Los líderes europeos se reunieron en Bruselas el pasado 21 de marzo, para analizar la crisis entre Kiev y Moscú. Foto: Yves Herman / EFE
Bruselas, Bélgica Agencia EFE
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El acceso al gas, en el centro del conflicto

La crisis entre Kiev y Moscú ha forzado a la Unión Europea (UE) a acelerar y replantearse la urgencia de disponer de una política energética europea que reduzca su dependencia en ese campo de Rusia, sobre la que aumentó la presión con nuevas sanciones.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, tras dos días volcados en la crisis política ruso-ucraniana, decidieron pedir a la Comisión Europea (CE) que elaborara para junio un plan para reducir la dependencia energética del bloque comunitario de las importaciones rusas de energía, principalmente de gas.

"Las discusiones sobre Ucrania también han reflejado la importancia de tener una auténtica y sólida política de la energía europea", afirmó el presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, en la conferencia de prensa final con que se cerró la reunión, el pasado 21 de marzo.

"Se nos ha pedido ir a (la cumbre de) junio con objetivos específicos de interconexiones que lograr para el 2030", y también "dar los pasos necesarios para preparar las decisiones formales no más tarde de octubre del 2014", dijo Barroso.

Reducir esta dependencia es asignatura pendiente en la UE desde hace años y la cuestión que está detrás de la moderada reacción comunitaria a la anexión de la Crimea ucraniana a Rusia. En la actualidad la UE importa de Rusia el 30% del gas que consume y la mayor parte de esas importaciones pasa a través de Ucrania, el principal Estado de tránsito.

Lituania, Estonia, Letonia, Bulgaria, Eslovaquia, República Checa y Rumania, hoy todos ellos socios comunitarios y anteriormente países de la órbita soviética, tienen una fuerte dependencia del gas ruso que llega a través de Ucrania, mientras que otros como Alemania tienen línea directa con Rusia, a través del gasoducto Nord Stream.

Los países del sur de Europa, como España y Portugal, que no dependen del gas ruso, sí necesitan mejorar la conexión con el resto de la UE, que el viernes pasado se mostró dispuesta a impulsar los proyectos de interconexión en curso, como el gasoducto Midcat, que conectará España y Francia a través de Cataluña.

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, que expresó su satisfacción por ese apoyo, subrayó que "es un objetivo capital mejorar las interconexiones de la Península Ibérica".

Respecto a las tensiones políticas con Rusia, donde el presidente Vladimir Putin promulgó el 21 de marzo la incorporación de la República de Crimea y del puerto de Sebastópol a la Federación Rusa, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, subrayó que esa anexión "no es una sorpresa".

"No es algo que desencadene la fase tres", de sanciones económicas que los líderes plantean aplicar, si Moscú sigue amenazando la estabilidad de Ucrania, agregó en referencia a las primeras medidas de restricción de visados, suspensión de reuniones y congelar activos de 33 funcionarios y empresarios ucranianos y rusos involucrados en la cuestión Crimea.

Los escenarios alternos
Los planes que analiza Europa.  Entre las ideas para reducir la dependencia energética de Rusia, también figura la de desarrollar el Corredor Sur, que agrupa varios gasoductos como Nabucco y está pensado para traer gas del Caspio a Europa, a través de Turquía y abrir nuevas rutas a través del Este de Europa. Desde EE.UU.  Ángela Merkel apuntó también al gas de esquisto como alternativa, si Estados Unidos decide exportarlo y consideró que se podría obtener de otros países. Además, subrayó la necesidad de potenciar el ahorro energético.