Leonardo Gómez Redacción Quito / LÍDERES
Descrición
¿Te sirvió esta noticia?:
Si 22
No 43

Prolipa aporta a la educación con sus textos

Luis Calderón no puede disimular la emoción cuando se da cuenta que más de tres generaciones aprendieron a leer con el libro que él y sus esposa, Blanca de Calderón, diseñaron: El Patito Lee.

Esteban Salas, por ejemplo, recuerda que hace 22 años, cuando cursaba el primer grado, imprimió en el Patito sus primeros garabatos. "Era un texto muy didáctico y me llama la atención que ahora lo utilizan también mis sobrinos".

Lo que Salas desconoce es que el Patito inició como un cuaderno de trabajo que Calderón y su esposa diseñaron para Cristian, el primero de sus cuatro hijos, quien sufría de osteomielitis y le impedía asistir regularmente a la escuela, a causa de los cuidados médicos que recibía.

Los esposos se formaron en la docencia y cuentan que para la década de 1970 solo existían textos de lectura y no de trabajo. "Los maestros perdíamos mucho tiempo dibujando en cada cuaderno las muestras de cada letra del abecedario, para que los estudiantes pudieran hacer sus deberes", recuerda Alexandra Tapia, una maestra de primaria retirada.

Era 1979, cuando con un préstamo de 5 000 sucres los esposos Calderón imprimieron la primera edición de Patito, nombre que escogieron en honor a su tercer hijo: Patricio. "De ese tiraje, 4 500 libros se repartieron gratis en todas las escuelas que había en la Costa y Sierra", recuerda Calderón. Seis meses después tuvieron que imprimir 25 000 libros adicionales, pues las escuelas comenzaron a solicitar el texto para su malla curricular.

Calderón y su esposa se encargaban del diseño y contenido, pero no tenían una imprenta, por lo que imprimían sus textos en Gráficas Mediavilla Hermanos, propiedad de los hermanos de Blanca.

En el 2000 invirtieron USD 300 000 para comprar una imprenta y consolidar Grafitex, que actualmente gerencia su primogénito en el sector de Calacalí (norte de Quito). Tres años más tarde crearon Prolipa y confiaron la gerencia a José Luis Calderón, su segundo hijo. Desde el 2003, ampliaron su producción con textos de Ciencias Naturales, Estudios Sociales, Matemáticas y Lenguaje.

La oferta se amplió a 25 títulos, manteniendo como producto estrella: El Patito Lee. En el 2004, comenzaron a exportar sus libros a Costa Rica, Guatemala, Panamá y El Salvador, lo que les genera ventas de un promedio de USD 50 000 a 70 000 al año.

Con 90 personas en la nómina, en el 2012 Prolipa facturó USD 5,1 millones.

Uno de los distribuidores más antiguos es Armando Solórzano. Vende esos libros en Azuay. "Fui docente y distribuyo desde hace 28 años porque confió en la calidad de los contenidos".

LA INSIGNIA

'El crecimiento benefcia a todos'

María Rosa Obando, Gerenta Administrativa Comercial.

Estoy a cargo del control adnministrativo y la gestión de calidad y trabajo en Prolipa desde hace siete años. Algo que llama mucho la atención en esta empresa es que la gente realmente está puesta la camiseta, es casi como una familia y muestra de eso es que la rotación de personal es realmente baja.

El trabajo es exigente y quizás no tenemos los salarios más altos del mercado, pero el trato y el buen ambiente hace que la gente se quede. Además, en ciertas áreas existe un plan de carrera.

El crecimiento económico es sostenido y de eso se benefician todos en la empresa, desde la parte directiva como en el personal operativo. Uno de los factores para eso es que todo el tiempo se está innovando.