Arturo Castillo, Motivador y profesor de técnicas psicorrelajantes
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En el gasto la fantasía se impone

Entre otros aspectos, el capitalismo se caracteriza por la forma cómo los sujetos gastan el dinero, por la manera cómo satisfacen sus necesidades, reales o ficticias. Retrata la relación de los individuos con los objetos.

Consecuentemente, el consumismo se sustenta en comportamientos colectivos que configuran una cultura del dinero y del consumo. Nunca antes en la historia había existido tal cantidad de objetos, nunca antes tanta apetencia por comprar, las más de las veces, cosas que solo ocupan espacio en las ya abarrotadas casas de compradores compulsivos.

Obviamente, las conductas colectivas se tienen por virtuosas, de ahí que quien no conviene con ellas es visto con sospecha, considerado raro.

De otra parte, pese a la importancia que el asunto económico tiene en la vida de los sujetos, la sociedad no se ocupa de educarles en ese sentido. Los futuros ciudadanos deberían tener ciertas nociones de cómo lidiar con sus finanzas.

En todo caso, la actual generación recibe mensajes ambiguos, contradicto-rios, respecto del tema económico. De una parte se habla de la importancia del ahorro como clave del éxito personal, pero a la vez se le tienta al dispendio, al endeudamiento esclavizante.

En cuanto al mundo laboral, las empresas simplemente cumplen con la responsabilidad de retribuir el trabajo de sus empleados. No está dentro de sus atribuciones decir a sus trabajadores cómo gastar el sueldo. Sin embargo, sería un valioso aporte si organizaran charlas y talleres sobre el manejo de la economía doméstica, sobre cómo optimizar los recursos.

Los departamentos de RR.HH. debieran contar con datos del endeudamiento de su gente, analizar sus hábitos de consumo, preguntarse por qué ciertos trabajadores recurren permanentemente a los préstamos y adelantos de los sobresueldos, por qué negocian sus vacaciones.

Si un empleado que gana un sueldo modesto exhibe, por ejemplo, teléfonos costosos, adquiere novedosos aparatos electrónicos, viste ropa de marca, todo fuera de su verdadero estatus económico, pronto estará acosado por las deudas, que deberá cubrir a expensas del bienestar de su familia, de la calidad de la alimentación y vivienda, de la educación de sus hijos.

El manejo económico es parte sustancial de la soberanía de los trabajadores, aun así, las compañías tienen también una responsabilidad social que cumplir. Ciertamente, no es fácil entrenar a alguien para que aprenda a refrenar los impulsos consumistas que la publicidad exacerba, para que se libere de la fantasía.