Los hermanos José y Carlos Pinos, junto con Pablo David Escobar (centro de la foto) son los propietarios de la Cervecería Santa Rosa, que tiene una planta de producción y dos locales. Foto: Patricio Terán / LÍDERES

Los hermanos José y Carlos Pinos, junto con Pablo David Escobar (centro de la foto) son los propietarios de la Cervecería Santa Rosa, que tiene una planta de producción y dos locales. Foto: Patricio Terán / LÍDERES

Ellos cultivan el arte cervecero con 20 recetas

10 de octubre de 2017 12:39

Santa Rosa, el barrio quiteño ubicado en el sector de Pomasqui, en el que crecieron los hermanos José (32) y Carlos Pinos (28), le da el nombre al negocio de cerveza artesanal que estos emprendedores desarrollaron en el 2015. Ahí, además, está la planta en la que producen esta bebida.

Los primeros seis meses, los espacios de venta fueron las ferias artesanales y las primeras botellas no tenían marca. Así comenzó Cervecería Santa Rosa, recuerdan estos hermanos, junto con Pablo David Escobar, un amigo en común, que se convirtió en socio.

Es 14 de septiembre del 2017, y junto al balcón de la casa ubicada en el Centro Histórico (entre Guayaquil y Mejía), la noche de la inauguración de su segundo local, los socios sacaron cuentas de cómo ha crecido su emprendimiento: este año proyectan que facturarán USD 350 000. Esto porque producen unos 5 000 litros al mes y suman unas 20 recetas propias.

La fórmula de su cerveza ‘scotch’ fue creada por José para los invitados en su boda, y su sabor dulce la posicionó entre las más pedidas por sus clientes. Otra de las favoritas, la ‘honey strong’, una cerveza rubia, se elabora con miel cosechada en colmenas propias, explica Carlos.

Casi dos años después de que la idea de hacer cerveza se cruzara por sus mentes, y luego de haber hecho un curso para aprender de la bebida, en Estados Unidos, los tres dejaron sus trabajos anteriores y ahora se dedican de lleno a atender Santa Rosa.

Antes de aprender a hacer cervezas, José y Carlos trabajaban en producción musical, mientras que Pablo, amigo en común de los dos, estaba en el negocio de las manufacturas. Aunque ninguno se había dedicado antes a producir cerveza, confiesan que la idea siempre les pareció atractiva.

“Nos dio curiosidad y aprendimos por ‘hobby’. Con el tiempo nos comenzaron a salir mejor y así se convirtió en una pasión que nos unió más y que además nos dejaba ingresos”, comenta Carlos, que tiene a su cargo la gerencia.

Aunque al principio tenían la idea de poner una gran planta de producción cervecera y potenciar la distribución, luego de hacer el curso entendieron que era mejor enfocarse primero en un espacio de venta que atraiga a los clientes y les permita potenciar la cultura cervecera del tipo artesanal.

Así, el 9 de abril del 2016 abrieron su primer local, en La Floresta. Junto con la planta en Santa Rosa y los dos locales, los emprendedores han invertido USD 150 000.

“A nosotros nos gusta mucho el tema de diseño y por eso nos esforzamos en eso, en cada detalle de los locales”, dice Carlos.

En el nuevo bar del Centro Histórico los socios apuestan este año a otro nicho, el maridaje de cerveza. De ahí que, a diferencia del local de La Floresta, en este hay un servicio de cocina que prepara platillos para maridar cada tipo de cerveza.

“Fue importante darnos cuenta de que queríamos ofrecer una cerveza de calidad y servida de la manera correcta, con una buena temperatura y en un ambiente ideal en el que la decoración y la música sean parte de toda la experiencia”, explica Escobar.

Es lo que destaca Simón Dávalos, uno de los clientes asiduos de la Cervecería. “Es importante además que hay mucha fidelidad en sus recetas, se ve que son muy exigentes en eso. A veces, las cervezas artesanales van cambiando el sabor, no siempre les sale igual, pero las de ellos no, el sabor es fiel siempre”, añade.

A más de los locales, ahora distribuyen cervezas a unos 30 clientes de tiendas especializadas, restaurantes y bares en Quito, Cuenca, Guayaquil y Ambato.