Mariana Haro levantó su tienda en el sector de La Floresta, en el centro norte de Quito. Abrió su tienda hace 35 años. Apostó por este negocio para mantener a sus hijas. Diego Pallero/ Revista LÍDERES

Mariana Haro levantó su tienda en el sector de La Floresta, en el centro norte de Quito. Abrió su tienda hace 35 años. Apostó por este negocio para mantener a sus hijas. Diego Pallero/ Revista LÍDERES

Redacción Quito, Cuenca y Guayaquil (I)  
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Las tiendas de barrio desarrollan estrategias

4 de julio de 2016 07:37

Las tiendas no han perdido su encanto en los diferentes barrios del país. La variedad de productos, la cercanía a los hogares y la calidez de la atención del tendero les ha convertido en destino preferido para la compra de productos de primera necesidad, a diario.

Además, pese a la acelerada vida actual, se mantienen como centros de interacción social de la comunidad y de oportunidad para las personas que superan los 31 años, según un estudio de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab). Sin embargo, el tendero enfrenta un reto actual: la innovación.

En el país se contabilizaban en el 2010 85 524 establecimientos que comercializaban productos alimenticios, bebidas, cosméticos y demás, según el Censo Nacional Económico realizado en 2010, por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Las tres provincias con mayor número de locales eran en ese año Guayas con 21 234; Pichincha con 16 195; y Manabí con 7 458.

La tradicional tienda del barrio evoluciona de la mano de las nuevas demandas de la población, en productos y servicios. Muchos tenderos pasaron de ofrecer productos frescos y elaborados, a convertirse incluso en pequeños banqueros.

“El comprador ya no es fiel, apenas abre una nueva tienda, se va a ver si le venden más barato. Por eso hay que ofrecer más cosas”, dice Javier Ronquillo desde el portal de su negocio, una tienda ubicada en Sauces 6, en el norte de Guayaquil.

Esa es la dinámica actual que se vive en este negocio. Si un local tiene ingresos buenos, otros le hacen la competencia. Según Fabrizio Noboa, director del USFQ Business School, las tiendas son muy parecidas, por lo que los clientes buscan otra opción. Para este catedrático, las tiendas tradicionales tienen una oportunidad para ofrecer nuevos servicios.

Noboa recomienda incrementar la variedad de productos típicos que hoy se concentran en leche, ‘snacks’, gaseosas, productos alimenticios frescos y refrigerados. Los alimentos preparados son una alternativa, según Noboa. “Una mayor oferta le da identidad a la tienda. Los clientes las eligen porque viven experiencias nuevas y sus necesidades se completan”.

Ronquillo, por ejemplo, decidió ofrecer a su clientela el servicio de llamadas telefónicas con una cabina. Lo hace desde hace dos años. Y desde el año pasado es corresponsal no bancario de una entidad financiera privada. Pese a esto, Ronquillo tiene competencia. A menos de 200 metros hay otra tienda de abarrotes, que ofrece el servicio de recargas para telefonía móvil y televisión por cable.

Estos giros en los negocios son importantes para mejorar los ingresos y la atención al público. Sin embargo, falta un elemento más: la tecnología, según el director del USFQ Business School.

Para que un negocio florezca debe apoyarse en la tecnología que facilite el manejo de inventarios y productos, sostiene Noboa. Esto les ayudará a conocer más el mercado y las preferencias de los clientes. “Si las tiendas no cuentan con tecnología, alguien más lo hará y empezará un declive de estos locales”.

Otra sugerencia es ofrecer un servicio a domicilio para enviar los productos que más consumen las personas. Según un estudio de Geo Data, el ‘ranking’ de los 10 productos más consumidos en 10 ciudades encuestadas son: gaseosas, leche, aceite, cigarrillos, agua, ‘snacks’ de sal, galletas, azúcar, caldos y helados.

Las ventas de estos productos disminuyen. Bolívar Ayala, dueño de la abacería Anita, en Cuenca, cuenta que “las personas se cuidan mucho al comprar, prefieren llevar poco. Antes compraban para una semana”. Su ingresos se redujeron a la mitad; de USD 1 000 a 500.

Además, dice Ayala, evita fiar a los clientes porque sus proveedores le dan plazos cortos y en algunos casos piden pagos al contado para dejarle los productos.

Las mujeres están al frente de este negocio

La necesidad de trabajar y de mantener a la familia son las dos razones principales para colocar una tienda. Lo importante es contar con un capital y ofrecer un trato cordial.

Pero, ¿quién está detrás del mostrador? Son, por lo general, personas con historias de superación como Mariana Haro, oriunda de Píllaro, en el norte de Tungurahua. Esta mujer instaló una tienda hace 35 años en el sector de La Floresta, en el centro norte de Quito.

Haro lo hizo por necesidad, ya que sus dos hijas estudiaban en un colegio privado. La pensión resultó excesiva luego de que su esposo se alejara temporalmente del hogar. “Mi marido me ofreció darme maravillas; pero me di por vencida, por lo que tuve que ponerme una tienda para solventar los gastos”, dice esta mujer de cabello blanco.

Haro explica que, en un inicio, la consigna fue trabajar para educar a sus hijas. Sin embargo, han pasado tres décadas y media y no ha podido despegarse de su amada tienda, que le ha dado la oportunidad de relacionarse con sus vecinos. Además ha podido vivir experiencias buenas y malas; pero todas le han servido para aprender.

