Juan Cristóbal Lira, presidente de Cassolette, muestra los productos de la cadena que se comercializan en supermercados del país. Foto: Patricio Terán / LÍDERES

Juan Cristóbal Lira, presidente de Cassolette, muestra los productos de la cadena que se comercializan en supermercados del país. Foto: Patricio Terán / LÍDERES

Sebastián Angulo
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Sus lasañas y pizzas ahora van a las perchas

15 de junio de 2017 16:12

A una cadena de supermercados le pareció que los postres de Cassolette eran tan buenos que debían estar en sus perchas.

Hace unos cinco años, Corporación Favorita pidió a Cassolette -una cadena de restaurantes quiteños que se especializa en comida hecha en casa para llevar- que sus ‘cheesecakes’ se vendan en Supermaxi.

A Juan Cristóbal Lira, presidente y propietario del negocio, le pareció una buena idea y decidió aceptar la propuesta para llegar con su marca y productos a una nueva cadena de distribución.

Una de las razones para que Corporación Favorita los haya buscado, a decir de Lira, fue el Manual de buenas prácticas comerciales para el sector de los supermercados, elaborado por la Superintendencia de Control de Poder de Mercado.

Con este documento -vigente desde el 2014- se buscaba dar apertura e impulso a los proveedores del sector de la economía popular y solidaria, así como a las pequeñas y medianas empresas.

Esta oportunidad de negocio motivó a Cassolette a abrir una planta de producción, ubicada en Tumbaco (oriente de Quito) para elaborar sus alimentos, tanto para los restaurantes como para la venta en los supermercados. Para montar la planta la empresa invirtió unos USD 50 000.
Pese a que sus productos son elaborados en su planta, Lira sostiene que se mantienen los procesos artesanales de producción.

Introducir en percha los productos ha requerido más de intuición que de un estudio de mercado. Los productos que han tenido buena aceptación en los restaurantes se han introducido a los supermercados.

Luego de los ‘cheesecakes’ se introdujeron una torta milhojas (que actualmente ya no se comercializa) y torta de chocolate.

Hace dos meses, Cassolette introdujo pizza y lasaña congelada. Además, producen una crema de chocolate que solo está a la venta en sus restaurantes.

Esta nueva línea le representa a Cassolette entre unos USD 8 000 y 8 500 en ventas a la semana, que actualmente significa más del 25% del total de los ingresos de la firma de alimentos. En medio de la situación económica del país, sostiene Lira, esta área del negocio ha servido para incrementar facturación global.

Belén Mejía, jefa de Productos Perecibles de Corporación Favorita, asegura que eligieron los productos de Cassolette para distribuir en sus supermercados debido a su calidad y buen sabor.

Mejía destaca la puntualidad y entrega en los productos de la empresa además asegura que su calidad se ha mantenido en los cuatro años que son sus proveedores.

Entre los nuevos proyectos de esta ala del negocio está introducir una pizza vegetariana y buscar nuevas cadenas de distribución, como ‘minimarkets’.

Mayté Brito, ama de casa, ha comprado tortas y ‘cheesecakes’ de Cassolette en Supermaxi y asegura que la calidad y el sabor son similares a los que la cadena comercializa en sus restaurantes. “No varía en nada”.

Cassolette se fundó a principios de la década pasada. Con una inversión inicial de unos USD 16 000, Lira y su hermana, María Pía, adquirieron equipos de cocina, materias primas y alquilaron un pequeño local en Cumbayá (oriente de Quito).

Así nació Cassolette -que significa cazuela en francés- con la propuesta de comida casera para llevar. El concepto lo tomaron de negocios que tenían éxito en Chile; en esa época, cuando nació el negocio, ese era un nicho no explorado en el país.

El primer punto de venta de la cadena tenía una dimensión aproximada de 35 m². Contaba con una cocina, el sitio para despachar los alimentos y dos mesas. En ese entonces, el único objetivo era entregar los pedidos para llevar y no atendían a comensales en el lugar.

Desde el principio los hermanos Lira definieron su target como personas de estrato socioeconómico medio alto. Ello, debido a que luego de la crisis que atravesó el país, a finales de la década de 1990, este segmento presentaba mayor estabilidad y era ideal para consumir su portafolio de productos. El negocio tuvo aceptación. De a poco, ganaron popularidad.

Actualmente, la cadena cuenta con cuatro locales: uno en Cumbayá (nororiente de Quito), en la avenida Brasil, en la Portugal y en la González Suárez.