En Ecuador, 736 000 estudiantes universitarios se encontraba matriculados en 2015. Foto: Archivo

En Ecuador, 736 000 estudiantes universitarios se encontraba matriculados en 2015. Foto: Archivo

Ecuador, en una posición intermedia de progreso social

19 de septiembre de 2016 08:48

El desarrollo de los países y de sus habitantes tiene desde el 2015 un nuevo indicador. Se trata del Índice de Progreso Social (IPS), creado por la organización no gubernamental Social Progress Imperative, con sede en EE.UU.

Lo que propone esta organización y su indicador es redefinir la manera de medir el éxito y el progreso de las naciones y los individuos. El IPS no toma en cuenta los indicadores económicos, sino que se enfoca en los resultados sociales y ambientales de las políticas públicas y de las acciones del sector privado.

Según los creadores del índice, el progreso social se define como la capacidad de una sociedad para satisfacer las necesidades humanas básicas de sus ciudadanos, establecer las bases sólidas que permitan a los ciudadanos mejorar su calidad de vida y crear las condiciones que permitan que todos los individuos y comunidades alcancen su máximo potencial. Para ser más específico, este índice se enfoca en tres preguntas: ¿el país cubre a las necesidades básicas de la gente?, ¿las bases del país están construidas para que la gente mejore su vida? y ¿hay oportunidades para que la gente mejore su posición en la sociedad?.

Ecuador ha participado en las ediciones del 2015 y del 2016 del IPS. En el primer año el país ocupó el puesto 51 entre 133 países analizados, mientras que este año está en la ubicación 53, entre el mismo número de naciones. Los responsables del estudio, sin embargo, recomiendan que no se comparen las posiciones de un año con otro porque la metodología del estudio se modifica con cada edición del índice.

En el 2015, el país mejor ubicado en el IPS fue Noruega y este año resultó Finlandia. Entre los países de América Latina, Uruguay y Costa Rica fueron los mejor posicionados este año.
Al hablar de Ecuador, los responsables del estudio destacan que , “ubicarse más arriba de la mitad del ‘ranking’ significa que efectivamente hay un progreso en la calidad de vida de sus habitantes, pero también significa que aún existen condiciones que limitan un desarrollo pleno de la misma”.

El IPS tiene tres pilares o categorías: necesidades humanas básicas, fundamentos del bienestar y oportunidades.

La mejor calificación de Ecuador está en el pilar de los fundamentos de bienestar, con el puesto 41 en el escalafón y 77,09 puntos. Dentro de esta sección, el acceso a educación básica se ubica como la necesidad mejor atendida, mientras que aún tienen oportunidades de mejora el tratamiento de aguas residuales, la libertad de prensa y la tasa de suicidios.

En lo que tiene que ver con la categoría de oportunidades Ecuador está bien, pero puede mejorar en aspectos como la libertad personal y de elección, los derechos sobre la propiedad privada y la discriminación y violencia en contra de las minorías.

Y lo que requiere una pronta atención está en la categoría de necesidades humanas básicas. Los puntos de mayor flaqueza son: la tasa de homicidios, el acceso rural a fuentes de agua seguras y la percepción de criminalidad.

En el país, una de las entidades que participó en la elaboración del IPS fue Deloitte. Oswaldo Bravo, socio de la firma y especialista en el área de servicios de riesgo empresarial, explica que a escala global se acostumbró a medir el progreso según el producto interno bruto (PIB) de los países, pero no siempre eso muestra un desarrollo social. “Hay otros como la nutrición, el acceso a vivienda, la educación, la calidad del ambiente, etc”. Según Bravo, el Índice de Progrso Social complementa al PIB.

Además, el vocero de Deloitte señala que los datos dejan ver que Ecuador está en buen camino. “Esto es resultado de las políticas públicas atadas a temas como infraestructura, saneamiento, seguridad, entre otras. Pero también hay que destacar la implementación de iniciativas de la empresa privada”.

El avance para los jóvenes menores de 25 años es el más lento

El informe del Índice de Progreso Social (IPS) encontró que son los jóvenes quienes se encuentran en la peor posición relacionada al progreso social. Al dividir el mundo en tres grupos de edad: menores de 25, aquellos entre 25 y 55, y los mayores de 55, el IPS del 2016 analizó la brecha de progreso social entre las generaciones.

La gente joven, en general, experimenta un progreso social relativamente bajo, con un puntaje ponderado de 60,15, correspondiente a una clasificación de 93. Mientras que el grupo de la población más vieja, sobre los 55 años, presenta un puntaje ponderado de 67,63.

“Ahora hay una generación que busca resultados rápidos y eso lleva a que exista un desequilibrio. Los jóvenes tendrán que adaptarse, pero la sociedad también tendrá que ayudarlos”, explica Oswaldo Bravo, socio de Deloitte y especialista en servicios de riesgos empresariales.

