Willian Vargas, Carlita Vargas e Irene Villacís son los encargados de esta empresa familiar que elabora y comercializa productos de chocolate en tres provincias de la Sierra. Foto:  Raúl Díaz para LÍDERES

Willian Vargas, Carlita Vargas e Irene Villacís son los encargados de esta empresa familiar que elabora y comercializa productos de chocolate en tres provincias de la Sierra. Foto: Raúl Díaz para LÍDERES

Modesto Moreta (I)  redacción@revistalideres.ec
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El chocolate es el negocio familiar por más de 70 años

1 de agosto de 2016 10:22

La elaboración artesanal del ‘Chocolate ambateño’ es una tradición que se conserva por más de 150 años en Ambato. Las fórmulas para la elaboración de este producto los conserva intacto la familia Vargas Villacís. Sus miembros crearon la empresa El Buen Chocolate hace más de 70 años ; esta empresa facturó el año pasado USD 40 000.

En su planta, localizada en las calles Ignacio Sánchez y José Peralta (Huachi Chico), sus 20 colaboradores procesan 35 quintales de cacao cada mes. Los principales mercados del chocolate en tablilla son Cotopaxi, Tungurahua, Pichincha, Chimborazo y en las cadenas de supermercados a escala nacional como Megamaxi, Santa María, Supermercados Balarezo, la cadena de panificadoras Ambato, en Quito, y otras locales.

Irene Villacís ha dedicado 68 de sus 78 años a la elaboración del chocolate. Cuenta que la tradición del ‘Chocolate ambateño’ se mantiene en todo el país por la calidad y la pureza del producto. “Es cacao puro sin mezclas, por eso el olor atrae a los compradores. Este se mantiene cuando se lo diluye en la leche, es exquisito”.

Carlita Vargas está el frente de este negocio hace siete años. Dice que el emprendimiento familiar lo continuó su abuelo Luis Villacís en 1946. En esa época todas las familias de esa zona estaban dedicadas a la elaboración del chocolate. Ellos contrataban uno de los tres molinos para procesar el cacao.

Tenían el turno los martes desde las 02:00 hasta las 22:00 del mismo día para procesar los 7 quintales que lo vendían en una semana. “La falta de recursos económicos impedía adquirir nuestra propia maquinaria”, indica Vargas.

En el 2009 decidieron financiar el equipamiento. Invirtieron de sus propios recursos USD 47 000 en la compra de los molinos eléctricos y otros equipos. Además, construyeron un galpón para montar la microempresa. En la actualidad emplean a 20 personas.

Vargas asegura que en un vehículo de su propiedad distribuyen el chocolate en Tungurahua, Cotopaxi y Pichincha, así como en las grandes cadenas comerciales del país. Para incrementar sus ventas inyectaron en el 2014 otros USD 10 000 con lo que cambiaron la envoltura del producto a fundas aluminizadas. Contrataron diseñadores para efectuar los logotipos y el contenido gráfico. También cambiaron el tamaño del empaque con la idea que impacte. Lograron envolturas para 90, 120, 200 y 450 gramos.

A más de la distribución a escala nacional mantienen la venta en forma de tablilla en el mercado Central. “Es un sitio estratégico porque los turistas y visitantes que llegan a una ciudad lo primero que quieren visitar es el mercado y es donde se degusta lo tradicional de la urbe. Y el chocolate es uno de esos productos”, explica convencida Vargas.

El Buen Chocolate tiene relación comercial con la cadena de supermercados Balarezo del cantón Salcedo, en Cotopaxi, hace 18 años. Al principio le ofertaban las tradicionales tablillas de chocolate. Lupita Balarezo, gerenta de esta cadena integrada por tres locales, explica que la elaboración artesanal y la calidad del producto permitieron que las ventas se incrementaran.

Balarezo cuenta que el consumo de “El buen chocolate” aumentó un 85% en los últimos dos años con el cambio de presentación del producto. Así este producto se deja saborear entre generaciones de ambateños.