Nelson Guamán, Margoth Yaulema y José Guamán son los responsables del crecimiento de Asoproil, una asociación de Riobamba. Foto: Raúl Díaz para LÍDERES

Nelson Guamán, Margoth Yaulema y José Guamán son los responsables del crecimiento de Asoproil, una asociación de Riobamba. Foto: Raúl Díaz para LÍDERES

Diez socios creen en la comida funcional

5 de abril de 2017 12:30

Las propiedades curativas de las flores y el alto contenido nutricional de los alimentos funcionales, es decir que promueven el correcto funcionamiento del cuerpo, son la fortaleza de los productos que se elaboran en Asoproil.

Esta organización, integrada por 10 socios de Licán, una parroquia de Riobamba, busca recuperar la comida ancestral y posicionar sus recetas en el mercado vegetariano y entre clientes que optan por comida saludable.

La empresa oferta pasteles integrales, una mezcla de harinas de seis alimentos andinos denominada Ako y Phallcha, una bebida saludable hecha a base de extractos de al menos unas 80 variedades de plantas de la Sierra y la Amazonía.

Todos los productos son resultado de una fusión de conocimientos ancestrales y una meticulosa investigación científica. De hecho, esa fusión de ideas motivó la creación del emprendimiento.

Margoth Yaulema heredó conocimientos y recetas de sus abuelos. Luego su hijo José Guamán, que se preparaba para convertirse en médico, estudió los activos químicos de las plantas que se usaban en las preparaciones.

Sus descubrimientos le sorprendieron, por lo que en su hogar se improvisó un pequeño laboratorio científico para analizar las recetas familiares. Así surgió el producto estrella de la empresa: Phallcha. Se trata de una bebida saludable recomendada para personas con diabetes, hígado graso, colesterol, triglicéridos altos, gastritis y otros padecimientos.

Según la investigación, las plantas como la malva, la manzanilla, tienen propiedades que estimulan las células beta del páncreas, aportan energía al cuerpo, reducen la producción de insulina y actúan como desintoxicantes naturales. La bebida se presentó y triunfó en concursos científicos, incluso en la universidad Yachay.

En el 2007, decidieron empezar un negocio familiar. La bebida se bautizó con el nombre Pallcha, un término kichwa que significa la magia y misterio de las flores.

Cuando la empresa se inició, ellos elaboraban cinco litros a la semana y los comercializaban por USD 1. Sus primeros clientes fueron sus familiares y amigos cercanos, pero en poco tiempo y sin necesidad de publicidad, los pedidos se habían triplicado.

Para el 2014, el emprendimiento se formalizó como una microempresa familiar, a la que denominaron Horeb Terra, y empezaron a distribuir sus productos en ferias artesanales y otras organizadas por el Ministerio de Agricultura.

La empresa tuvo tanto éxito que decidieron convertirla en una asociación. Se integraron 10 socios, quienes forman parte de la familia; también se sumó una nueva línea de producción. La mezcla de harinas y pasteles hechos con esta misma materia prima se incluyeron en el menú en julio del 2016.

Actualmente producen al mes 800 litros de Phallcha, que se comercializan en presentaciones de medio litro, dos litros y un galón. También, 1 000 libras de Ako, que se vende en presentaciones de 350 y 225 gramos.

La meta de este año es industrializar parte del proceso, que actualmente se hace de forma artesanal, para cubrir la gran demanda de productos. Los socios invirtieron cerca de USD 10 000 en la adquisición de maquinarias como hornos, pasteurizadores, envasadores y etiquetadores.

En tres meses inaugurarán una nueva planta de producción. Ya cuentan con registros sanitarios y esperan participar en ruedas de negocios, e ingresar a cadenas de supermercados.