Ivanna Zauzich / Redacción Cuenca
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Cuando el empleado pide rescate urgente

El síndrome de Estocolmo es una condición psicológica en la que un secuestrado se enamora de su captor. Este estado también se evidencia en el ámbito laboral, cuando un empleado que trabaja en un ambiente hostil es infeliz en ese puesto, pero se niega a renunciar, señala el consultor de RR.HH., Gabriel Fernández.

Cuando un colaborador está insatisfecho no es improductivo, pero se estanca en su desarrollo profesional. “Solo un empleado feliz y motivado crece en una compañía”, asegura.

Para evitar esa situación, indica Fernández, es clave que el área de Recursos Humanos identifique cómo están los ambientes de trabajo en la organización. No es fácil, porque se debe visitar las áreas de la empresa para ver cómo se llevan entre compañeros, si celebran los cumpleaños, cómo es la dinámica durante el almuerzo... Si alguien está alejado, es posible que esté bajo esta condición, dice Fernández.

Con esa información, el siguiente paso es evaluar el desempeño del empleado, registrar cuánto tiempo ha estado en el mismo cargo y conversar. La comunicación es clave en estos casos, para ver si ese colaborador padece el Síndrome de Estocolmo laboral y cómo puede tratarse.

Desde el 2008, Gabriela Andrade trabaja en una entidad bancaria y hace un año no soporta el ambiente de trabajo. Se aguanta porque no quiere tramitar el ingreso a otra sucursal, ya que -dice- es complicado. Tampoco ha pensado en renunciar, porque está conforme con el salario que recibe. El área de RR.HH., acota Andrade, no sabe de su descontento.

Para Andrés Duque, director de la consultora de talento humano Capacitación & Trabajo, el área de Recursos Humanos no debiera responsabilizarse de esta situación. Una persona que se sienta prisionera en su trabajo, por un ambiente hostil, debe tomar cartas en el asunto. Evaluar por qué está allí, hablar con su jefe y tomar decisiones. Es clave que los ingresos no sean la motivación para seguir trabajando en una empresa.

La firma Ecufruts (Guayaquil) tiene 35 empleados. La gerenta de RR.HH., Daniela Delgado, señala que la mejor forma de revertir el Síndrome de Estocolmo laboral es capacitar a los jefes para que detecten esta situación.

Según ella, está en manos del jefe que el ambiente sea positivo y sin hostilidad. Es común que las personas se sientan sin ilusiones y atascadas, pero si eso es ocasionado por el entorno, la empresa debe actuar y remediar esa situación.

En Ecuador aún hay empresas artesanales, donde el gerente maneja el dinero de las ventas generadas para la compañía o directivos que golpean a sus empleados. Desde el 2000, esas prácticas han disminuido por la aplicación de la responsabilidad social empresarial y el gobierno corporativo que impulsa a la transparencia y cuidado de su equipo, para competir en el mercado. No obstante, aún se ven casos de maltrato, añade Gabriel Fernández.

En los procesos de selección hay pruebas para identificar la autoestima de los solicitantes a un empleo. Contratar personal con valores, integridad y alta autoestima garantiza que no se dará este síndrome, puntualiza Andrés Duque.

Para tener presente

La actitud hostil. Esta puede provenir del jefe, de un compañero o de un grupo. Es importante generar un ambiente de conversación para encontrar soluciones.
El área de RR.HH. Su trabajo es identificar que el empleado esté satisfecho con su trabajo y entorno.
Este síndrome. El afectado no está en contra de su voluntad en ese trabajo, sino porque quiere. Se 'autoobliga' a permanecer allí.