Camilo Jarrín y parte de su equipo en el patio de tractomulas ubicado en el norte de Quito. La empresa tiene una flota de 100 unidades, empezó solo con seis. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES

Camilo Jarrín y parte de su equipo en el patio de tractomulas ubicado en el norte de Quito. La empresa tiene una flota de 100 unidades, empezó solo con seis. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES

La carga líquida recorre los Andes

27 de marzo de 2017 16:23

Era 1950 y en Guaranda, Bolívar, Camilo Jarrín Barragán y Alberto Carrera Carrera le dieron vida a una empresa que inició recorriendo el país pero que ahora se extiende en la región andina.

Así describe Camilo Jarrín hijo los orígenes de Jarcargo, empresa que se dedica al transporte de carga líquida. Diez años después de su creación la empresa trasladó sus operaciones a Quito.

Este empresario, quien también es el presidente de la Cámara de Transporte Pesado de Pichincha, no recuerda exactamente la inversión inicial. Sin embargo, comenta que el trabajo arrancó con seis camiones: dos de su madre, dos de su padre y dos de su tío Alberto.

La firma, que se constituyó legalmente en 1984, está desde hace 45 años en sus manos. “Hemos trabajado en esto, prácticamente, cuatro generaciones. Mi abuelo, empezó con actividades de transporte y ahora trabajan aquí mis hijos”, manifiesta Jarrín.

Jarcargo cuenta, hoy en día, con 100 tractomulas equipadas con tanques de acero inoxidable para el transporte de líquidos como combustibles, melaza, químicos y, principalmente, alcohol extra neutro y de tipo anhidro.

Este último se usa, por ejemplo, para el tratamiento en laboratorios o para la preparación de licores como el aguardiente. Jarrín comenta que entre los clientes están licoreras colombianas que demandan este tipo de mercaderías.

La compañía brinda servicios a industrias, petroleras, etc.. Una de ellas es la destilería de alcohol Codana, ubicada en Milagro, en la provincia del Guayas. Trabajamos con Jarcargo más de 15 años y es un socio estratégico, indica Emilio Oneto, jefe de ventas de Codana.

“Dado el tipo de productos que manejamos es clave que los tanques de traslado estén limpios. En la empresa hemos encontrado la tranquilidad de que así sea. Sus tanques son adecuados para nuestros traslados”.

Jarcargo mueve más de dos millones de litros al mes de esta destilería. El 50% del producto se exporta a países de la región.

A partir de la década de 1990 la empresa de transportes comenzó a operar en la región en países como Colombia, Perú y, fuera de ella, Venezuela. Entre las proyecciones de la empresa está llegar con carga hasta Bolivia.

La Comunidad Andina (CAN) regula sus normativas de transporte a través de la Decisión 399. En el 2015, según la CAN, la entrada de carga internacional por carretera a Ecuador se redujo 4,4% frente al 2014; mientras que la salida de carga por carretera en el país descendió en 3,7% hace dos años con relación a 2014.

Lorena Jarrín, jefa administrativa de la empresa, explica que cumplen con todos los requerimientos que establece la CAN así como el país. La empresa ha trabajado en diferentes áreas y ahora cuenta con tres certificaciones.

“Empezamos con la 9001 2005 y ahora estamos en la 9001 2015. También, tenemos procesos ISO 14 000 y el ISO 18 000. Además, contamos con la certificación Business Alliance for Secure Commerce. Asimismo, son afiliados a Asociación de Productores Químicos del Ecuador”, explica la jefa administrativa. Ella considera que la seguridad, confianza y calidad es clave para el negocio.

La empresa, desde su creación, ha innovado e incorporado tecnología para cumplir con los requerimientos de las empresas. Las tractomulas, por ejemplo, cuentan con GPS para determinar la ubicación de la carga, por cuestiones de seguridad.

Esto permite dar ayuda inmediata al camión y su conductor si este tiene un desperfecto o sufre un percance. Asimismo, Jarcargo tiene su taller para la revisión de todas sus unidades de transporte.

La empresa tiene un patio ubicado en el sector de la calle Las Anonas, en el norte de Quito. También tiene un campamento en Shushufindi y dos áreas de trabajo fronterizas en Tulcán y Huaquillas.

Camilo y Lorena Jarrín creen que es positivo diversificarse. Es por ello que ahora apuntan al transporte de materias primas para la industria cementera y cisternas para el transporte de cemento a granel. Más adelante, además, la idea es trasladar maquinaria.

El propietario de la empresa explicó que una de las claves de su negocio es conocer cada detalle. Él mismo manejaba los camiones por lo que aprendió los rigores de la carretera y las necesidades que existen para el traslado de la carga, la situación de las carreteras, entre otros aspectos cruciales en esta actividad.