Redacción Quito
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Un emprendimiento de alto vuelo en Ibarra

Santiago Duque comenzó a volar en parapente en 1996. Él aprendió de su hermano Jorge Duque, quien, a su vez, aprendió a volar en Venezuela.

El vuelo en parapente se convirtió en el pasatiempo favorito de Duque. Luego de 17 años de practicar esta actividad, quiso convertir su hobby en su fuente de ingresos. Entonces abrió su propia escuela de parapente, a la que bautizó con el nombre Quito Paragliding.

Este emprendimiento comenzó en el 2009, con la compra de equipos biplaza para que los amantes de la adrenalina sin conocimientos en parapente pudieran volar, acompañados de un instructor.

También adquirió equipos de enseñanza para dictar clases de parapente a quienes no solo vuelan una vez, sino que además piensan hacer de esta actividad un hobby o quieren convertirse en instructores profesionales. La compra de estos equipos requirió de una inversión inicial cercana a los USD 20 000.

También destinó USD 600 en publicidad impresa, USD 700 en la confección de camisetas con el logotipo de la empresa y USD 300 para promoción en redes sociales y medios masivos.

Quito Paragliding funciona con la certificación de la Asociación Ecuatoriana de Parapente y la Asociación Internacional de Pilotos Profesionales de Parapente, con base en Suiza.

Cada vuelo para los turistas tiene un costo de USD 60. Este incluye el transporte de los visitantes desde Ibarra hasta la cima del cerro en donde se elevan los parapentes, así como el uso de equipos, un refrigerio y el transporte de retorno desde el lugar de aterrizaje hasta el punto de partida en Ibarra.

Los vuelos siempre se realizan desde los cerros Yuracrucito y Aloburo, en el nororiente de Ibarra, cerca de la laguna de Yahuarcocha. "Elegimos situar nuestro centro de operaciones en Ibarra por su geografía, el viento es favorable y por sus paisajes", asegura Duque.

Cada vuelo dura cerca de 20 minutos. "Más de eso puede volverse aburrido", asegura Lisseth León, quien viajó desde Quito a Ibarra para poder volar en parapente. "Me llevaron unos amigos para un vuelo asistido. La experiencia fue muy buena, te ofrecen todas las seguridades".

León es una de los clientes que al igual que Jairo Osejo quisieron convertirse en profesionales del parapente. Para ellos, Quito Paragliding cuenta con una academia en la que instruyen a futuros pilot os.

El curso de iniciación, cuando el cliente desea realizar la actividad de forma independiente, dura ocho días y tiene un costo de USD 450. Luego viene un curso para mejorar el rendimiento y mantenerse más tiempo en el aire, a un costo de USD 300 por persona.

Adicionalmente, este negocio oferta tours para grupos de pilotos de otros países que hacen turismo de vuelo en parapente. "La mayoría son europeos y norteamericanos. Piden saltar de diferentes montañas en grupo", explica Duque. Tiene un costo de USD 550 y dura cinco días. Por su puesto, solo es para pilotos profesionales.

A Quito Paragliding acuden en promedio cuatro personas por semana para los vuelos asistidos por un instructor. Sumando a eso el valor de los cursos, este negocio factura USD 15 000 al año.

Clases en el aire

La temporada.  En el verano se reduce la cantidad de vuelos por el clima, los vientos fuertes reducen el tiempo de vuelo o lo impiden. Esta época va desde mediados mayo hasta finales de octubre.

Buenos vientos.  Desde noviembre hasta abril el clima favorece esta actividad.

Otro servicio.  Para que el cliente pueda recordar su vuelo en parapente, este negocio ofrece la posibilidad, como un servicio extra, de realizar un reportaje fotográfico y un video en vuelo, a un costo de USD 20.