El país llega a un nuevo proceso electoral, en el cual la ausencia del debate ha sido la principal característica en medio de una apática campaña, por llegar a Carondelet y ocupar una curul en la Asamblea Nacional.

Los espacios que se han generado desde los medios de comunicación, impresos sobre todo, para conocer los planes de gobierno de cada uno de los aspirantes, han permitido en algo que el elector responsable analice esas propuestas y pueda tomar la mejor decisión.

La Constitución en su artículo 115 establece con claridad que el Estado promoverá el debate y la difusión de las propuestas programáticas de cada una de las candidaturas. Sin embargo, el cumplimiento de la norma quedó nuevamente en la teoría y no se llevó a la práctica.

Las pocas semanas de proselitismo han puesto límites al análisis y a la exposición de los programas de trabajo. Las ofertas de todos los candidatos se han orientado a concentrar sus propuestas en esos ‘proyectos’ que pueden dar votos en el corto plazo, pero que no provocan cambios profundos en beneficio del desarrollo del país.

De todos modos, quedan pocos días antes del proceso y sin pecar de optimismo aún hay tiempo para revisar qué propone cada uno de los candidatos. Incluso estos días de feriado pueden contribuir al voto responsable.

Así, el compromiso que tiene cada elector con el país es fundamental. Acudir a las urnas es un deber y un derecho, y no cabe desaprovechar la oportunidad para expresar, en el voto, la voluntad de elegir autoridades.

La frase:  “Estamos entregando a Petroamazonas una empresa en crecimiento con un alza en la producción de 50 000 barriles respecto a lo que teníamos en el 2007”.  Marco Calvopiña   / Gte. de Petroecuador