Redacción Quito
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Las flores ayudan a germinar este negocio

Dejar su Ambato natal fue lo que más le costó a César Augusto Ochoa, luego de terminar sus estudios superiores en la Universidad Técnica de Ambato.

Este ingeniero agrónomo tuvo que viajar en 1985 a El Quinche (nororiente de Quito), para cumplir con sus prácticas profesionales en una plantación de verduras. Ochoa se dio cuenta que en este poblado hacía falta un centro veterinario y de distribución de insumos agrícolas.

Por ello, se decidió a iniciar su negocio junto a su esposa, Carmen Guevara, denominado Agroveterinario El Quinche-Guayllabamba. Ochoa calcula que en esa época invirtió USD 100 000 para empezar el emprendimiento. Este monto se destinó a la compra de los productos, adquirir un local y adecuarlo.

Luego de cinco años, este matrimonio comprobó que sus cálculos y previsiones fueron acertadas; el negocio comenzó a ser rentable y fue el momento oportuno para abrir otro local en la parroquia de Guayllabamba (norte de Quito). Los agricultores de esta zona, gracias a las referencias de otros compradores, comenzaron a sumarse a su cartera de clientes.

Al mismo tiempo que se desarrolló la industria floricultora en esa zona, el negocio ganó popularidad entre las empresas de ese sector. Por esta razón, solicitaron la representación de marcas importantes para distribuir productos de firmas como Bayer, Basf, Pfoficol, Yara, SQM, Everflor, entre otros.

Ochoa comenta que la época inicial de su negocio coincidió con el 'boom' florícola en el país, con el desarrollo de plantaciones en Tabacundo, Lasso, Cayambe y Guayllabamba. Por ello, decidió especializar su negocio en atender este ámbito, en el 2005.

Agroveterinario El Quinche-Guayllabamba abrió una nueva línea denominada Crait, que se especializa en la comercialización de insumos para floricultoras, como fungicidas, nematicidas (tipo de pesticida químico), equipos de fumigación, etc.

Actualmente, Crait distribuye sus productos al 45% de las florícolas de la zona norte del país y cuenta con una facturación anual aproximada de USD 3 millones. La nómina asciende a 15 personas, que se distribuyen entre ventas y empleados administrativos. Además, al negocio también se unieron sus hijos Santigo, Álex y Teresa Carolina, en las diferentes líneas de la empresa familiar.

Andrés Moreano, gerente de Eternal Flower, firma que siembra gypsophilia, comenta que trabaja con Crait desde que nació la empresa, hace 14 años. Añade que esta firma ha sido su socia estratégica para el desarrollo de la compañía; al mes, Eternal Flower compra a Crait cerca de USD 60 000 en insumos. "Crait se ha convertido en un actor importante en la industria florícola, no solo por ser proveedor, sino también por la capacitación en temas de seguridad industrial que brindan a los empleados".

"El papel de los insumos en la industria floricultora es fundamental; de él depende que la producción sea buena, juegan un papel importante", señala Álex Albuja, gerente de ExpoFlor, una empresa ubicada en el sector de Puembo (nororiente de Quito).

ExpoFlor realiza compras a Crait por aproximadamente USD 30 000 al mes. Albuja coincide con Moreano y explica que la capacitación "es un valor agregado" de la empresa.


LA CIFRA
USD 3 millones en ventas, al año