Fotos: cortesía Iniap Productores de semilla de soya cultivan su producto para destinarlo al consumo interno. En el país existen 4 000 pequeños productores de soya y se concentran en la costa ecuatoriana.

Productores de semilla de soya cultivan su producto para destinarlo al consumo interno. En el país existen 4 000 pequeños productores de soya y se concentran en la costa ecuatoriana. Foto: Fotos: Cortesía Iniap

La semilla de soya tiene tres desafíos

1 de noviembre de 2016 14:26

Tres retos tienen los productores de semilla en este año: aumentar su producción, encontrar semillas certificadas y fortalecer los canales de comercialización.

Según Wilman García, presidente de la Corporación Nacional de Soyeros del Ecuador (Corsoya), desde el 2012 el cultivo de la soya, poco a poco, presenta una reducción en sus áreas de siembra y producción: “hoy llegamos a 1,5 toneladas al año; en nuestras mejores épocas obteníamos 2,5 toneladas”, explica.

Estos resultados se presentaron por cuatro factores. El primero es la falta de semillas certificadas, lo que hace que los productores utilicen semillas que no dan mayor rendimiento. Además, no existe mayor variedad de semilla para la siembra.

El segundo factor que afectó a la producción es el cambio climático. La semilla de soya, por ser un cultivo transitorio que se presenta en verano, este año se vio afectada por los cambios estacionales, en especial en la Costa.

Otra causa que afecta a este sector es la presencia de plagas como el de la mosca blanca. El titular del gremio sostiene que este tema en particular afecta a las hojas por lo que estas no se pueden recuperar.

Y el último factor que impactó a la producción de semilla es la comercialización con las grandes industrias. Estas firmas adquieren el producto, pero se retrasan en sus pagos, lo que afecta al productor, asegura García.

La semilla de soya se cultiva en los cantones de Baba y Vinces en Los Ríos; en Urbina Jado y Milagro en Guayas; y en Ventanas y Pueblo Viejo en Los Ríos según datos de la Coordinación General de Sistemas de Información Nacional del Ministerio de Agricultura (Magap).

Hermógenes Montero cultiva esta semilla hace 35 años, en el recinto La Montañita y San José, ubicado en Los Ríos. Él afirma que entre el 2014 y 2015 su producción se redujo. Por ejemplo, en sus 10 hectáreas antes sembraba 50 quintales; ahora llega a los 15 quintales.

Las plagas, en este caso, fueron los primeros golpes para estos sembríos. Por eso señala que el sector necesita la ayuda gubernamental para mejorar la productividad en la semilla de soya.

Para Marciel Montero, productor radicado en Los Ríos y miembro de la Asociación Unión Bolivarense -de arroz y soya-, la falta de semilla certificada fue la causa para que este año decida no trabajar en la siembra de soya.

En los dos últimos años, el agricultor obtiene en sus cultivos 600 quintales por hectárea.
Para Montero el desafío está en mejorar los indicadores de producción. Para eso dice que se requiere de mayor especialización para que en el largo plazo se pueda tener mayor rendimiento de las semillas de soya.

Para el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), en el cultivo de la semilla de soya se evidencia que no hay un alto nivel de especialización y tampoco se hereda al interior de las familias.

No obstante, las variables que incidieron de manera positiva en el rendimiento del cultivo en el año pasado fueron: las capacitación, la asociatividad, uso del sistema de producción convencional, nivelación del suelo, mecanización, siembra por distanciamiento y uso de semilla no reciclada.

Juan Manuel Domínguez, director del Iniap, indica que desde esta entidad adscrita al Magap, se generaron 21 variedades de soya. La última fue liberada el 27 de noviembre del 2014, tiene un rendimiento de 3,7 toneladas por hectárea y es tolerante a ciertos insectos. Asimismo, en producción la entidad informa que entre el 2013 y 2015 produjo 27 416 kilogramos de semilla registrada y certificada. Esto representa una superficie cubierta de 4 448 hectáreas; para finales de este año se reducirá la producción a 20 000 kilogramos.

La meta del Iniap es impulsar la investigación de este cultivo con miras a incrementar los niveles de producción, reducir los costos, fortalecer los márgenes de ganancias para los agricultores y reducir las importaciones.

De acuerdo con cifras del Iniap -recogidas desde el Banco Central- el Ecuador el año pasado importó 951 000 toneladas entre torta de soya y aceite de soya. Esto representa aproximadamente USD 500 millones.

La importación de torta de soya experimenta una tendencia al alza en los últimos seis años, con tasas promedio anual de incremento del 13% en volumen y 18% en precio. Mientras que para el aceite de soya, la tasa promedio anual de incremento es de 3% en volumen y 12% en precio.

Estas cifras implican retos en Corsoya y que los 4 000 productores pequeños deberán implementar en sus cultivos.