Trabajadores en la ensambladora de vehículos que tiene Ford, en la provincia de Hai Duong, en Vietnam. La compañía estadounidense planeaba instalar una planta en México. Foto: Hoang Dinh Nam / AFP

Trabajadores en la ensambladora de vehículos que tiene Ford, en la provincia de Hai Duong, en Vietnam. La compañía estadounidense planeaba instalar una planta en México. Foto: Hoang Dinh Nam / AFP

La industria automotriz global se muestra inquieta ante Trump

23 de enero de 2017 10:20

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca trae un panorama incierto para la industria automotriz, a escala global. El flamante mandatario de EE.UU. es claro y directo: está dispuesto, por ejemplo, a gravar hasta en 35% las importaciones mexicanas. Esta medida supondría un severo golpe para la industria del automóvil y las alarmas ya se encendieron desde México hasta Alemania.

Un antecedente clave es el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan) que integran EE.UU., Canadá y México, que ya está en la mira de Trump y su equipo. Gracias al Tlcan y sus precios de producción bajos, México se convirtió desde inicios de este siglo en una poderosa base de fabricación de autos para los mercados de EE.UU. y Canadá.

Hay que recordar que GM, Ford y Fiat Chrysler, los tres gigantes estadounidenses del automóvil, abrieron numerosas plantas en México desde los años 2000 para hacer frente a la competencia de la producción asiática, también más barata que la estadounidense. Esto tuvo efectos inesperados en la industria automotriz de EE.UU.: pérdida de competitividad, así como despidos y cierres de plantas ensambladoras que operaban en suelo estadounidense.

Con un discurso nacionalista y proteccionista, Trump podría dar paso a una reconfiguración de la industria automotriz global. Ford, Toyota, BMW, entre otras firmas, están en la lista de amenazas del nuevo inquilino de la Casa Blanca.

“Me encanta México, me gusta su presidente y toda la gente, pero le diría a BMW que si construye una fábrica en México y quiere vender automóviles en EE.UU. sin pagar el impuesto del 35%, ya lo puede ir olvidando”, dijo Trump, sobre la fábrica que la automotriz planea abrir en 2019.

El primer coletazo de las declaraciones de Trump se sintió en San Luis Potosí, México. En esa población Ford planeaba levantar una ensambladora, con una inversión de USD 1 600 millones. Pero Trump intervino y la firma automotriz canceló sus planes. Ahora la construcción luce abandonada en el desierto (ver página 13).

Las advertencias del presidente estadounidense también llegaron a Alemania. Un reporte de la agencia DPA indica que el mercado estadounidense es el segundo mercado automovilístico del mundo y que las fabricantes alemanas venden allí cerca de 1,3 millones de vehículos.
De esa cifra, unos 545 000 automóviles son exportados vía marítima desde Alemania mientras que un 15% proceden de México, según datos facilitados por la Federación de la Industria Automovilística Alemana (VDA).

¿Cuántos automóviles producen las empresas alemanas en EE.UU? El año pasado, las automotrices alemanas fabricaron 850 000 vehículos en ese país. Solo un 41% de estos automóviles se vendió en el mercado del país, mientras que un 25% tuvo como destino Europa y Asia.

Las plantas de las fabricantes alemanas y sus proveedores locales emplean a 110 000 trabajadores. BMW cuenta en Carolina del Sur con su segunda mayor planta de fabricación y es entretanto el mayor exportador de automóviles de EE.UU., según DPA.

Además, las empresas alemanas aprovechan el acuerdo comercial vigente entre México y EE.UU. La planta de Volkswagen-Puebla, donde antes se fabricaba el modelo ‘escarabajo’ y ahora se producen el Golf y el Jetta, es la mayor fábrica de automóviles en México y la segunda mayor del consorcio alemán en todo el mundo.

Además, desde el otoño de 2016 Audi también produce en México su todoterreno Q5. Por su parte, Daimler acaba de construir con Renault-Nissan una planta. Todo esto podría alterarse ahora que Donald Trump está el frente de Estados Unidos.

Las firmas de vehículos continúan con sus planes

Los actores de la industria automotriz mantienen sus planes de largo plazo, más allá de lo que ocurra en Washington con Donald Trump. Algunas anuncian inversiones dentro de EE.UU. y otras continúan con sus proyectos fuera de suelo estadounidense.

General Motors, por ejemplo, anunció un plan de inversiones de USD 1 500 millones en Estados Unidos, luego de que Trump criticara a las empresas del sector automotriz por producir en el exterior en vez de en el país. Se espera que la medida genere o mantenga unos 1 500 puestos de trabajo.

Toyota también lanzó un guiño a Trump y anunció, en el Salón del Automóvil de Detroit, una inversión de USD 10 000 millones para los próximos cinco años en el país, donde emplea a 40 000 personas.

Al otro lado del Atlántico, el ministro de Economía alemán, Sigmar Gabriel, pidió calma a las automotrices alemanas. “Solo puedo aconsejar ante esta posición no ponerse nerviosos, sino esperar a ver qué pasa”, declaró el socio de la canciller alemana, Ángela Merkel, durante una charla con la edición digital del diario alemán Bild”.

En América Latina y en Ecuador también existe inquietud. Aun así, voceros de firmas del sector se muestran optimistas.

Horacio Oliveira, director de Operaciones de Mercados Importadores de América Latina y el Caribe de Volvo, cuenta que la llegada de Trump no les afectará. “Decidimos invertir en el mercado americano con una nueva fábrica en Carolina del Norte. Esta nueva fábrica iniciará su producción en julio. Creo que la decisión de Volvo fue correcta y acertada”.
Al ser consultado por una posible reconfiguración de la industria, Oliveira se muestra cauto. El ejecutivo de Volvo comenta que es muy difícil saber si habrá un cambio marcado en el mapa de la industria. “Tenemos que esperar un poco, existen muchas cosas que aún no están claras en el sector automotriz. Yo creo que las cosas no van a ser tan malas como todos están hablando”.
Volvo proyecta este año vender unos 3 800 autos en América Latina y entre 30 y 40 unidades en Ecuador. “Estamos apoyando fuertemente a los importadores”, dijo Oliveira en la inauguración del nuevo concesionario de la firma en Quito, la semana pasada.

Para Diego Galindo, gerente comercial automotriz de Álvarez Barba, que representa en el país a BMW, no se advierten efectos negativos en el mercado local. Además, detalla que los proyectos en EE.UU. se mantienen pese a las amenazas efectuadas por Trump.

Este ejecutivo calcula que EE.UU. representa un mercado importante para BMW, con cerca del 25% del total de ventas de la firma alemana. “BMW es un actor importante de la industria automotriz estadounidense”.

Otra visión es la de Diego Luna, gerente de GermanMotors, importador de Audi. Él explica que la marca alemana inauguró en octubre pasado una planta ensambladora en Puebla (México) para fabricar el modelo Q5. “El proyecto empezó hace cuatro años y ya está en producción; empezará a exportar en los próximos dos meses a mas tardar”.

Según Luna, con Trump puede ocurrir que las plantas ensambladoras afuera de EE.UU. sean afectadas con altos impuestos, lo que ocasionaría pérdida de competitividad y bajones en las ventas. “Entonces las firmas tendrán que exportar su producción a otros mercados que no sea EE.UU.”

El vocero de GermanMotors cree que habrá noticias desde Washington en los primeros meses de la administración Trump, en las que estará implicada la industria automotriz. En EE.UU. se venden entre 15 y 16 millones de vehículos cada año.