Miguel Cueva es el fundador de Cosecha de Lluvia. Su experiencia en la finca de la familia en Quinindé le dio la idea para iniciar su empresa. Foto: Foto: Vicente Costales/ LÍDERES

Miguel Cueva es el fundador de Cosecha de Lluvia. Su experiencia en la finca de la familia en Quinindé le dio la idea para iniciar su empresa. Foto: Foto: Vicente Costales/ LÍDERES

Redacción Quito
(I)
La falta
Descrición
¿Te sirvió esta noticia?:
Si 33
No 1

El agua para el cultivo se cosecha con su producto

25 de octubre de 2016 11:57

La falta de agua para sus cultivos de palma africana en Quinindé, Esmeraldas, se convirtió en una oportunidad de negocios para Miguel Cueva. Al no tener opciones de riego, él encontró una agrotecnología con origen en EE.UU. que no había sido introducida nunca en Ecuador y así nació Cosecha de Lluvia.

Este emprendimiento comercializa un hidrorretenedor que almacena agua de tal manera que, cuando viene la lluvia o riego, el líquido queda en su interior. El producto es un poliacrilato de potasio que por cada gramo puede retener hasta medio litro de agua.

“En contraste con una esponja, este producto retiene el líquido y solo cuando las raíces de la planta hacen contacto con el gel estas pueden absorber el agua y los nutrientes”, explica Cueva.

Debido a que está conformado por potasio, la planta no se ve afectada ya que este es un nutriente importante. Incluso, cuando la partícula termina su vida útil a los cinco años, al ser insoluble no se absorbe por la planta.

La tecnología fue creada en Japón a mediados del siglo XX. Sin embargo, no se utilizaba en Ecuador debido a que las estaciones, hace algunos años, eran más marcadas. “Ahora no se sabe con precisión cuándo va a llover, entonces este producto es una gran ayuda”, agrega Cueva.

Sus operaciones se iniciaron en 2015 con una inversión de USD 10 000. La primera importación fue de una tonelada de producto y la estrategia de ventas era visitar a cada agricultor y hacer pruebas. Cueva recuerda que uno de los primeros problemas fue que había incredulidad en las personas.

“No entendían cómo en un gramo podía retener tanta agua y estuvimos a punto de cerrar la por que no había ventas”, explica.

Pero una vez que los usuarios empezaron a atestiguar sobre el producto, las ventas incrementaron. Hasta la fecha su facturación sobrepasa el 600% de la inicial con un monto promedio mensual de USD 4 000. El emprendimiento cuenta con distribuidores en todo el país excepto las provincias de Chimborazo, Tungurahua y de la región Amazónica.

Al escuchar del producto, Salomón Gordillo, ganadero de Machachi, decidió probar en una hectárea en su hacienda. El objetivo era mejorar el crecimiento y calidad del pasto para alimentar a su ganado lechero.

“Anteriormente debía regar una vez por semana por cinco horas pero ahora lo hago una vez al mes. El ahorro que he obtenido es sustancial, aproximadamente reduje el 75% del consumo de agua solo en esa hectárea”, asegura Gordillo. Debido a que el producto está fuera de stock, el ganadero no pudo comprar más pero espera ampliar el uso a dos hectáreas más, próximamente.

La dosis depende de los litros de agua que el agricultor desee almacenar. Cueva explica que trabajando con plantas de cacao en El Empalme, en Guayas, utilizaron 10 gramos por planta bajo 40 grados de temperatura y 10 horas de luz diarias. El resultado fue 21 días sin tener que realizar riegos.

En viveros o camas de cultivo más pequeños, un gramo se debe utilizar por kilo de suelo para lograr casi un mes de agua.

La utilización depende de la estación y el objetivo esperado. En casos en los que el agua es escasa se debe sembrar la planta con más producto, lo cual asegurará que en las lluvias o riegos se maximice la retención. En casos en los que el agua es abundante, el uso puede reemplazar mano de obra o sistemas de riego más costosos.

El producto se comercializa a través de visitas y asesoramiento personalizado a un precio de
USD 30 por kilogramo.