En las tiendas de Camari en Quito se ofertan productos agrícolas y artesanales de unas 200 asociaciones de productores en todo el país, bajo la dinámica y principios del comercio justo. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES

En las tiendas de Camari en Quito se ofertan productos agrícolas y artesanales de unas 200 asociaciones de productores en todo el país, bajo la dinámica y principios del comercio justo. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES

Alberto Araujo
(F- Contenido Intercultural)
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El comercio justo preserva las identidades

27 de marzo de 2016 14:24

El cultivo de papa de corazón rojo en varias comunidades del Chimborazo se habría perdido si no fuera por el comercio justo. Esta variedad de papa nativa, conocida como Puca Shungo, no tiene el mismo nivel de demanda y tampoco de oferta, por lo cual su precio es superior a otras variedades más demandadas en el mercado.

El hecho estaba motivando a que las comunidades dejen este cultivo ancestral y se cambien a productos más comerciales, cuenta Sagrario Angulo, coordinadora de las tiendas Camari, que promueven la modalidad de comercio justo en el Ecuador y a escala internacional.

Sin embargo, bajo los principios de este tipo de comercialización, no solo que la variedad nativa se está preservando sino que además los productores obtienen una utilidad justa por el esfuerzo y las inversiones realizadas.

Este es uno de los principios fundamentales del comercio justo. El sistema data de los años 70 en el país y busca eliminar la mayor cantidad de intermediarios entre el productor y el consumidor, principalmente de bienes agrícolas y artesanales.

Esto, con el fin de que el productor viva dignamente de sus cultivos o artesanías, se desarrolle y preserve sus conocimientos e identidad.

Pero también existen beneficios por el lado de la demanda. El consumidor se garantiza que cuando adquiere el artículo hay detrás de ello una utilidad apropiada para el campesino o artesano y que ese producto cumple con altos estándares ambientales y de calidad, explica Angulo.

Camari trabaja bajo esta modalidad desde 1981 y actualmente colabora con más de 200 asociaciones de productores y sus empresas, en 22 de las 24 provincias del país.

Adicionalmente, al preservar los saberes ancestrales de las comunidades para cultivar sus productos y elaborar sus artesanías, su identidad cultural permanece en el tiempo.
Esto también contribuye a que persista una gran diversidad de productos en los mercados mundiales y no se estandarice el consumo.

Entre los productos de mayor exportación en Camari está la panela granulada orgánica que se utiliza como endulzante, cebada, maíz, arroz, hacia mercados como España, Italia, Francia, Alemania, Estados Unidos, Canadá o Inglaterra.

Pero para exportar productos, los consumidores en el extranjero exigen certificaciones internacionales.

De acuerdo con datos del Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones ProEcuador, en el país hay 54 organizaciones y empresas de productores que tienen cinco distintos tipos de certificaciones de comercio justo, emitidos por asociaciones de Europa y Estados Unidos.

El coordinador de Comercio Justo de ProEcuador, Raúl Farías, explica la obtención de la certificación: las asociaciones de productores reciben la visita de un inspector que verifica la calidad del producto y que, además del pago justo a los productores, se cumplan con otros estándares.

Entre ellos, la equidad de género, la democracia en las asociaciones para la elección de representantes y que no exista mano de obra infantil.

Según datos de ProEcuador, en un 70% las exportaciones bajo el sello de comercio justo incluyen banano, cacao fino de aroma, quinua, flores, yerbas medicinales, café y guayusa.
La entidad revela que el monto de exportaciones de las organizaciones de la economía popular y solidaria llegaron a USD 274 millones en el 2015. En estos datos, sin embargo, se incluyen asociaciones que tienen y no poseen certificación de comercio justo. El principal comprador es Turquía seguido de los Estados Unidos.

La fundación Pro Pueblo está inmersa en esta dinámica y trabaja con 80 artesanos en Manglaralto (Santa Elena) en la elaboración de artesanías de tagua y madera, además de canastos hechos de zapán (tallo) de banano combinadas con fibras de paja toquilla. Durante 15 años, esta fundación ha respetado los principios del comercio justo a través de la exportación de estas artesanías y el pago justo a los productores, destaca el director de Pro Pueblo, Patrick Bredthauer.