Redacción Quito
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La ciencia se mezcla entre el plátano y el chocolate

En octubre del 2010, Frank Durán recibió un correo electrónico de su amigo Christian Zanipatín. ¿Y si hacemos chocobananas? fue la inquietud que le planteó su compañero en aquel e-mail. Ellos cursaban el último año en la carrera de Ingeniería en Biotecnología de la Espe, en el valle de Los Chillos.

Un año y medio más tarde, la idea se consolidó como Chocobakano, plátanos congelados recubiertos con chocolate. El producto se comercializa desde mayo, en las cadenas de Supermaxi y Megamaxi.

La firma, con sede en Alangasí (en el suroriente de Quito) alcanzó USD 2 000 en facturación en mayo. Cuenta con dos colaboradores e inició con una inversión de USD 20 000, que los dos socios obtuvieron de préstamos familiares. Aquel monto se destinó a la edificación del sitio de trabajo, la adquisición de maquinarias y frigoríficos, entre otros insumos.

Hasta mediados del 2011, los productos se vendían, 1 000 unidades al mes, solo en siete colegios ubicados en el valle de Los Chillos, en la parroquia de Tumbaco y en el norte de Quito.

El objetivo del proyecto, explica Zanipatín, fue promover el consumo de esta golosina mediante la industrialización de su elaboración. “El verano pasado, los colegios iniciaron vacaciones y nos quedamos sin clientes. Nos fuimos a las playas de Esmeraldas, a vender el Chocobakano. Al regresar iniciamos el proceso para ser proveedores en tiendas”, dice Durán.

Andrea López desde hace un año consume el producto e indica que le gusta su sabor. “Consumo hasta 12 unidades a la semana con mis familiares”.

Para los socios este negocio también es una vitrina para sus investigaciones biotecnológicas. A los plátanos semimaduros se les coloca un ‘agente madurador’ (fórmula), para que alcancen en un tiempo determinado sus mejores propiedades. Este proceso es la investigación de la ingeniería de Zanipatín.

Luego, la fruta se congela a -20° por dos horas, de allí se recubre con chocolate. Durán indica que la cobertura tiene un conservante que se extrae de aceites de canela. Este proceso también es parte de su investigación de grado. Así se extiende la duración del producto a dos meses. “La intención es que pueda exportarse”, dice.

Piedad Ojeda, propietaria del minimarket Tradición Lojana, norte de Quito, cuenta que comercializa Chocobakano desde hace ocho meses. “Se pueden vender hasta 200 unidades por mes”.

Zanipatín y Durán prefieren no encasillarse en un cargo específico dentro de la empresa. Ambos se encargan de la tributación hasta la repartición de los pedidos.

Carlos Valenzuela, propietario de la cancha de fútbol sintética San Toño, en la Mitad del Mundo, cuenta que su último pedido fue de 180 Chocobakano para un torneo infantil, la semana pasada.

La producción

La presentación. Se distribuye en cajas de seis unidades empacadas una a una. El precio por caja es de aproximadamente USD 3.
La elaboración. Poseen una capacidad de elaborar hasta 100 000 unidades de Chocobakano por mes. Se les añade grageas de caramelo o ralladura de coco dependiendo de cada pedido.