José Manuel Salazar se desempeña como Director Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, con sede en Lima. Foto: cortesía CIP

José Manuel Salazar se desempeña como Director Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, con sede en Lima. Foto: Cortesía CIP

José Manuel Salazar: ‘Hoy vivimos el trabajo digitalizado’

16 de mayo de 2018 09:40

El Director Regional de la OIT para América Latina, José Manuel Salazar, analiza el empleo de calidad. Estará este en Quito este 15 de mayo del 2018, para participar en el foro ‘El crecimiento de la productividad y las políticas de desarrollo productivo’, organizado por la CIP.

¿Se puede decir en qué sectores van a estar los empleos de calidad en los próximos 5 o 10 años en América Latina?

Lo que conocemos con certeza son las tendencias pasadas, el futuro está lleno de incertidumbres. Pero sí se pueden decir algunas cosas sobre el futuro con buen fundamento y cierto grado de certeza. Podemos decir es que los mayores déficits de trabajo decente, incluyendo la informalidad, están en los empleos por cuenta propia, en las microempresas y en las empresas más pequeñas.

Conforme avanzamos por tamaño de empresa la calidad del empleo y los ingresos tienden a ser mayores. La productividad y la calidad del empleo es también mayor en empresas exportadoras y en las formales. En la medida en que las políticas de desarrollo productivo y los ecosistemas empresariales logren crear más empleos formales en empresas medianas y grandes, y logren conectarse con cadenas mundiales de suministro, se va a lograr crear más empleos de calidad.

¿Qué tipo de trabajador se requiere en la actualidad?

Estamos en un mundo del trabajo impactado por la aceleración tecnológica, esto es un mundo del trabajo digitalizado, automatizado, robotizado, caracterizado por el uso de máquinas inteligentes e inteligencia artificial. Y esto impacta no solo a la industria sino a la agricultura y los servicios.

Esto ha dado lugar a una gran conversación sobre las llamadas habilidades siglo XXI. Allí están los conocimientos fundamentales, que incluyen científicos, matemáticas, y lectura. Luego vienen competencias como pensamiento crítico, creatividad, comunicación y colaboración. Y, tercero, cualidades de carácter socioemocionales como persistencia, adaptabilidad, curiosidad, iniciativa, liderazgo.

¿Qué condiciones deben cumplir los trabajadores ante esta realidad?

El operador de mundo digitalizado requiere capacidad de lidiar con máquinas inteligentes, capacidad de adaptación, observación, medición y decisión, y habilidad y actitud de aprender y de aprender a adaptarse. Las encuestas a empleadores muestran lo lejos que están los sistemas de educación y de formación profesional de desarrollar estas competencias en sus graduados. Las competencias socio emocionales son las más difíciles de encontrar entre los jóvenes y esto afecta su empleabilidad.

¿Qué papel tendrán las empresas?

Las empresas son claves. Y esto significa no solo un cambio de actitud en las empresas, que deben estar abiertas a invertir más en entrenamiento y en aceptar estudiantes o aprendices bajo diferentes esquemas, sino también un cambio de actitud en las instituciones educativas, que deben desarrollar esquemas de pasantías, aprendizajes, visitas a empresas etc. que vayan familiarizando a los estudiantes en las realidades del mundo del trabajo y fomenten las habilidades técnicas y socioemocionales necesarias.

¿Cómo se puede aumentar la productividad sin precarizar los empleos?

Hay muchas concepciones erróneas en la relación entre productividad y empleo. La realidad es que si no hay mejoras de la productividad no se pueden mejorar los ingresos y los empleos en el largo plazo.

El concepto de productividad no es tan simple como aquello de que productividad es ‘producir más con menos’ para que los productos sean más baratos. Lo cual llevaría a salarios bajos por siempre. Hay que entender que la productividad se define a nivel de empresa, de sector y de la economía en su conjunto y que la relación entre productividad y empleo tiene que verse de manera integral en estos tres ámbitos.

