Redacción Quito
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La pasta italiana se cocina en Sangolquí

André Schettini viste su mandil blanco y dice sentirse como si fuese un conductor de carreras automovilísticas. Luego se coloca una malla en el cabello, como lo hiciese un ciclista que se protege con un casco.

Con el equipo de trabajo listo camina hacia el fondo de la planta de producción de la empresa Schettini Alimentari para iniciar su jornada y encender el “Ferrari”, que es como él llama a su máquina para elaborar raviolis. Así se desarrolla la jornada de Schettini en su emprendimiento ubicado en Sangolquí, al suroriente de Quito.

Este negocio produce desde el 2007 comida típica italiana congelada y de fácil cocción. Entre su oferta destacan raviolis de carne y espinaca, pizzas, lasañas y gnocchis de papa. Para servirlos, explica, se los cocina entre cinco y siete minutos.

Schettini explica que el gusto por la cocina italiana la obtuvo de su familia pero aclara que la idea se materializó con el apoyo de su esposa Gabriela León. La pareja preparaba raviolis y pizzas y los vendía entre amistades y vecinos; producían hasta 30 cajas de raviolis al día.

Para el 2011, con una inversión de USD 90 000, Schettini y León decidieron industrializar su elaboración de comidas con el objetivo de consolidar una iniciativa que sea el sustento económico de su hogar. Actualmente el negocio factura unos USD 5 000 al mes.

“Observé la cantidad de marcas de pastas que se ofertan en los supermercados. Entendí que los comensales locales gustan de estas comidas y que los raviolis podrían ser una opción para ellos”, explica Schettini. Añade que identificó que estos últimos no se consumen masivamente por la dificultad de su elaboración manual.

María José Aguirre, jefa de Operaciones y Compras de Catering Rout Food, cuenta que adquiere productos de Schettini Alimentari desde hace seis meses. Ella explica que como parte del menú compran alrededor de 5 000 ravioles al mes para los 3 500 comensales a los que sirve diariamente esta firma quiteña de catering.

Schettini es cauteloso al nombrar los ingredientes de sus raviolis: huevos, harina y sal para la masa; carne, espinaca y queso ricotta, para el relleno; prefiere no indicar sobre porcentajes ni detalles en los tiempos de preparación.

La “Ferrari” es una máquina extrusora que le permite elaborar hasta 5 000 cajas de raviolis al mes. Cada caja contiene 48 unidades y dos sachets de salsa napolitana básica, que se comercializan bajo la marca de Pepe Bucatto y cuyos precios van desde USD 5.

Actualmente cuenta con una cartera de 120 clientes, en su mayoría ubicados en el norte de Quito y los valles a quienes entrega pedidos a domicilio, que se realizan a través de su sitio web www.pepebucatto.com.

La tarea de Schettini se apuntala con los proveedores. Jorge Espinosa, jefe de Ventas de Molinos e Industrias Quito, cuenta que le proveen harina de trigo desde octubre pasado. Él destaca la puntualidad en los pagos y la calidad del producto final de Schettini.