Los trabajadores acuden con sus equipos en diferentes turnos para realizar las limpiezas de las dependencias. La capacitación es constante. Foto: Vicente Costales / LÍDERES

Los trabajadores acuden con sus equipos en diferentes turnos para realizar las limpiezas de las dependencias. La capacitación es constante. Foto: Vicente Costales / LÍDERES

25 firmas confían en su limpieza

27 de junio de 2016 09:31

“Llámele a su papá”. Esas son las palabras que recuerda que le dijeron a Luis Miguel Ambuludi cuando acudió a firmar uno de los contratos más importantes para su naciente empresa.

En ese entonces, en el 2013, Ambuludi tenía 28 años de edad al igual que su socio, Iván Jiménez y, según comenta, en el Ministerio de Salud Pública (MSP), entidad con la que buscaban suscribir el acuerdo, pensaban que estos dos emprendedores eran demasiado jóvenes para estar al frente de una compañía.

A pesar del anecdótico comentario, el Ministerio contrató los servicios de Limpiecito, la firma de los dos muchachos que se especializa en limpieza y mantenimiento institucional, residencial y comercial.

Ese contrato representó USD 275 000 e implicaba la limpieza de todas las dependencias del Ministerio de Salud, en Quito. Además de los ingresos, ese acuerdo fue la puerta de entrada para llegar a más clientes, entidades del sector público como firmas privadas.

Ahora, Limpiecito cuenta con una cartera de 25 clientes de diferentes sectores, que incluye bancos, universidades, ministerios, hasta una iglesia mormona.

En principio, los clientes del negocio fueron empresas de excompañeros de la universidad de Ambuludi y Jiménez. Los jóvenes empresarios estudiaron administración de empresas en la Universidad Politécnica Salesiana y desde ese entonces ya planeaban emprender su negocio.

Los dos excompañeros decidieron incursionar en este sector debido a que Ambuludi ya había trabajado en una empresa de limpieza y conocía el giro de este tipo de negocio.

En el 2008, cuando se fundó Limpiecito, los socios ingresaron al mercado con una inversión de unos USD 20 000, monto que pidieron prestado a sus familiares. Esa cantidad sirvió para cubrir los sueldos de los primeros 20 empleados y adquirir mobiliario de oficina y equipos de limpieza.

Para poder llegar a los lugares de trabajo, comenta Ambuludi, amigos y familiares les prestaban sus camionetas para movilizarse con el personal y las herramientas de trabajo.
En esa época, la empresa solo ofrecía el servicio de limpieza profunda de oficinas. Su primer cliente fue Sumequipvega, una firma de un amigo que se especializa en la comercialización de equipos e insumos médicos.

Gracias a que uno de los socios tenía experiencia en compras públicas lograron ingresar a ese sector. Su primer contrato fue con el Ministerio Coordinador de Producción, Empleo y Competitividad (Mcpec), en el que trabajaron 12 personas; también se adjudicaron un contrato con el Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (Issfa), en el que laboraron 11.

Luego de cinco años, la empresa se consolidó a partir del contrato del Ministerio de Salud. A ese primer acuerdo se sumaron dos adicionales por montos de más de USD 400 000 cada uno. Limpiecito trabajó con esa entidad durante tres años. Si bien ahora, Limpiecito ya no trabaja para el Ministerio, Ambuludi y Jiménez aseguran que fue la entrada para un mercado más grande.

Uno de esos nuevos clientes es el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC). Desde octubre del año pasado, Limpiecito, a través de 12 de sus empleados, realiza limpieza en dos edificios de la entidad. “Son muy meticulosos y están pendientes de los mínimos detalles”, dice Elizabeth Tandazo, jefa de Administración de Servicios y del Parque Automotor de la entidad estatal.

Personal de Limpiecito también realiza su trabajo en el edificio del Comando General del Ejercito, en el Ministerio de Defensa (centro de Quito). El mayor Jorge Arias, jefe Administrativo de la Secretaria General del Ejército, asegura que el trabajo de esta empresa es meticuloso y que no han reportado ningún inconveniente durante su trabajo.

“Realizan limpieza a profundidad y cuidan los detalles; son cuidadosos con todos los objetos de las oficinas que asean”, dice Arias.

Asimismo, en la empresa que ofrece servicios de seguridad G4S, destacan el profesionalismo del equipo de Limpiecito. Carlos Guerra, coordinador Nacional de Tecnología, comenta que desde el año pasado la firma ofrece sus servicios en sus instalaciones, en el norte de Quito. “No he tenido problemas, el señor gerente siempre ha atendido a nuestras inquietudes”, asegura Guerra.

La compañía de limpieza ha diversificado sus servicios y ahora ofrece también lavado de muebles de oficina, de alfombras, jardinería, fumigación, plomería, pintura para interiores y exteriores, fumigación, lavado de tapicería de vehículos, y más.