Otra de las mujeres que se han dedicado a la tienda es Mercedes Ayala, quien tiene su tienda en el sector de Santa Anita, en el sur de Quito, desde hace 35 años. Para la mujer, la tienda es más que un trabajo. Así conoce a gente y se relaja.

Ayala recuerda que levantó su negocio para ayudar a los gastos de la familia. La meta siempre fue ofrecer buen trato al cliente. “Los clientes no deben enterarse de la tristeza o de nuestra amargura; siempre hay que recibirlos con buena cara”.

Después de años de tendera, la mujer aprendió que lo más importante es dar una atención de calidad. “Yo siempre tengo la idea de saludarles a mis clientes hasta que me contesten y si no lo hacen les digo de forma cordial que deben hacerlo”.

Las dos mujeres pertenecen a un grupo mayoritario de personas que se dedican a administrar una tienda. Según un estudio elaborado por la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab), en una muestra de 298 tiendas en 103 sectores, el 75% de tiendas son atendidas por mujeres de 40 años y más.

El resto, un 25%, está en manos de hombres como Geovanny Zambrano, un manabita de 32 años quien administra la tienda Rosita 1, en la esquina de las calles Esmeraldas y 1 de Mayo, en el suburbio de Guayaquil.

“Ser un tendero es maravilloso, porque tienes la posibilidad de llevar un negocio adelante”, asegura Zambrano, quien se considera un emprendedor. En un corredor de su negocio también instaló un pequeño puesto de venta de sánduches, para aprovechar el paso de personas por este transitado sector.

El hombre también está dentro de uno de los grupos más numerosos de personas que atienden en las tiendas. En el estudio de Anfab se observa que existen dos grupos de personas que optan por un negocio de este tipo, según su edad. Son las personas que están entre los 31 y 40 años y aquellos que tienen entre 50 y 59 años.

En los últimos meses, la situación económica del país ha bajado las ventas en las tiendas. María Larriva, propietaria del Comercial Tello, en Cuenca asegura que las ventas han disminuido, en especial desde que el IVA subió el mes pasado.

Larriva cuenta que si bien el número de clientes no ha bajado, la facturación sí porque se compra en menor cantidad. “Antes llevaban un quintal de arroz o azúcar, ahora prefieren solo una arroba o por libras… Otros dejaron de adquirir golosinas como embutidos, caramelos, galletas…, son cosas que la gente se priva. Llevan más huevos porque son económicos”.


Levante su tienda

Si desea montar una tienda es necesario que siga los siguientes pasos para levantar su negocio, mantenerlo y brindar una atención de calidad a los cliente. De paso, podrá obtener ingresos importantes.

La ubicación. Lo primero que debe elegir es un sitio donde exista alto tránsito de carros y de personas. No es recomendable que sea un sitio saturado de tiendas.
La competencia. Un sitio ideal para colocar una tienda es el que no tenga competencia directa.
La selección. El tendero debe conocer los productos que se mueven en el mercado y saber lo que la gente necesita y le sirve.

Las relaciones comerciales. El trato con los proveedores y distribuidores es básico para llevar a los clientes nuevos productos.

La administración. Una correcta administración de las finanzas del negocio hará posible que la persona tenga ganancias líquidas. Tome en cuenta que se debe destinar un rubro para las adecuaciones del local.

El mantenimiento. El aspecto de la tienda es vital. Al igual que la variedad de productos. Es necesario una limpieza diaria en el local.

Las diferencias. Las tiendas son similares, pero para tener un valor agregado puede ofertar alimentos preparados u ofrecer servicios.

La tecnología. En la época actual es necesario pensar en nuevas opciones para promocionar el negocio. Las redes sociales son una de las herramientas prácticas.

Las cuentas. Los tenderos deben tener un sistema para conocer qué busca el cliente o qué es lo que más consumen las personas para seleccionar el producto ideal.

Las relaciones. Una tienda se mantiene como el centro de convivencia, por lo que es importante atender con cordialidad a los clientes. El saludo, el buen trato, la amabilidad deben ser parte de la atención de los tenderos.

Los proveedores. Los mejores aliados de un tendero son los proveedores, porque tienen nuevos productos para las personas. Debe saber elegir el indicado.

El producto nuevo. Reciba un producto innovador cada semana. No se llene de producto, ya que corre el riesgo de que no se venda. Primero debe probar para pedir más.

El sueldo. El dueño debe ganar igual que un trabajador y establecer un sueldo. Así las finanzas estarán limpias.

Los empleados. Si usted opta por un ayudante tome en cuenta que debe ganar lo que dicta la ley y sus beneficios, que están en la norma.

El horario. En el caso de una tienda es importante que se abra desde horas de la mañana; más si está cerca de una institución educativa. Se recomienda tener artículos de bazar en caso de que los clientes lo requieran.

Las vacaciones. La época de mayor venta son verano y los fines de semana. Aquí los tenderos tienen la oportunidad de vender más productos para los niños que están en casa o cursos vacacionales.

El estilo. Los productos novedosos llaman la atención pero el ambiente de la tienda es importante para llevar la armonía con el cliente.

Las deudas. Para evitar problemas trate de no endeudarse en productos y, lo más importante, evite fiar a sus clientes.