Javier Játiva es el propietario de este negocio en el que se comercializan empanadas de morocho tradicionales de Ibarra. El ají no puede faltar. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

Javier Játiva es el propietario de este negocio en el que se comercializan empanadas de morocho tradicionales de Ibarra. El ají no puede faltar. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

50 años de historia y sabor del morocho llegaron a Quito

2 de marzo de 2017 16:45

Una tradición de 99 años se trasladó de Ibarra a Quito. Las Legítimas Empanas de Morocho comercializa este bocado propio de la serranía.

Con una inversión inicial de alrededor de USD 20 000 Javier Játiva y su esposa Jimena Rosero abrieron hace año y medio su local en La Mariscal. Escogieron este lugar por ser un sitio céntrico.

Se trata del tercer local de un negocio familiar que ha perdurado por tres generaciones. En Ibarra hay otros dos sitios de venta.

Producir una empanada de morocho, a la manera de esta familia, no es tarea fácil. La preparación del grano y, posteriormente, la masa demora al menos una semana. Una vez que esta se encuentra lista se le agrega carne, zanahoria, arveja, etc. como relleno.

Una vez fritas, aplicando los secretos para evitar que se fragmenten y lograr que se vuelvan crocantes, las empanadas se sirven con ají de tomate de árbol y chocho. La bebida es a la elección.

Las exigencias del público quiteño llevaron a la pareja de emprendedores a ofrecer no solo empanadas sino una diversidad de productos de Imbabura.

Este local comercializa helados de paila, en cono y en copa; mote con chicharrón, papa y encurtido; carnes coloradas, entre otros.

Para Játiva la idea es mantener la tradición de las comidas típicas, que empiezan a perderse por la rapidez con la que se lleva la vida en las ciudades del país. La idea es que se transmitan los conocimientos culinarios originarios.

Pero el objetivo también es permitir a los comensales probar un producto fresco. Cuando llega un cliente las empanadas se preparan ese mismo instante y se sirven.

Esto fue lo que atrajo a compradoras como la empleada privada María Rohn, quien hizo un alto a sus actividades para servirse una empanada con café durante la mañana invernal del pasado martes. “Me gustó el sabor y la atención. Muy amables”, indica.
Desde que arrancó este negocio el número de clientes ha crecido en un 30%. Se han dado cuenta que el 80% de su producto se compra para llevar y el resto para servirse en el local comercial.

Por esta razón es que planean ofrecer el servicio a domicilio. La pareja busca diferentes maneras para conservar el producto caliente y evitar que al enfriarse dejen de ser crocantes.

A María Teresa Silva le alegró que haya un local que venda productos propios de Imbabura. Ella es quiteña pero vivió tres años en esa provincia. “Hay platos típicos muy deliciosos y probarlos acá me trae muchos recuerdos de una época”, dice esta mujer.
Actualmente, en el lugar trabajan solo los dos emprendedores. Como es un negocio familiar prefieren que la receta y sus secretos no estén en manos ajenas.

Por esta última razón es que prefieren no franquiciar. Actualmente, los emprendedores esperan abrir otro negocio pero administrado por algún otro pariente.

Los productos que se comercializan hoy, tienen costos que van desde USD 0,75. Este valor tiene cada empanada.

Mientras que el mote con chicharrón cuesta 2,50 y las carnes coloradas, mediana y grande, cuestan USD 5 y 8, respectivamente. El cono de helado 1,25.