La Cooperativa Juventud Emprendedora funciona desde el 2008. Foto: Juan Carlos Pérez / LÍDERES
Redacción Santo Domingo
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La modalidad de cobranza es un soporte para las finanzas

La Precooperativa de Ahorro y Crédito que administran estudiantes del Colegio Técnico Alluriquín muestra prácticas importantes relacionadas con el manejo de recursos económicos.

Los problemas de cartera vencida no han afectado los resultados de las auditorías internas, según un balance de los seis años que la entidad estudiantil lleva en funciones. En ese período se registran 300 créditos otorgados a estudiantes, maestros y padres de familia.

Una de las claves del sostenimiento que les permite tener suficiencia de capital es el sistema de cobranza personalizado. Los 500 clientes de la precooperativa no necesitan acudir a las dos ventanillas instaladas debido a que un equipo de recaudadores los visita en donde se encuentren. Y si no los localiza se los llama por altos parlantes.

También se ponen en contacto con los cuentaahorristas a quienes se les acerca la fecha para cancelar sus cuotas de los créditos. La Precooperativa de Ahorro Juventud Emprendedora nació de una idea de la maestra Rusela Moncayo.

El objetivo es promover las buenas prácticas financieras entre los estudiantes del bachillerato del Colegio Alluriquín de Santo Domingo de los Tsáchilas. Además, sirve de laboratorio de ensayo para aplicar lo que en teoría aprenden sobre la materia de Contabilidad.

La entidad se inició y se mantiene con 56 alumnos que ocupan funciones en la presidencia, gerencia, contabilidad, operaciones, crédito y cobranzas. El capital con el que arrancaron fue de USD 500 y con 600 clientes. Hoy, son USD 3 000.

El maestro Patricio Vélez, coordinador de práctica de Contabilidad, dice que el dinero recaudado se mantiene en una cuenta bancaria de un estudiante mayor de edad. Pero que lleva la firma de respaldo de un docente para asegurar los fondos.

En un aula junto a la cancha del colegio están las instalaciones que abren sus puertas de lunes a viernes durante los 20 minutos del recreo. Los estudiantes aprovechan ese espacio para cancelar sus créditos y abrir nuevas cuentas.

Olive Checa, del primero de bachillerato, es cliente desde hace un año. Abrió una cuenta con USD 5 y a estas alturas sus ahorros superan los 300. Cuando se gradúe dice que retirará los recursos para invertirlos en la compra de dos vaconas.

El profesor Miguel Shaury se ha beneficiado de los créditos de USD 500 en adelante, que se entregan para la planta docente. Señala que aunque se crea que son préstamos pequeños sirven para salir de imprevistos.

Los padres de familia en cambio aseguran que el dinero es un aliciente para comprar la lista de útiles y los uniformes a inicios del año lectivo.