Uno de los pilares del crecimiento económico del Ecuador en los últimos cinco años ha sido el consumo de los hogares, el cual explicó la mayor parte del crecimiento económico el año pasado, de 7,78%, uno de los mejores en la región.

La gran liquidez que está dejando la venta de petróleo, debido a precios espectaculares en los mercados internacionales, le ha permitido al Gobierno dar rienda suelta al gasto público, regando con dólares una economía que festeja la bonanza petrolera con centros comerciales llenos, restaurantes que no se dan abasto y concesionarios de autos que cada año venden más.

La inversión pública también ha hecho lo suyo, al igual que el aumento de los salarios a la burocracia, a los médicos, a los policías, etc.

La clase media en el país está creciendo y las empresas y bancos privados lo saben.

El sistema financiero ha incrementado los créditos de consumo a tasas anuales de dos dígitos, flexibilizando las políticas de crédito para aprovechar el período de bonanza, lo cual también se ha reflejado en las mayores ventas y utilidades de las empresas. Los clientes se ven bombardeados con préstamos fáciles y una parte ya está sobreendeudada, según el Gobierno, por lo que prepara medidas que desembocarán en una contracción del crédito.

Una vez que se implementen las medidas, el efecto será una desaceleración en el consumo y por ende en el crecimiento de la economía, que ya no crecería al 5,35% como proyectó el Régimen para este año. Este mes se prevé una revisión de esa meta.