Ivanna Zauzich / Redacción Cuenca
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Más oído a las ideas del colaborador

Disney es una multinacional que integra hoteles, parques de diversiones, producción de películas y TV, entre otros negocios. Esta firma ha crecido y se ha mantenido gracias a una gestión empresarial adecuada enfocada en la innovación, diversificación e impulso de su talento humano, como plantearon los expositores en las conferencias dictadas en noviembre pasado en Quito, organizadas por la firma The Edge y el Semanario LÍDERES.

Uno de los secretos de esta corporación es receptar las ideas de todos sus colaboradores. Aunque suene difícil, cada jefe en cada área debe estrechar relaciones con sus empleados y abrir un canal para compartir ideas y las más viables deben ejecutarse. ¿Por qué? La razón, responde la analista de talento humano Ximena González, es que los empleados se relacionan con los clientes o están al frente del proceso productivo y sus ideas son claves para ofrecer un mejor servicio, diversificar la oferta y crecer.

Para Lorena Pástor, especialista en RR.HH, desde su experiencia, esta es una estrategia que sí da resultado en las empresas. Ella recomienda los blogs o chats internos para que los empleados se comuniquen con los gerentes y propongan sus iniciativas. Además de las buenas ideas que surjan y se ejecuten, los colaboradores se involucran más y se apropian del proceso de innovación.

La firma Softnetworks, en Guayaquil , es un ejemplo de que la participación de los empleados aporta al crecimiento de la organización. Esta empresa que desarrolla ‘software’ tiene, desde el 2011, un chat interno en el que todos los empleados se comunican, incluso con su Presidente Ejecutivo.

Una vez al mes, los 12 colaboradores se reúnen para compartir ideas, indica la directora de RR.HH. Daniela Ponce. Precisamente, uno de sus productos surgió de una de las secretarias, quien propuso que desarrollaran una aplicación amigable para integrar las funciones del ‘smartphone’, ya que ella “aún no asimila la tecnología”. El proyecto está en fase de desarrollo, pero será muy útil y tendrá mercado, asegura Ponce.

Ese es un ejemplo de cómo escuchar las ideas de los empleados sirve para desarrollar nuevos productos. No obstante, es clave identificar el número de personas que trabajan en una organización para implementar la vía idónea para lograr este cometido, señala el consultor de talento humano Miguel Córdova. Las opciones para escuchar ideas son reuniones, chats, blogs y buzones de sugerencias.

Es ideal que el jefe de cada área esté comprometido con la recepción de ideas, para que a través de él lleguen a los altos ejecutivos y se analicen. Eso sí, agrega Córdova, respetando la autoría de quien propuso para que cualquier empleado reciba el reconocimiento. “Grandes multinacionales, como Pfizer o P&G, trabajan con este mecanismo y reciben ideas desde los encargados de la limpieza hasta los CEO, sin distinción”.

Según la experiencia de González, en Ecuador aún no es común escuchar las ideas de los empleados, pero paulatinamente las empresas replican ejemplos de las multinacionales, que son las que tienen mayor crecimiento y, por ende, buenas prácticas. Disney, con más de 140 000 empleados en el mundo, ha logrado implementar este sistema, ¿por qué en el país no pueden? Esta experta agrega que esta política debe ser sostenible. Es decir, una vez que la firma se compromete a escuchar a sus empleados, debe hacerlo continuamente y no cortar esa práctica, para que, con el tiempo, quienes no participen lo hagan y haya una real inclusión.

Igual que los jefes escuchan a sus empleados, estos deben escuchar a sus clientes para proponer cambios desde la perspectiva del consumidor, que es la que mueve el negocio, señala Córdova. “Escuchar es la consigna para proponer ideas y ejecutarlas. Esto beneficiará a la empresa y a la dinámica laboral”.

La ejecución

  • Las reuniones. Cite a sus empleados y explique que quiere escuchar sus ideas, por más absurdas que parezcan.
  • La tecnología. Mediante chats internos o blogs de la compañía, los empleados pueden expresar sus ideas para mejorar procesos o productos.
  • El compromiso. Los colaboradores y gerentes deben proteger la confidencialidad de las ideas, para que no se filtre la información a otras empresas. Esta responsabilidad debe plantearse en el código de ética de la compañía y, obviamente, ponerse en práctica.