Además Bravo considera que las nuevas generaciones no pueden desaprovechar lo hecho por sus mayores.

Según la División de Población de Naciones Unidas, en el 2045, el número total de mayores de 60 años superará por primera vez al de menores de 14 años en todo el mundo, lo que ya ocurrió en los países desarrollados en 1998.

En Asia, América Latina y el Caribe son ahora una de cada 10 (llegarán al 20% en 2050), y una de cada 19 en África (el 11% en 2050). Las implicaciones de este crecimiento y los resultados del índice hacen ver que son los países más pobres del mundo quienes tienden a tener las poblaciones más jóvenes.

En promedio, el grupo de edad más joven vive en países que están rezagados en casi todos los componentes de progreso social, especialmente en ‘agua y saneamiento’ y en ‘acceso a educación superior’. El componente de acceso a educación superior busca obtener una noción de la calidad de oportunidades que pueden tener las personas.

“Este es un problema grave, ya que reduce aún más la calidad y generación de emprendimientos innovadores. Sin educación tiende a haber poca formalización, esto conlleva a baja probabili­dad de crecimiento y generación de empleo”, explica Andrés Briones, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios del Ecuador.

El Gobierno del Ecuador, según la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), ha invertido USD 11 746 millones en educación superior durante el período 2007- 2015. A pesar de una mejora en la educación de tercer nivel, el Ecuador se sitúa en niveles bajos a escala internacional dentro del IPS.

El país posee una calificación de 0,2105 cifra que indica que todavía hay niveles altos de inequidad para el acceso a la educación. “En estos países, con economías emergentes, los jóvenes tienen menos alternativas ya que la calidad de educación pública no es suficientemente competitiva en el mercado global”, agrega Pedro Romero, economista especializado en política económica.

El mejor puntaje es aquel que se acerca a cero y se calcula como la diferencia entre años de escolaridad y años esperados de escolaridad. Otros países de la región poseen mejores posiciones como Chile, con 0,126, y Uruguay, con 0,09. Para 2015, en Ecuador, 736 000 estudiantes universitarios se encontraba matriculados, según Marcelo Cevallos, miembro del Consejo de Educación Superior (CES).

Datos Globales

Finlandia es el país con el desempeño más alto de este año, seguido por Canadá, Dinamarca, Australia y Suiza.

Aunque los puntajes de progreso social de estos países son muy similares, su PIB per cápita varía. De hecho, Finlandia tiene el PIB per cápita más bajo (USD ­38 535) de los primeros cinco países.

Canadá tiene un PIB per cápita de USD 42 778; en Dinamarca es USD 42 758; en Australia 43 219 y Suiza tiene USD 55 260.

El Índice de este año revela que el mundo muestra un desempeño notablemente fuerte en dos componentes del Índice de Progreso Social: “nutrición y cuidados médicos básicos” y “acceso a conocimientos básicos”.

Hay que anotar que estos componentes abarcan muchas de las prioridades de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la Organización de las Naciones Unidas (actualmente sustituido por los Objetivos del Desarrollo Sostenible), que han sido uno de los principales focos de los esfuerzos de asistencia y desarrollo durante los últimos 15 años.

Los componentes del Índice de Progreso Social en los que el mundo está peor son cuatro: tolerancia e inclusión, derechos personales, acceso a la educación superior y calidad medioambiental.

Mediante el uso de 53 indicadores diferentes, que catalogan los temas que más importan a las personas, el Índice de Progreso Social clasificó este año a 133 países un función de su desempeño social y ambiental, e incorporando países para los cuales solamente se lograron obtener datos parciales, logró medir el progreso social del 99% de la población de cada país.

Uruguay y Costa Rica sobresalen

Un PIB per cápita más alto por sí solo, no determina una calidad de vida real. Esta es una de las conclusiones de los creadores del Índice de Progreso Social (IPS). Y añaden que el crecimiento económico no es el único factor determinante de la calidad de vida.

Además de medir el desempeño absoluto en progreso social, el IPS compara cada país con otros 15 países con un PIB per cápita similar; así se establecen fortalezas y debilidades relativas a los países con una riqueza nacional equivalente en términos generales.

Los responsables del estudio dicen que desde este punto de referencia, Costa Rica, Uruguay, Ghana y Senegal se encuentran entre los países que presentan un “desempeño sobresaliente” en progreso social este año. Costa Rica, país que presenta el mayor desempeño a nivel global con un PIB per cápita de USD 14 232, logra un nivel de progreso social casi tan alto como la República de Corea del Sur, que tiene un PIB per cápita de USD 33 629.

En un comunicado, Michael Green, director ejecutivo del Social Progress Imperative, asegura que “el Índice de Progreso Social demuestra que el PIB no es el destino. Necesitamos más países como Costa Rica, que logra sacar mucho progreso social de su modesto producto interno bruto per cápita”. En resumen, se trata de utilizar los ingresos de tal manera que se generen más bienestar y oportunidades para las personas.