural porque los hijos de los exportadores de cacao, sombreros de paja toquilla… eran enviados a estudiar en ese país o se radicaban allá. Por ello, ciudades como Vinces y Cuenca tuvieron influencia francesa en su cultura y arquitectura.

El investigador económico Alberto Acosta, señala que, sobre todo, en Guayas y Los Ríos estaban las haciendas de los ‘gran cacao’ como se denominó a las familias exportadoras. Paulatinamente se integraron al cultivo Manabí y El Oro. Según él, los productores de cacao y, en particular, los exportadores, aseguraron el control de enormes extensiones de tierra y gran cantidad de mano de obra barata.

Esta fotografía muestra una hacienda cacaotera de la Costa. Sus envíos empezaron en el siglo XIX. Foto: Cortesía  Anecacao

Esta fotografía muestra una hacienda cacaotera de la Costa. Sus envíos empezaron en el siglo XIX. Foto: Cortesía Anecacao

El cacao seco era transportado en sacos de hasta 200 libras al puerto de Guayaquil y de allí era exportado en barco. El mercado más importante fue Francia. También se vendía a Estados Unidos, España y Suiza.

Según Acosta, con la crisis de cacao, desde 1920, por las plagas y por problemas en el mercado mundial, los envíos se concentraron en el palo de balsa, caucho y sombreros de paja toquilla.

Estos sombreros ya aparecieron entre las exportaciones ecuatorianas en el siglo XIX, sobre todo durante la construcción del Canal de Panamá. “El padre de Eloy Alfaro y el mismo Eloy eran exportadores”, dice Acosta.

Añade que durante el siglo XIX e inicios del XX, la producción agrícola de la Costa, sobre todo el cacao, fue el pilar de la economía nacional y la Sierra no representó un conjunto homogéneo.

En el libro ‘Cuenca Historia de ciudad industrial’ de la Cámara de Industrias, Producción y Empleo de Cuenca se recuerda el pasado exportador del Austro. Allí se indica que la manufactura de los sombreros de paja toquilla se inició en el Azuay en 1835, pero tomó impulso en 1844 con la instalación de un taller para la confección y la enseñanza en las escuelas.

El auge exportador de este sombrero se dio entre 1940 y 1946 y desde entonces se inicia un descenso, de acuerdo con el libro ‘Tejiendo la vida’, de María Leonor Aguilar. La causa fue que después de la Segunda Guerra Mundial empezó la moda de no utilizar los sombreros, lo que afectó a las exportaciones del país y, fundamentalmente, al Austro del país.