Nelson Escalante, Jorge Cerón y María Eulalia Castellanos son parte del equipo de Bubble Punch. Foto: Eduardo Terán / LÍDERES

Nelson Escalante, Jorge Cerón y María Eulalia Castellanos son parte del equipo de Bubble Punch. Foto: Eduardo Terán / LÍDERES

Este negocio trabaja para darle un toque divertido al té

18 de julio de 2017 15:10

En el norte de Quito, un pequeño local sirve té para paladares aventureros. Se llama Bubble Punch y cuenta con más de 100 combinaciones de bebidas. El negocio se adapta a los gustos del consumidor, por eso incluye opciones veganas.

A las bebidas a base de té se puede agregar ‘toppings’ o aderezos, que le dan un toque creativo y permite personalizar el refresco. Como aderezos se puede elegir entre bases líquidas y cremosas. El cliente puede seleccionar entre siete sabores para la bebida y entre 13 ‘toppings’ diferentes.

El negocio está en manos de cinco socios ambateños que viven en Quito: María Eulalia Castellanos, Nelson Escalante, Jorge Cerón, Diego Guerrero y Diego Cerón. Cada uno aporta a un área distinta del negocio.

Jorge Cerón explica el proceso de la producción de las bebidas que se cumple en el local -ubicado en el norte de la ciudad- para garantizar su frescura. En la elaboración se utilizan elementos importados como hojas de té de Asia, por ejemplo. “La tapioca se la produce aquí todos los días”, agrega, mientras revisa la materia prima con la que se prepara el té de Bubble Punch.

Castellanos comenta que la idea nació cuando uno de los socios pudo conocer al producto y tener esa experiencia. Fue en base a esta experiencia que se construyó la idea. Los cinco socios tuvieron varias reuniones en marzo del 2016 en las cuales discutieron cuál sería su objetivo y el público al que querían alcanzar. Se realizaron estudios de mercado y desarrollaron el plan de negocios que se aplica hoy.

El proyecto requirió mucha planificación y cerca de 11 meses después de que se generó la idea, salió el primer té Bubble Punch al mercado quiteño. Una vez que los socios definieron el concepto, invirtieron aproximadamente USD 40 000 y abrieron su local en mayo pasado.

“Encontrar el local adecuado, sobre todo para el mercado al que queremos dirigirnos” fue la mayor dificultad en el proyecto para el grupo, dice Castellanos.

Tras estudiar el mercado y las opciones disponibles, dieron con su local actual ubicado en la avenida República del Salvador.
Por lo general, entre semana el local es visitado por clientes que empleados privados y públicos que trabajan en la zona. Los fines de semana, en cambio, llegan familias.

Actualmente, las ventas de Bubble Punch se acercan a los USD 12 000 por mes.
La marca apunta hacia un público joven que puede conectar más con el producto. La expansión está entre sus planes y la meta es inaugurar dos negocios más dentro del país y “generar franquicias de la marca”, según Castellanos.

María Paula Villacrés es una cliente frecuente de esta iniciativa quiteña. Ella cuenta que está contenta con la experiencia que le brinda el producto. Esta joven destaca que se trata de una bebida innovadora que está ganando popularidad.

En cuanto al producto, Villacrés comenta que siempre que va queda satisfecha con la variedad de sabores. También cuenta que las bebidas son ricas y están muy bien elaboradas, aparte de que los envases son muy herméticos y fáciles de manipular, lo que resulta ser otro valor agregado para los consumidores.