Las mujeres de la Asociación Sisay son el puntal de este emprendimiento de Tungurahua . Ellas se encargan de fabricar el calzado. Foto: Modesto Moreta

Las mujeres de la Asociación Sisay son el puntal de este emprendimiento de Tungurahua . Ellas se encargan de fabricar el calzado. Foto: Modesto Moreta

El calzado andino lleva el sello de Sisay

20 de junio de 2016 11:48

Los zapatos de taco, flats, mocasines, sandalias, plataformas... con contenidos andinos son elaborados a mano por los artesanos indígenas de la Asociación Sisay (florecimiento en español). Esta agrupación funciona en el pueblo Chibuleo, en Tungurahua.

Las mujeres utilizan materiales autóctonos como la cabuya, la lana de borrego y de alpaca. También, los bordados con hilos elaborados a mano. Los diseños estilizados contienen la mezcla de colores como el rojo, verde, amarillo, azul, negro, celeste, blanco, lila, rosado y blanco.

Además, llevan gráficos que representan la vida andina y la naturaleza como la espiga de la cebada, la flor de la papa, las montañas, el venado, la llama y otras representaciones que llaman la atención, especialmente de los turistas extranjeros. El emprendimiento se inicio con una inversión de USD 300. Juan Quisintuña, miembro de la Asociación, cuenta que el emprendimiento se inició hace dos años con la elaboración de dos docenas de pares de zapatos.

Estas prendas las exhibieron en la Feria Internacional de Calzado realizada al año pasado en Quito a la que fueron invitados. “Nuestros diseños impactaron por el contenido andino que recoge y que son el complemento a la vestimenta indígena del hombre y de la mujer indígenas”, asegura Quisintuña.

En la actualidad las ventas bordean los USD 2 200 mensuales. En el taller, que funciona en el centro de la parroquia Juan Benigno Vela, trabajan cinco personas y otras 40 mujeres, en sus propias comunas, se benefician con el proyecto.

Ellas se dedican a tejer en cabuya, a bordar, a tejer las fajas y tapices. La tela es usada como materia prima en sus diseños y modelos de calzado que se exhiben en la tienda de la organización Sisay.

Por su complejidad, tarda hasta dos días tejer las tiras que son entrelazadas para dar forma a la sandalia. En una plataforma de caucho se une cada una de las partes, algo similar se hace con la cabuya entrelazada. Un par demora un día en fabricarse.

La combinación de los colores y las figuras son el principal atractivo del calzado andino. Por ejemplo, Silvia Quisintuña, vecina de Chibuleo, cuenta que es un zapato cómodo. Este combina con su atuendo tradicional compuesto por un anaco negro, rebozo morado y blusa blanca con bordados hechos a manos por las mujeres de la misma comunidad.

El objetivo de la agrupación es que los jóvenes vistan algo moderno, elegante y que estén a la moda, pero sin perder la esencia cultural del pueblo indígena. “No queremos salirnos del contenido intercultural y ancestral del pueblo Chibuleo. La idea es conservar la identidad con el uso de las figuras como la flor de papa, la llama, la espiga de la cebada, la chacana o cruz andina”, cuenta Silvia Charco, presidenta de la organización.

Quisintuña afirma que el calzado que elabora es parte de la nueva tendencia de la moda. Antiguamente la gente caminaba descalza. Luego con las sogas de cabuya se elaboraban las alpargatas que se confeccionaban a mano en la comuna. Posteriormente los artesanos fueron adaptando a los pies de los habitantes de los pueblos indígenas. Luego se combinaron el cuero y la tela del tejido para la manufactura.

En la actualidad la Asociación Artesanal Sisay cuenta con 18 diseños. 10 están dirigidos para las mujeres y 8 para los varones.

Pero el mercado que más adquiere el calzado es el extranjero. Jenry Muenala, gerente del almacén Mushuc Artesanías, ubicado en el centro de Otavalo, comercializa hace más de un año el producto de la Asociación Sisay. Ella cuenta que el calzado elaborado a mano es de calidad. Además, tiene novedosos diseños que gustan a los turistas extranjeros.

También los envía a Francia y otros países de Europa. Al momento hay ventas pero la situación económica hizo que bajaran en un 50%. “En todo caso lo estamos comercializando en el extranjero y con los turistas que llegan a Imbabura. Son pocos los visitantes nacionales que adquieren los zapatos hechos a mano”.

Otro de los principales mercados de Sisay era Manabí y Esmeraldas, pero el terremoto afectó las ventas. “Estábamos fabricando cinco docenas mensuales, pero ahora bajó en un 50%.

Quisintuña asegura que por la calidad del producto y los materiales que emplean, la confección de las sandalias y zapatos con plataforma tiene un costo elevado. Se encuentra de entre USD 35 y 45. Los tamaños van desde el 32 hasta el 44. “La idea del proyecto es que este continúe y se sustente a favor de la gente”.