Los emprendedores eran universitarios o jóvenes profesionales con edades comprendidas principalmente entre los 17 y los 32 años; 8 de cada 10 decidían emprender en la ciudad en la que vivían. Foto: Líderes

Los emprendedores eran universitarios o jóvenes profesionales con edades comprendidas principalmente entre los 17 y los 32 años; 8 de cada 10 decidían emprender en la ciudad en la que vivían. Foto: Líderes

A finales de los 90, los emprendedores convivían con la crisis

13 de noviembre de 2017 15:13

La economía y la política han marcado la evolución del emprendedor ecuatoriano en los pasados 20 años. En la década de 1990 estos soñadores enfrentaban dificultades para encontrar recursos económicos, buscaban oportunidades en sectores como la tecnología o la agricultura y se enfocaban en el mercado local.

Los emprendedores eran universitarios o jóvenes profesionales con edades comprendidas principalmente entre los 17 y los 32 años; 8 de cada 10 decidían emprender en la ciudad en la que vivían. Los hombres eran mayoría y la actividad emprendedora era vista como un último recurso.

El emprendedor desarrolló su actividad soportando crisis políticas y económicas que lo han hecho madurar, dice Gary Flor, coordinador del Centro de Emprendimiento (Cesek).

Para Wilson Araque, director del Observatorio de la Pequeña y Mediana Industria de la Universidad Andina Simón Bolívar, el emprendedor ecuatoriano ha transitado en tres momentos. En el primero (1997-2002), predominaron emprendimientos de emergencia para la subsistencia familiar. “Muchos emprendedores –en un escenario de crisis económica, congelamiento de fondos financieros y de cambio de moneda-, si no migraron al exterior desarrollaron actividades que lo que buscaban era generar un ingreso para subsistir”. La innovación no era una prioridad.

En esa etapa predominaron actividades de carácter comercial. “Entre 1997 y 1999, las tasas de interés llegaron incluso a niveles mayores al 100% y más que emprendimiento lo que esto estimulaba era a la especulación financiera”. Por eso, añade Araque quienes tenían ahorros preferían hacer inversiones financieras antes que emprender.

Por su parte, Flor recuerda que las iniciativas de esa época priorizaban el precio en lugar de la calidad, el servicio era visto como un costo y no se tenía clara la fórmula de la productividad.
Aún así hubo emprendedores que apostaron por sectores específicos y que demandaban una mayor especialidad. Así lo recuerda Ernesto Kruger, fundador de Kruger Labs. Él comenta que la década de 1990 Ecuador tuvo grandes iniciativas en tecnología para el sector financiero. “También hubo propuestas en sectores como la construcción y la agroindustria”.

Araque añade que entre 2003 y 2010 se dio un segundo momento, una vez que la economía se estabilizó por influencia de la dolarización, las tasas de interés se ubicaron por debajo del 10%. “Esto motivó, a que los ahorristas empiecen a ver al emprendimiento como una opción de inversión con fines productivos”. Así empezaba una nueva era.