La forma como se ha concebido el negocio agrada a los turistas extranjeros, que ocupan el 40% de las visitas. La brisa del río es otro atractivo. Fotos: Marcel Bonilla / LÍDERES

La forma como se ha concebido el negocio agrada a los turistas extranjeros, que ocupan el 40% de las visitas. La brisa del río es otro atractivo. Fotos: Marcel Bonilla / LÍDERES

La pesca en el río es parte de la oferta

20 de noviembre de 2017 17:29


Junto al puente de 434 metros luz que une a Esmeraldas con la parroquia Tachina, funciona un nuevo proyecto turístico que promueve la pesca y el disfrute del estuario del río.

Riviera-Restobar es una alternativa para los amantes de los mariscos y la pesca en el río Esmeraldas, donde se capturan cuatro variedades de peces. Los dueños de esta iniciativa son seis jóvenes profesionales de distintas carreras, que se juntaron para materializar una iniciativa empresarial, que permita dar una alternativa a los turistas locales y extranjeros.

Cerca a la orilla del afluente se termina de construir un muelle, donde acoderan las embarcaciones que llevan a las personas a pescar robalos, tascapalos, bagres y hasta corvinas, bajo del viaducto de 434 metros.

La captura se la hace con caña de pescar o nailon, usando como cebo carnada viva como langostinos o camarón pomada. Al sitio también llegan quienes hacen pesca con arpón, para capturar robalos de hasta 25 libras.

El área de pesca está a 100 metros del borde del río, donde se observa un área de playa, cuando baja el agua del afluente.

La idea de pescar en canoas y no desde el puente, fue brindar mayor seguridad a los amantes a la pesca, que lo hacen desde la parte alta del viaducto.

David Mostesdeoca, es uno de los que pescaba desde el puente, pero ahora lo hace desde una canoa con todas las seguridades. “Lo bueno es que después de la pesca podemos disfrutar de los mariscos que se venden en el local que está en la ribera del estuario”.

Cuando hay el requerimiento de los turistas, los administradores preparan las embarcaciones con cañas de pescar para quienes deseen capturar bagres, en el estuario del río Esmeraldas, desde donde se divisa el mar.

Las pequeñas canoas que se utilizan para la pesca son parte del servicio que prestan pescadores de la misma zona, que trabajan en asociación con los jóvenes, dueños del Riviera-Restobar.

Paúl Arboleda, uno de los administradores del negocio, explica que la pesca es solo una parte de lo que ofrecen, puesto que tiene una variedad de cocteles y platos preparados con mariscos, para degustar junto al río.

Los paseos en lancha que organizan por el estuario, es otra de las alternativas que se brindan, y cuentan con la guía de los mismos empresarios, que explican las bondades del estuario y la reserva de manglar de 242 hectáreas.

Una de las particularidades del negocio es que el área de cocina y coctelería funciona en dos contenedores de 12 metros, que los socios reciclaron para dar un toque vistoso al sitio.
Las mesas que se usan en el local también fueron recicladas de las bobinas de claves. Los bancos y las mesas que están en el malecón del río, fueron hechos con troncos de madera, que juegan con el ambiente montañoso.

La forma como se ha concebido el negocio agrada a los turistas extranjeros, que ocupan el 40% de las visitas, y acuden para observar el estuario, sentir la brisa y ver la caída del sol. Por eso los emprendedores reciben clases de inglés para mejorar la atención a los extranjeros que acuden, para una mejor comunicación con ellos.

Fabián Sosa, otro de los socios, explica que la inversión en el negocio asciende a USD 50 000, y se hizo con el aporte de los socios.