En general, la productividad es mayor entre más grande la empresa, en exportadores, en el sector formal y en las zonas urbanas.

La cuarta revolución industrial está cambiando todos los esquemas ¿Están las empresas acoplándose a estos cambios?

La cuarta revolución industrial está cambiando el mundo de la producción y del trabajo. El reto es que la adopción de digitalización es muy desigual entre las empresas, entre sectores y entre economías. Las firmas grandes ya están sometidas a la competencia internacional, tienen en general los recursos humanos y financieros para mejorar su grado de preparación y velocidad de adopción de nuevas tecnologías.

Pero las medianas y pequeñas, sobre todo si no están conectadas con cadenas de valor internacionales, tienen grandes rezagos.

Hay quienes dicen que se crearán nuevas formas de empleo, a partir de la tecnología. ¿Usted piensa igual?

Sin duda. El cambio tecnológico acelerado está teniendo grandes impactos en el mundo de la producción y del trabajo. Cuatro impactos son clave: una aceleración en los procesos de creación y destrucción de empleo; una aceleración en la obsolescencia de habilidades existentes y en la demanda por nuevas habilidades; una tendencia hacia la desigualdad o polarización salarial; y nuevos modelos de negocios y formas de contratación.

Este último factor algunos lo llaman Economía Gig o Capitalismo de plataformas digitales. Otros lo llaman Nueva economía compartida o colaborativa. Y los más críticos lo llaman “uberización” del mundo del trabajo.

Las innovaciones en los modelos de negocios están creando grandes oportunidades y transformaciones positivas, pero también crean empleos a tiempo parcial, y formas de trabajo independiente, con los respectivos retos de cómo regular estas nuevas formas de contratación y de empleo. Un reto es asegurarse que estos trabajadores independientes estén cubiertos por los derechos laborales clásicos y la protección social.

Los jóvenes siguen vulnerables y para ellos conseguir trabajo no siempre es fácil. ¿Qué está pasando con este segmento de la población?

América Latina y el Caribe cuentan con 110 millones jóvenes entre 15 y 24 años, representando alrededor del 20% de su población total. En principio tener este alto “bono demográfico” es una gran oportunidad, pero solo si se educan y hay bajas tasas de desempleo juvenil.

El desempleo juvenil promedio es de 19,5%, es decir, uno de cada 5 jóvenes que buscan empleo no lo encuentra. Por falta de oportunidades de empleo o por otras situaciones un número importante de jóvenes deciden migrar en el caso de varios países. Y hay algunos casos extremos de países en donde una proporción importante de jóvenes han caído en manos de la criminalidad. Por eso hablamos de que hay una crisis del empleo juvenil en la región.

¿Están los jóvenes lo suficientemente capacitados hoy en día?

La generación actual de jóvenes latinoamericanos es la más educada de la historia: han pasado más años en la educación formal y es más probable que estén alfabetizados que sus padres y abuelos.  Sin embargo, estas tendencias optimistas ocultan varias realidades y rezagos: primero, existen importantes segmentos de jóvenes que no tienen acceso a la educación secundaria y a la capacitación especialmente jóvenes de familias pobres.

Además la cobertura de la educación, esta es muy baja en la etapa preescolar, 66% en comparación con 83% en los países de OCDE. Y eso también ocurre en la educación secundaria.

​Hoja de vida
Cargo. Se desempeña como Director Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, con sede en Lima.

Trayectoria. Ingresó a la OIT en el 2005, como Director Ejecutivo del Sector Empleo con sede en Ginebra, Suiza, con nivel de Director General Asistente.

Carrera. Antes de ingresar a la OIT se desempeñó desde 1998 a 2005 como Director de la Unidad de Comercio de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, unidad que funcionó junto con el BID y la Cepal como Secretaría Técnica de las negociaciones, para crear el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), y ofreciendo asistencia técnica en materia de comercio y competitividad a los países de las Américas.