El presidente de la Cámara Binacional de Comercio Ecuador-México habla sobre posibles efectos en México y América Latina ante la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Foto: Paúl Rivas / ÚN

El presidente de la Cámara Binacional de Comercio Ecuador-México habla sobre posibles efectos en México y América Latina ante la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Foto: Paúl Rivas / ÚN

Pedro Maldonado
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Roberto Aspiazu: ‘Con Trump no hay mayor claridad’

16 de enero de 2017 12:38

Donald Trump asumirá la Presidencia de EE.UU. el 20 de enero. ¿Qué se puede esperar en las relaciones comerciales con México?

Existe mucha preocupación en México. La prueba de ello es que el peso ha venido cayendo en su cotización ante el dólar por las expectativas negativas que genera la transición política en EE.UU., en particular por las decisiones que pueda adoptar Trump sobre el acuerdo comercial (Nafta), según lo ha anunciado desde la campaña. Este acuerdo es una herramienta importante de desarrollo para México, que de alguna manera, permitió su cambio de matriz productiva. A raíz del Nafta, en 1993, México logró una reconversión industrial muy importante. Ya hablamos de casi 25 años, no es poca cosa. Del lado de los mexicanos hay preocupación porque no está claro aún cómo van a cambiar las reglas de juego. Por ejemplo, si se imponen elevados aranceles a los automotores mexicanos se va a generar un problema mayúsculo a esa industria porque la mayor parte de sus exportaciones de vehículos van a EE.UU.

¿El incremento en la exportación de vehículos y otros rubros son resultados del acuerdo comercial de 1993?

Claro. Siempre México ha tenido a EE.UU. como su principal comprador, es algo histórico. EE.UU. tiene alta capacidad de consumo y son mercados complementarios. Los mexicanos, por ejemplo, alegan que si hacen un cruce de cuentas con el estado de Texas, este registra un superávit comercial de USD 95 000 millones. Es un tema que hay que sopesar debidamente; es natural que existan expectativas, pero pienso que el tema tiene todavía que aterrizar por obvias razones. Sabemos bien que una cosa es lo que un candidato dice en campaña y otra es la que hacen cuando se posesiona y se da cuenta de las dificultades para llevar a cabo promesas de campaña.

Ese temor de los mexicanos ya se sintió en la campaña electoral y ahora que inicia el año se confirma con la decisión de Ford de no invertir en una planta de producción de vehículos en México...

Recordemos que Detroit fue la capital de la industria automotriz de EE.UU. y perdió preponderancia en la economía estadounidense. Esto fue consecuencia de la pérdida de empleo que generó la migración de la industria automovilística de EE.UU. a México por los menores costos de mano de obra fundamentalmente. A esto se suma el tipo de cambio que se está convirtiendo en un factor que muestra la intranquilidad de los mercados en México, ante lo que pueda suceder con el Nafta. El Gobierno de México ya ha dicho en varias ocasiones que se va a tener que renegociar el acuerdo, pero hasta ahora no hay bases concretas sobre los términos de la renegociación. La noticia de Ford es solo una parte del problema entre los dos países, pero no vemos la globalidad de otra dinámica que está sucediendo en México.

¿A qué se refiere?

Por ejemplo, en el sector turístico para este año están programadas inversiones importantes de cadenas hoteleras no solo americanas, sino también europeas. México prevé este año inversión extranjera de USD 33 000 millones de diferentes vertientes. Una de las más importantes va a ser la de Exxon, cuyo principal acaba de ser designado Secretario de Estado. La firma petrolera programó una inversión de 6 600 millones en el Golfo de México. Por eso insisto en ver todo el panorama.

¿Entonces la situación no es tan complicada?


Tiene su grado de complicación porque no hay claridad sobre lo que va a suceder. Eso se está reflejando en la inestabilidad del mercado cambiario. La gente prefiere tomar posición por monedas duras, cuando desconfía de la moneda nacional y eso es lo que le está pasando al peso mexicano. Una vez que se posesione Trump será necesario negociar y conversar para que las reglas del juego queden claras. Recordemos que la frontera más activa del mundo es la de EE.UU. con México.

¿Y qué se puede esperar en el resto de América Latina?

Vamos a tener algunas sorpresas porque en materia de política internacional, la administración Trump se va a enfocar en los lugares que más le interesan, con temas como el Estado Islámico, la lucha contra el terrorismo en Europa y, eventualmente, dentro de EE.UU.
Esos van a ser los temas fuertes. América Latina, desde hace algunas administraciones de la Casa Blanca, ha quedado relegada, tiene menor importancia económica, las inversiones estadounidenses existen, pero no han tenido un crecimiento significativo. En Ecuador, más importantes son las inversiones chinas y en su momento las mexicanas con la telefonía móvil.

¿Qué podría pasar con los acuerdos comerciales de EE.UU. con países de la región como Colombia o Perú?

No creo que sea una prioridad en EE.UU. Por ahora, pienso que el tema se focaliza más con el acuerdo comercial con México. No he escuchado a Trump o a sus colaboradores hablar sobre la región y no cabe pensar que la región será un foco de atención. Ahora, si lo que va a suceder con México pueda tener una extrapolación con otros países no lo sé aún.

¿Se debería espera un tiempo determinado?

Tal como están las cosas, las tratativas con México tendrían que darse de manera rápida, sobre todo para tener claridad de lo que va a suceder con su acuerdo comercial. Hoy por hoy, en las inversiones extranjeras en México, el 61% va al sector manufacturero, 12% va a servicios, 4% a construcción... pero el manufacturero es el sector que capta mayor inversión extranjera en México. Esto ha permitido diversificar su oferta exportable, con mayor valor agregado. Los mexicanos van a priorizar la definición de las reglas de juego con EE.UU.

¿Ecuador cómo queda en este punto?

Nuestras exportaciones a EE.UU. aún se benefician del SGP, que se vencen a finales de este año. Nos toca trabajar con otros países, cerca de 140, para que se renueven este sistema de preferencias. Además hay gestiones para lograr que cuatro productos específicos (atún, brócoli, alcachofas y rosas) se incluyan en el SGP, pero esas gestiones no han avanzado por los problemas que Ecuador ha tenido ante la Organización Mundial de Comercio por la aplicación de medidas de restricciones comerciales que han afectado a las relaciones con algunos países, entre esos EE.UU. En la medida en que Ecuador mantenga esa posición comercial va a ser difícil que se permita el acceso a los productos mencionados. El problema es que, en su momento, no se firmó un acuerdo con EE.UU. cuando se pudo hacerlo.

¿Ve posible un acuerdo en el mediano plazo?

No, porque Trump está con un discurso proteccionista y es un tema que no reviste prioridad para los americanos. Es cuestión de ver cifras, ellos son importantes para nosotros, pero nosotros no para ellos. Somos muy marginales. Entonces no habrá un tratamiento prioritario. Habrá que ver quién gana las elecciones en Ecuador.