Los hombres participaron en el Kulla Raymi o Fiesta de la Fertilidad. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

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Redacción Sierra Centro
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La fiesta de la siembra se celebró en la parroquia Salasaka

4 de octubre de 2017 14:18

Los sonidos agudos de la bocina y del churo o caracol retumbaron en la plaza artesanal de Llika Kama, en el centro de la parroquia Salasaka.

Estos instrumentos musicales anunciaron que la celebración del Kulla Raymi o Fiesta de la Fertilidad comenzó en este pueblo del cantón Pelileo, en Tungurahua.

Por un momento, todo quedó en silencio pero luego el ambiente se llenó de las melodías interpretadas con el bombo, la flauta y el redoblante de los tres integrantes del Grupo Salasaka.

La reina del pueblo, de 20 años, llevó en sus manos una shigra elaborada con hilos de cabuya llena de granos de maíz para la siembra. También, se usó una corona elaborada con flores que adornaba su larga cabellera. Cuatro hombres fornidos dieron tres vueltas hasta el centro de la plaza, donde Rufino Masaquiza, un conocedor de la cultura andina, dibujó la chakana con granos de maíz, habas, cebada y fréjol. También, con pétalos de flores, frutas y pan, como una forma de agradecimiento a la Pacha Mama (Madre Tierra).

Ellos encabezaron este ritual, que las comunidades indígenas festejan cada 21 de septiembre. La ceremonia es importante para las comunidades de la región interandina, como agradecimiento a la Ashpa Mama, considerada la dadora de la vida y de los alimentos.

“Una vez al año debemos agradecerle a nuestra ­Madre Tierra, al aire, al fuego y al agua, que son los dadores de la vida”, comentó Masaquiza. Aseguró que
esta fecha es en honor a la fertilidad y fecundidad de la Ashpa Mama, que también está relacionada con la fertilidad de la mujer.