Palacio de Carondelet en donde funciona la Presidencia de la República. Foto: Referencial

Palacio de Carondelet en donde funciona la Presidencia de la República. Foto: Referencial

Redacción Líderes
Descrición
¿Te sirvió esta noticia?:
Si 18
No 1

En seis puntos, la economía que recibe el nuevo Gobierno ecuatoriano

3 de abril de 2017 11:59

El incremento del desempleo y subempleo; un salario básico en USD 375; el descenso de la recaudación tributaria y la inversión extranjera directa; el decrecimiento del producto interno bruto; y una deuda pública que aumenta son parte de la realidad económica del Ecuador.

La recaudación de tributos empezó a subir en este año

La redistribución, la estimulación del empleo, la producción de bienes y servicios y el cambio de conductas ecológicas, sociales y económicas fueron algunos objetivos que planteó el Gobierno al momento de impulsar 22 reformas tributarias durante 10 años. Estas, además, fueron de la mano de una mayor recaudación de tributos y, por ende, más ingresos a las arcas fiscales.

Tras estas reformas, el número de contribuyentes pasó de 627 000 a 1,9 millones de personas en el período comprendido entre 2007 y 2016, según datos proporcionados por el Servicio de Rentas Internas (SRI), meses atrás. Una situación similar se dio en la recaudación de impuestos, que aumentó en un 200% con respecto a la del 2006.
El año anterior el ingreso de tributos cayó un 9% frente al 2015 cuando ingresaron USD 13 950 millones. Sin embargo, los dos primeros meses de este año, la recaudación empezó a aumentar; pasó de USD 2 084, 7 millones en enero y febrero del 2016 a USD 2 149,1 millones en los dos primeros meses del año.

Para el SRI, un 92% de la presión fiscal responde a una mejora en la gestión y no a las reformas. Pese a ello, reconoce que a lo largo de los años las tasas de algunos impuestos aumentaron y se crearon otros como el impuesto a la salida de divisas (ISD), cuyo peso en la recaudación subió del 3 al 9% entre 2009 y 2015.

Para Javier Bustos, catedrático universitario y experto en impuestos, los cambios tributarios de estos años crearon dificultades a los contribuyentes, porque se ampliaron las diligencias tributarias. “Los trámites implican gastos adicionales para las personas naturales y empresas, es decir, hay que contratar auditores, contadores con el objetivo de cumplir”.

Bustos sostiene que durante estos años el sistema tributario actual ha sido la “piedra filosofal” para resolver todo tipo de problemas fiscales, sociales y más.

La baja en el precio del petróleo en el 2014 motivó varias reformas tributarias como la Ley de Equilibrio Fiscal, de abril del año pasado, que gravó con ICE a la telefonía corporativa, a la televisión pagada, subió este tributo a la cerveza, etc.

A esto se suma la Ley de Solidaridad que fue aprobada tras el terremoto del pasado 16 de abril del 2016. Con esta normativa se crearon contribuciones a salarios, utilidades, inmuebles, patrimonio y se subió dos puntos porcentuales al impuesto al valor agregado (IVA), que pasó del 12 al 14%.

El analista tributario Diego Pino considera que hay impuestos que se podrían eliminar o, al menos, ser revisados.

Dentro de los impuestos que considera deberían quitarse está el impuesto a la salida de divisas (ISD).

Para Pino, el tributo no ha cumplido con su finalidad: evitar la salida de divisa del Ecuador. “Al contrario se ha convertido en un instrumento recaudatorio, que además podría entenderse como nocivo para el consumidor nacional, toda vez que encarece los bienes y servicios importados hacia el Ecuador”.


El desafío es generar trabajo adecuado y atraer inversión


El empleo ha sido uno de los sectores más afectados por la crisis económica. La caída del precio del petróleo ha dejado una economía más pobre comparada con dos o tres años atrás. Esto se ha reflejado en los índices de desempleo y subempleo.
Uno de los sectores más afectado es el empleo adecuado, es decir, personas que percibieron ingresos iguales o superiores al salario mínimo y trabajaron por lo menos 40 horas a la semana.

Según Alberto Acosta Burneo, editor de la publicación Análisis Semanal, el empleo adecuado empezó a caer desde marzo de 2015 y se sintió con mayor fuerza en diciembre de 2016. “Hasta esta fecha la caída fue de 238 535 puestos de trabajo a nivel nacional”.
Los jóvenes del país han sentido más este golpe. En diciembre del 2014, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) registró 1,5 millones de jóvenes entre 15 y 34 años con empleos adecuados, mientras que en el 2015 el número bajó a 1,4 millones.

