Redacción Quito
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La idea se infló en Bogotá y saltó a Quito

El mercado ecuatoriano cautivó a una pareja colombiana para instalar un negocio a inicios del 2005 en Quito. Super Inflables, su emprendimiento, se dedica a la fabricación de inflables publicitarios y recreativos, con mayor demanda en eventos empresariales.

José González y Marisol Gómez son los propietarios de este emprendimiento. Él es diseñador gráfico y trabajó en Inflables Publicitarios, una firma en Bogotá hasta el 2002. Ahí aprendió el proceso técnico para la elaboración y ensamble de este material publicitario y recreativo.

Al renunciar a su empleo decidió, junto a su esposa, montar en Bogotá su propio negocio. Comenzaron a fabricar recreativos inflables para niños; se trata de juegos saltarines rellenos de aire que miden desde 1,20 metros hasta 15 metros de altura. Cada juego se cotizaba en principio en USD 1 800.

Su herramienta principal era una máquina de coser industrial y el trabajo lo hacían desde su casa en Bogotá. La impresión y el alquiler de motores los tercerizaban. González menciona que este trabajo es creativo y puede causar más impacto en la percepción del público o clientes.

Su trabajo era integral. Ambos diseñaban, cosían, ensamblaban y vendían sus productos. El primer enfoque de su negocio fue alquilar los inflables en parques de Bogotá, donde la presencia de niños y padres de familia era recurrente, menciona Marisol Gómez.

Su producción al inicio era de un inflable por mes. Para esto establecieron su marca Super Inflables, en el 2004, abriendo mercado hacia Ecuador con el envío de dos productos recreativos.

Pero existía un inconveniente: enviar productos a territorio ecuatoriano les resultaba costoso y era inseguro, ya que lo hacían por vía terrestre. No obstante, su visión no se estancó. Querían mantener esta relación comercial, por lo que a finales del 2004 vendieron todas sus pertenencias y viajaron al Ecuador, para arrancar, al año siguiente, con su idea.

Quito fue su destino, ya con la marca creada. Al principio les resultó más difícil adaptarse que encontrar un local.

Esto no fue un impedimento recuerda González. El negocio comenzó su producción con tres personas en una casa alquilada en el sur de la capital. Sus primeros pedidos fueron clientes independientes.

En el 2008 la pareja alquiló una casa de 360 m² en el valle de Los Chillos, donde el negocio funciona hasta ahora: cuenta con 17 personas entre diseñadores, operarios de costura, vendedores, administrativos.

Dos años después invirtieron alrededor de USD 40 000 para la adquisición de una impresora digital, computadoras y máquinas de costura recta.

Verónica Carriel, asistente de Mercadeo de Grupo Difare, indica que en octubre del 2011 contrataron los servicios de este negocio y solicitaron 20 mangas de aire, dos cápsulas inflables y tres recreativos.

Carriel menciona que la calidad de estos productos es buena. “La diferencia de esta publicidad con las tradicionales es que permite la interacción del cliente, aun más en el caso de los niños”.

Hoy su facturación se divide : 70% de los ingresos viene de inflables publicitarios y el 30% de los recreativos. Patricio Londoño propietario de POP Media, agencia de promociones, cree que los inflables de González son llamativos. “Esto es bueno para los eventos empresariales”.