El crudo de esquisto y el océano, en el mapa petrolero

Los crudos no convencionales aparecen hoy como la nueva frontera petrolera. Entre estos se clasifican los hidrocarburos extrapesados de Venezuela, los de alta mar o los de "esquisto", que se obtiene a través de fracturación hidráulica (inyectar agua a presión en la roca de esquisto para liberar el petróleo).

Argentina tendría 802 trillones de pies cúbicos (tcf) de gas de esquisto o 'shale gas', según los últimos datos de la Agencia de Información de Energía (EIA, por sus siglas en inglés). Esto lo convierte en el segundo país con más reservas de gas no convencional, después de China. Además, cuenta con 27 000 millones de barriles de petróleo de esquisto. Para su extracción, YPF, nacionalizada por el Gobierno argentino, firmó este mes una alianza con la estadounidense Chevron.

Si a estas reservas se suman los recursos no convencionales de EE.UU., Venezuela, Canadá y otros, América bien podría convertirse en las próximas tres décadas en la capital energética del mundo, dice el experto petrolero boliviano Mauricio Medinaceli. "EE.UU. tiene el equivalente a dos Arabias Sauditas en términos de shale gas (crudo de esquisto)".

Sin embargo, el desarrollo de este tipo de crudo no convencional todavía requiere de altos precios del petróleo para su desarrollo. Está, además, el costo ambiental.

El petróleo de esquisto genera preocupación por la posible contaminación del agua. Similar preocupación genera la exploración en el océano, luego de que una explosión de la plataforma Deepwater, en el Golfo de México, a cargo de British Petroleum, generara el peor derrame de petróleo en la historia de los EE.UU. Pese a ello, las tareas de exploración en las costas del Golfo de México y de Brasil no se han frenado.