Sin embargo, dice Acosta Burneo, estas personas no se fueron al desempleo “porque eso es un lujo que los ecuatorianos no se pueden dar” y más bien engrosaron las filas de la informalidad y del empleo inadecuado, “los cuales crecen en el país”.

La tasa de desempleo a diciembre del 2016 cerró en 5,2%, lo que implicó un crecimiento de 0,4 puntos porcentuales con relación al mismo mes del año pasado, según datos del INEC.

Para Pablo Beltrán, investigador económico de la Universidad San Francisco de Quito, estas cifras no son nada alentadoras porque dice que ha existido un incremento en el número de personas desempleadas durante estos 10 años.

Esto significa que en el 2007 la tasa del desempleo estaba igual a la de ahora. Pero no se ha considerado que durante ese mismo período la Población Económicamente Activa (PEA) creció por lo que ahora hay un mayor número de ciudadanos sin trabajo. “Tenemos más de 100 000 personas desempleadas”, calcula Beltrán.

Los analistas coinciden en que el sector laboral se encuentra en deterioro y que el próximo mandatario va a recibir un mercado bastante afectado. Proponen generar más empleos adecuados a través de la inversión privada.

Acosta Burneo dice que el gran desafío va a ser generar las condiciones para que llegue más inversión privada “que absorba el empleo que va a dejar el sector público y las fuentes de trabajo que se han destruido en estos años”.

Mientras que Beltrán considera que se debe disminuir el gasto público, pero sin reducir empleos. Advierte que no se debe poner una mayor presión al sector productivo sea este público o privado.

Todo esto ocurre cuando los organismos internacionales han proyectado cifras negativas en crecimiento y empleo para este año. “La previsión es que la economía se contraiga nuevamente y eso significa que el empleo también registre un deterioro continuado”, señala Acosta.

Un sistema financiero sólido que busca colocar más crédito


Hasta febrero de este año, las cifras de la banca muestran que el sistema financiero nacional goza de buena salud. Los activos suman USD 35 437 millones y el mes pasado crecieron 11,7% comparado con el mismo período del año anterior, según estadísticas de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca).

Los depósitos totales se ubicaron en USD 26 402 millones al cierre de febrero de este año, es decir, 13,2% más que el mismo mes del 2016. En esa misma tendencia se ubican indicadores como patrimonio, solvencia, liquidez e incluso la morosidad pasó del 4,82% en febrero del año pasado a 3,92% en el mismo mes de este año.

No obstante, uno de los asuntos pendientes de la banca es la colocación de crédito. Pese a que los depósitos se recuperaron luego de un 2015 complejo, marcado por la incertidumbre producto del desplome de los precios del petróleo, la colocación de créditos se ha ralentizado.

Al cierre del año pasado, la cartera bruta registró un saldo de USD 20 375 millones. De manera anual, esto representó un crecimiento de 8,5%. Mientras que los depósitos tuvieron un crecimiento superior del 18% y esto afecta en la rentabilidad de la banca.
La banca fue un negocio con menos rentabilidad el año pasado. Al cierre del 2016, el indicador -que toma en cuenta la relación entre la utilidad y el patrimonio- fue del 6,8%, mientras que en 2015 fue 9%, es decir, una disminución del 2,2 puntos.

Es decir, por cada USD 100 que pusieron los accionistas en el patrimonio de los bancos obtuvieron USD 6,8 de utilidad durante el año pasado, en promedio. Eso significó unos dos dólares menos comparado con el 2015.

Julio José Prado, director ejecutivo de la Asobanca, considera que el 2017 tendrá dos etapas marcadas.

Una con un primer semestre que se prevé más lento en relación con el cierre del año pasado, debido a que el ambiente está “muy politizado”. Esto haría que la gente tomase con cuidado sus decisiones, a la espera del resultado de las elecciones. “Los bancos están con mucha cautela, guardando liquidez, manteniendo sus líneas de crédito abiertas, pero también con un ojo en el tema político”, dijo.

El segundo semestre empezaría una recuperación en la concesión y la demanda de créditos, y también una mayor estabilidad para los depósitos.

Si bien los depósitos siguen creciendo, la liquidez en la economía ya no es tan grande como en meses pasados. El entorno político determinará si esa liquidez se mantiene o “se frena bruscamente”, dice.

