Entre sus gustos están los libros que hablan sobre la historia de las empresas. Foto: Julio Estrella/ LÍDERES

Entre sus gustos están los libros que hablan sobre la historia de las empresas. Foto: Julio Estrella/ LÍDERES

Michelle Arévalo-Carpenter, una amante de ‘La República’ de Platón, en Quito

19 de junio de 2017 17:58

A inicio de la década de los 90 Michelle Arévalo-Carpenter, cofundadora y CEO del laboratorio de emprendimiento y espacio de coworking Impaqto, iba todas las mañanas a la escuela sentada en el auto de su madre.

Durante el trayecto de 30 minutos, ella le contaba, con pelos y señas, todo lo que había leído la noche anterior.

Dos décadas más tarde, las voces que escucha por las mañanas, cuando va manejando de la casa al trabajo y viceversa, son las de las personas que narran las historias que están en sus audiolibros. De aquellos años de la infancia quedó el gusto que su madre tenía por la lectura y lo fascinante que le resultaba conocer otros mundos.

Cuando esta empresaria no está montada en un avión, dirigiendo una reunión laboral, o cuidando a sus perros, deja a un lado los audiolibros y regresa a los libros de papel. Sus últimas lecturas se han enfocado en historias que cuentan el origen de empresas que admira, como la de Yvon Chouinard, fundador de Patagonia.

“En ‘Que mi gente vaya a hacer surf’ Chouinard cuenta sobre la filosofía de su empresa, la política totalmente abierta de vacaciones y tiempo libre que tienen sus empleados y la idea de que todo lo que se crea debe durar, al menos, entre 25 y 30 años”.

A este libro se suma la lectura de ‘Rules for a flat world’, de Gillian Hadfield que hablan sobre la cuarta revolución industrial; ‘Abundance’, de Peter Diamandis, el fundador de Singularity University; y ‘Hipsteria’, del mexicano Ricardo Garza, una novela que hurga en los valores de las personas que se identifican con el mundo hipster.

En la pequeña pila de libros que Arévalo-Carpenter puso sobre la larga mesa de madera del comedor de su casa también está ‘La República’, de Platón’, un libro voluminoso, de pasta blanca y que en su interior tiene cientos de anotaciones, frases encerradas en corchetes y paréntesis y subrayados con marcadores de colores.

La primera vez que leyó este libro estaba en el primer semestre de sus estudios en ciencias políticas, en la Universidad de St. Thomas, en Canadá. Desde entonces, confiesa, que regresa a sus páginas, por lo menos, una vez al mes. “Cuando estaba en la universidad solicitamos que nos acepten crear un curso de un año completo para leer ‘La República’, con la compañía de uno de los profesores.

Arévalo-Carpenter cuenta que le interesa que las personas con las que trabaja sean la mejor versión de sí mismos y cree que este libro es una buena herramienta para apoyarlos en su desarrollo.

Los libros que están en la mesa tienen su lugar en diferentes partes de la casa. Unos permanecen cerca de la chimenea, otros en el mueble de la pared que tiene un reloj gigante y otros en una pequeña sala con vista al valle de Tumbaco. Los que abundan son los que están escritos en inglés.

El gusto que su madre le inculcó por la lectura parece que se convirtió en una herencia que en ella siempre será bilingüe y adaptable a las nuevas tecnologías.