Mauricio Cabrera G. Portafolio de Colombia (GDA)
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El dolor del dólar

Es claro que la revaluación no le duele a los importadores ni a los consumidores, por el contrario los favorece.

Con un dólar más bajo se abaratan los productos del exterior y los almacenes se llenan de toda clase de artículos importados, más baratos que los nacionales. Por eso en los últimos 10 años el monto de las importaciones casi se quintuplicó al pasar de USD 11 000 a 51 000 millones.

Tampoco le duele la revaluación a quienes han tenido la oportunidad de conseguir créditos en dólares, pues han podido pagar muchísimo menos en intereses que si la deuda hubiera sido en pesos. En promedio, el diferencial entre la tasa en pesos y la tasa en dólares fue superior al 10% anual en la pasada década.

Por el contrario, la revaluación sí le duele -y mucho- a los exportadores, que cada vez reciben menos pesos por sus ventas y, entonces, o pierden plata vendiendo a precios por debajo de su costo, o pierden clientes porque no pueden ofrecer los precios que les exigen. Este dolor no es solo del exportador, sino también del productor nacional que tiene que competir con bienes y servicios importados.

El emisor es el principal actor del mercado de divisas. Mientras siga mandando al mercado la señal de que solo le duele un dólar por debajo de 1 800 pesos, la tasa de cambio se mantendrá en ese nivel hasta que ocurra una crisis externa y entonces el dolor será irremediable.