El Gobierno ha buscado mover la colocación de crédito a través de medidas de la Junta Reguladora Financiera. A finales del año pasado se dispuso el incremento del encaje bancario del 2 al 5% para las entidades que tengan activos por más de USD 1 000 millones. Además, se modificó el Coeficiente de Liquidez Doméstica y eso obligó a bancos a repatriar liquidez.

El reto es reducir la producción con campos en desarrollo


La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), definirá el 25 de mayo si decide extender durante todo 2017 la reducción de la producción de crudo mundial.
Mientras esto sucede, Ecuador, el miembro más pequeño del grupo, se mantiene en el camino de cumplir con la reducción determinada por la OPEP en noviembre de 2016.
El compromiso ecuatoriano es bajar cerca de 26 000 barriles de petróleo por día (bpd), durante el primer semestre del año, de los 548 000 producidos en promedio a octubre de 2016.

Entre el primero de enero y el 14 de marzo de este año, el promedio producido fue de unos 535 000 barriles al día, según datos del Sistema Nacional de Información (SNI) de la producción no fiscalizada.

Sin embargo, la reducción ha sido paulatina, hasta llegar al 28 de marzo a una producción de 528 002 barriles, según el reporte a esa fecha por la Agencia de Regulación y Control Hidrocarburífero (ARCH).

Este escenario se presenta mientras la previsión del Estado para 2017 era continuar con el desarrollo y la explotación petrolera, que tiene como su principal operadora a la empresa pública Petroamazonas, encargada de aproximadamente el 79% de la producción. El resto se reparte entre 14 firmas.

El exsecretario de la OPEP, René Ortiz, considera que no se debió negociar la baja, sino pedir que se permita al país alcanzar los 590 000 bpd para ajustar la producción.
En lo que va del 2017, hasta el 14 de marzo, solo la producción estatal llegó a un promedio de 425 283 bpd, que se consiguió con la incorporación de nuevas áreas, como el campo Tiputini, del Yasuní ITT, que aporta con una producción adicional 30 000 bpd. A esto se debería sumar lo que genere el campo Tambococha, que de acuerdo con las proyecciones del actual Gobierno entraría en operaciones este año.

Dentro de la línea de las operaciones petroleras, el Estado está enfrentando la realidad de los pagos pendientes a las compañías prestadoras de servicios del sector.
El Ministro Coordinador de la Política Económica anunció la semana pasada que se ha llegado a acuerdos con la mayoría de empresas a las que se les debe. Una de ellas, Schlumberger, reportó que Ecuador le debe, con corte a diciembre de 2016, USD 1 100 millones. Según las autoridades, el acuerdo de pago debía concretarse la semana pasada.

Esta es una de las deudas que se generaron por la caída de los ingresos petroleros debido a los precios internacionales que la OPEP espera estabilizar con la reducción de la producción mundial.

Por este factor externo, en comparación al mejor año (2011), la caída de ingresos petroleros del Ecuador frente al 2016 fue de USD 5 136 millones.
La situación obligó al Gobierno a financiar cerca de USD 1 600 millones para las firmas petroleras, según Martínez.

El servicio de la deuda total aumentó a partir del 2013

USD 1 000 millones es la última línea de crédito que anunció el Gobierno ecuatoriano que entregará China. El plazo será de 20 años y con un interés del 20%. Esos recursos se destinarán, según el Régimen, a la reconstrucción de Manabí y Esmeraldas, afectadas por el terremoto del 2016.

El pasado 25 de marzo, el presidente Rafael Correa defendió su política fiscal de endeudamiento porque permitirá entregar al país “una economía en crecimiento y estabilizada”.

Dijo que factores externos afectaron los ingresos fiscales y la economía. En los dos últimos años, el Fisco perdió USD 10 000 millones en ingresos fiscales por caídas en ingresos de exportaciones petroleras, reducción de ingresos tributarios y pagos a las petroleras Chevron y Occidental.

El Gobierno optó por el endeudamiento para cubrir parte del déficit, reconoció Correa. Los desembolsos de deuda alcanzaron los USD 3 200 millones en los dos primeros meses del 2017, de acuerdo con el reporte de endeudamiento público del Ministerio de Finanzas.
Para el analista económico, Alberto Acosta Burneo, el país es altamente dependiente del endeudamiento. Según él, el año pasado, en promedio, se requirieron USD 3 000 millones al mes para gastar y cancelar amortizaciones y el Estado tuvo ingresos USD 1 400 millones mensuales. El faltante se cubrió con endeudamiento.

