Redacción Quito
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Una sociedad que se forjó solo con Tagua

Onno Heerma van Voss llegó al Ecuador en 1999, para trabajar durante un año en un proyecto de investigación de sistemas forestales en la Sierra ecuatoriana. Pero el país le gustó tanto que decidió echar raíces y abrir su propio negocio.

"Tenía dos opciones: importar algo que acá hiciera falta, o exportar un producto que Ecuador tenga y Europa no", cuenta Van Voss. Así se decidió por exportar las artesanías ecuatorianas.

Con una caja llena de figuras de cerámicas, decorativas y otros objetos típicos de la cultura andina ecuatoriana, Van Voss regresó temporalmente a su natal Holanda para ofrecer los productos en diferentes tiendas.

De esta experiencia no obtuvo mucha ganancia, recuerda. La mayoría de tiendas ya contaba con una oferta de producto artesanales de Asia y Medio Oriente que copaban el mercado. A pesar de eso, insistió. Cierto día, uno de sus clientes en Francia se contactó con él preguntando por los productos elaborados de tagua y Heerma comenzó a buscar a los productores de esta semilla.

Así encontró el producto estrella de su negocio Nayá Nayón, que inició sus actividades en Quito a mediados del año 2000, con una inversión cercana a USD 15 000. El dinero lo invirtió para la creación de una página web y la compra de materia prima con la que se elaboran las piezas que venden solo por Internet.

A pesar de la apertura y la agenda de contactos que ya había conseguido, este emprendedor tenía una limitación: no sabía tallar la semilla de la tagua. En ese momento se contactó con Denny Casanova, un artesano de Montecristi (Manabí) que conoce bien el proceso de elaboración de figuras, joyas y piezas de tagua. Casanova no perdió el tiempo e invirtió USD 2 000 adicionales para comprar maquinaria y montar su taller.

Ambos trabajan juntos en este negocio desde el año 2000. Van Voss se encarga de la parte comercial y la administración del portal de Nayá Nayón, mientras que Casanova se encarga de la producción en su taller, ubicado en Montecristi, Manabí.

Desde que se inició la empresa, hasta el 2007, las ventas no superaban los USD 2 000 por año. Por eso Van Voss realizaba otras actividades para solventar sus gastos, como trabajar como guía de turismo. Pero con el tiempo, la empresa fue creciendo. Y en el 2012 facturó cerca de USD 250 000.

Casanova se encarga del taller en Montecristi. Allí cuenta con cinco trabajadores de planta y asegura que según la cantidad de pedidos, puede llagar a requerir temporalmente de hasta 20 talladores más. La tagua la compra a pequeños productores de Esmeraldas y Manabí. "Hay épocas en las que se producen hasta 25 000 piezas por mes", cuenta Casanova.

Nayá Nayón exporta hoy a Holanda, Francia, Estados Unidos, Alemania, Mongolia, Japón e Indonesia. Adicionalmente oferta hamacas que representan el 20% de sus ventas.

Irene Padilla compró a través del portal de www.nayanayon.com un conjunto de collares para su grupo de danza andina. Esta ecuatoriana cuenta que existe un catálogo amplio y hay mucha variedad de donde escoger. "Además, cuando no se tiene mucho tiempo para visitar un mercado artesanal, es una ventaja poder comprar por Internet".