Arturo Castillo. Motivador y Profesor de técnicas psicorrelajantes
Descrición
¿Te sirvió esta noticia?:
Si 1
No 0

Deporte y conducta, un mismo juego

Aunque la antropología del deporte es todavía una disciplina en ciernes, algunas investigaciones permiten entender que las conductas que se dan en los escenarios deportivos, donde prevalece la psicología de masas, son un reflejo de la cultura misma. Por ejemplo, la relación ‘marital’ entre deporte y política es un fenómeno global. Bastaría con mencionar nombres de políticos prominentes, que son también empresarios exitosos, para darse cuenta del provecho que le sacan a su vinculación con el deporte.

En rigor, hoy en día el deporte es un negocio que mueve millonarias cifras, pero que tiene a la vez las características de un culto, con sus propios templos, sacerdotes y fieles. Los rituales ocurren todas las semanas, y sirven de droga y catarsis.

De otra parte, la ‘doctrina’ deportiva se ha hecho extensiva al mundo empresarial; los deportistas de élite inspiran a los empresarios candidatos a ser triunfadores. Ellos admiran y quieren emular los valores que caracterizan a esos especiales sujetos: disciplina, paciencia, enfoque mental; voluntad inquebrantable, sentido de equipo, inspiración, temple; ánimo lúdico, asimilación de la pérdida y la frustración, entre otros atributos.

Aparte de ello, el paralelismo entre, por ejemplo, escalar una montaña, lanzarse al vacío pendiendo de una cuerda, remar río abajo en medio de aguas torrentosas; correr largas distancias sin desmayar, y los ideales del triunfo empresarial es bastante común.

Metáforas como ‘entregarlo todo’, ‘no rendirse ante los obstáculos’, que aluden a experiencias límite, son aplicables a lo deportivo y a lo profesional.

En otras palabras, el deporte y la vida son expresiones de la existencia misma, donde el valor y la resolución del corazón pueden más que la cabeza y sus razones.

Desde esta perspectiva, toda persona de empresa debiera cultivar alguna disciplina corporal, una práctica que rete a su voluntad, que eduque su carácter y sus emociones. Las artes marciales, puntualmente, ayudan a desarrollar de forma armónica todos aquellos aspectos de la personalidad que permanecen dispersos y difusos. Ayudan a vencer la pereza, alertan los sentidos, fortalecen el cuerpo y favorecen el despertar de la mente profunda, todo bajo la premisa de que en el ‘dojo’ existe un solo contrincante: uno mismo.

No es raro, entonces, que las virtudes que caracterizan a los deportistas de alto rendimiento atraigan la atención de quienes desean encumbrarse hasta la cima. Pero la emulación no es gratuita; su costo es elevado; de modo que la abundancia material no siempre les acerca al éxito.

Escriba a Arturo Castillo