Los equipos se fabrican con acero inoxidable de alta resistencia. La firma importó máquinas para tecnificar parte del proceso de manufactura. Foto: Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Los equipos se fabrican con acero inoxidable de alta resistencia. La firma importó máquinas para tecnificar parte del proceso de manufactura. Foto: Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Un aliado para la agroindustria

9 de febrero de 2021 12:33

Los equipos que se manufacturan en Inoxidables Élite se diseñan de acuerdo con las necesidades de los clientes. Están hechos de acero reforzado y tienen garantía de alta durabilidad.

Mesas, ollas de pasteurización, vitrinas y frigoríficos son algunos de los productos más demandados. Sus principales clientes son las empresas de lácteos y cárnicos de la Sierra Centro, Amazonía y Costa del país.

El diseñador de los equipos y gerente de la empresa es Jorge Teneguzñay. Él es oriundo de Gompuene Central, una comunidad de Flores, parroquia situada a 40 minutos de Riobamba.

Jorge fue el primer joven de su comunidad en graduarse como bachiller e ingresar a la universidad. En ese pequeño poblado, las familias se dedican a la siembra de cereales, hortalizas y a la crianza de animales.

“Terminar el colegio fue todo un reto. Desde muy joven me sentí atraído por el trabajo técnico y por eso luché para graduarme como bachiller”, cuenta el emprendedor de 42 años.

Cada día, él caminaba cerca de 90 minutos para llegar desde su casa hasta el colegio más cercano, el Técnico Licto. En esa época, las vías no estaban asfaltadas, no había transporte público y tenía que recorrer a pie por senderos de tercer orden.

Jorge proviene de una familia humilde. Su padre, Félix Teneguzñay, soñaba con verlo graduado de la universidad y convertido en un profesional.

En 1999 ingresó a la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Chimborazo, pero pese a sus esfuerzos por aprobar materias como física y química, la falta de conocimientos básicos le impedía avanzar.

“Venía de un colegio rural y la diferencia entre mis conocimientos y los de mis compañeros era abismal”.

Jorge no logró terminar la carrera, pero decidió continuar trabajando por su sueño de convertirse en un técnico en mecánica industrial.

Tras su salida de la universidad empezó a trabajar como ayudante en un taller de metalmecánica. Simultáneamente tomaba cursos de capacitación artesanal en el Secap.

En su trabajo, Jorge aprendió todo sobre el manejo del acero, las soldaduras, los cortes precisos de las planchas y otros detalles del trabajo artesanal.

En el 2008, tras ocho años de trabajo como ayudante y mecánico principal, decidió iniciar su propio emprendimiento. Para lograrlo tuvo que vender un vehículo y obtener un crédito.

Pese a que no le parecía una buena idea, su padre le permitió trabajar en el garaje de una vivienda que la familia había adquirido recientemente cerca al centro de Riobamba.

Jorge invirtió unos USD 8 000 en la compra de planchas de acero, una soldadora, una amoladora, un taladro y otros implementos para el taller.

Los primeros productos se volvieron populares entre los fabricantes de lácteos. Solo tres meses después de abrir su pequeño taller, ya estaba colapsado de pedidos, por lo que tuvo que contratar dos ayudantes más.

“Las jornadas eran muy duras. Yo empezaba a trabajar a las 06:00 y me quedaba hasta las 22:00; casi no descansaba, pero me esforzaba por cumplir con todos los pedidos y no perder ningún cliente”, recuerda Jorge.

Él nunca contrató publicidad, pero colocaba en la puerta del taller cada equipo que diseñaba. Así atrajo la atención de decenas de clientes.

Los empleados reciben constante capacitación para actualizar  sus técnicas de corte, soldadura y ensamblaje de los equipos.

Los empleados reciben constante capacitación para actualizar sus técnicas de corte, soldadura y ensamblaje de los equipos.

En el 2013 obtuvo un crédito de la Corporación Financiera Nacional (CFN) para expandir su negocio. Invirtió USD 120 000 en la construcción de una nueva planta.

Con el dinero también adquirió equipos de alta tecnología para procesar el acero y automatizar la fabricación de los equipos. Así logró triplicar su capacidad de producción.

Además, diversificó su catálogo, que ahora incluye una variedad de implementos para la industria de cárnicos, como vitrinas y cuartos fríos.

Pese a que hubo una baja en las ventas por la crisis del sector lechero, la empresa creció en la pandemia. Decenas de clientes que perdieron sus trabajos optaron por iniciar negocios.

Hubo tantos pedidos que incluso tuvieron que colocar a sus clientes en una lista de espera. Los productos más demandados ahora son los peladores automáticos de pollos, congeladores y frigoríficos.

“Los equipos que han fabricado para nosotros tienen alta calidad y nos permiten garantizar la inocuidad de nuestros productos, los recomiendo ampliamente”, opina Luis Mármol, propietario de Lácteos San Salvador, uno de los clientes frecuentes. 

El diseñador de los equipos y gerente de la empresa es Jorge Teneguzñay.

El diseñador de los equipos y gerente de la empresa es Jorge Teneguzñay.

16 equipos al mes produce en promedio la empresa.

5 días es el tiempo promedio que toma el diseño y fabricación de un producto.

12 empleados  trabajan en la empresa.

8 000 dólares fue la inversión inicial.

1 900 metros  cuadrados tiene la planta de producción.

6 800 dólares cuestan los equipos más sofisticados, como los tanques de enfriamiento para camiones.

El Gerente / Jorge Teneguzñay 
Nuestros productos se fabrican a la medida de nuestros clientes. Les ofrecemos asesoría para entender sus necesidades y entregarles equipos eficientes y muy resistentes. Conocemos el trabajo del campo y las demandas de la agroindustria, eso nos ha vuelto más cercanos a nuestros compradores. Nuestro principal mercado está en la Costa, pero hemos hecho entregas en todas las provincias del país.