Según Acosta, la deuda está pesando en el flujo fiscal. El año pasado, dice, se destinaron USD 11 600 millones para intereses y capital de deuda interna y externa. En el 2015 fueron 7 700 millones. “Desde el 2013 se produce el crecimiento en el costo del servicio de la deuda”.

Para Acosta, el mayor problema no es tener una deuda elevada sino que es de corto plazo y a un interés alto. “Será necesario reperfilar el servicio de la deuda… La idea es liberar recursos fiscales”.

A inicios de este año, el ministro de Finanzas, Patricio Rivera, dijo que las necesidades de financiamiento para el Fisco “serán las de un año normal”: entre el 6 y 7% del PIB. Es decir, unos USD 5 720 millones. Durante enero y febrero de este año ingresaron al Fisco USD 1 724 millones.

Para el Presidente de la República no se debe satanizar esta política fiscal. Correa pone como ejemplo que “cuando un taxista no se encuentra en el mejor momento de su negocio, ¿qué hace? Se endeuda para pasar el bache. El endeudamiento es una forma de recuperarse de las crisis”.

A inicios de este año, el Ecuador emitió USD 1 000 millones en bonos soberanos en el mercado internacional, a un rendimiento de 9,125% y con vencimiento al 13 de diciembre de 2026. Desde el 2014, el Gobierno ha colocado bonos a tasas que han variado entre el 7,95 y el 10,75%.

El Fisco también ha buscado financiamiento con los créditos de liquidez del Banco Central, que no se contabilizan como deuda al ser de corto plazo, es decir, que vencen en menos de un año.

El país recibe menos divisas por concepto de exportaciones

Los dólares son claves para sostener la economía dolarizada. En eso coinciden autoridades del Gobierno, empresarios y analistas. Una de las fuentes de dólares está en las exportaciones, sin embargo este sector de la economía atraviesa una suerte de estancamiento.

Si bien en el 2016 el país registró una balanza comercial favorable, esto se debe a que las importaciones disminuyeron. Pasaron de USD 20 460 millones en el 2015 a 15 551 millones en el mismo mes del año pasado.

Pero las exportaciones también cayeron, aunque en menor proporción. Pasaron de USD 18 331 millones a 16 798 millones entre el 2015 y el 2016.

Hasta enero pasado, con los datos más recientes disponibles en el Banco Central, se ve que la balanza comercial petrolera es favorable, pero la no petrolera es deficitaria, al comparar con el mismo mes del 2016.

Para mejorar las cifras de las exportaciones no petroleras y obtener más divisas por exportaciones, los analistas hablan de por lo menos tres desafíos: mejorar la competitividad; abrir nuevos mercados; y aprovechar mejor los acuerdos comerciales vigentes.

Daniel Legarda, presidente ejecutivo de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), asegura que el sector ha perdido competitividad por el incremento de costos. “Es cierto que el fortalecimiento del dólar pone presión, eso no hay como negar y no se puede manejar. Pero sí se puede manejar factores internos”, dice el representante del gremio de los exportadores.

Legarda indica que para esto se necesitan políticas públicas que incidan en lo tributario, en la logística, en los acuerdos comerciales, en el acceso a crédito, en lo laboral, por mencionar algunas de las principales. Y como complemento menciona el trabajo del sector privado en capacitación, compra de nuevas tecnologías y búsqueda de nuevos mercados.

Para Luis Luna Osorio, analista de temas de comercio exterior, la actividad exportadora no ha recibido la debida importancia de parte de las autoridades. “El país sigue concentrado en los mismos productos y en los mismos mercados. Además, la infraestructura levantada no ha servido para impulsar el comercio exterior”.

Este investigador añade que la oferta exportable sigue concentrada en productos primarios, liderada por el petróleo y otros productos primarios. “El cambio de la matriz productiva no ha funcionado como se esperaba. Una muestra es que las exportaciones de bienes industriales no supera el 25% del total de exportaciones”.

Luna Osorio también señala que es necesario un acuerdo, “con el nombre que se le quiera dar”, con EE.UU., así como aprovechar mejor el acuerdo con la Unión Europea y los mecanismos de comercio que ya existen en la Comunidad Andina. Tanto Legarda como Luna Osorio coinciden en la necesidad de dar mayor espacio a la empresa privada, en la economía ecuatoriana en general.