El objetivo del programa es mejorar la productividad de los cultivos respetando los recursos naturales propios de la zona. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Los bosques se recuperaron por políticas del Estado.  Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Agencia IPS
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Los alimentos y los bosques crecen juntos

23 de agosto de 2016 15:29

Mientras América Latina sigue talando sus bosques para expandir su frontera agrícola, uno de sus países, Costa Rica, lleva décadas remando en sentido contrario, y ahora representa un modelo de convivencia entre producción de alimentos y conservación de su masa forestal.
El informe sobre El Estado de los Bosques del Mundo, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), revela que 70% de la deforestación de la región fue para dar paso a la agricultura comercial, entre 2000 y 2010.

“Eso mismo que la FAO menciona que ocurre en países latinoamericanos, que deforestan para hacer espacio para cultivos agrícolas y ganadería, Costa Rica lo vivió en la década de los 70 y los 80”, explicó a IPS el director del costarricense Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (Fonafifo), Jorge Mario Rodríguez.

En su punto máximo de deforestación, en la década de los 80, la cobertura boscosa de este país centroamericano se limitó a tapizar solo entre 21 y 25% de su superficie. Ahora, los bosques cubren 53% de los 51 100 kilómetros cuadrados de la superficie del país, donde viven cinco millones de habitantes.

Aún más, el país ha logrado contener y repeler la frontera agrícola mientras ha elevado los niveles de seguridad alimentaria, según la FAO, que señala que Costa Rica mantiene un nivel de subalimentación menor a cinco por ciento, que la organización considera como “cero hambre”.

“Aquí hablamos de que hay una lección aprendida: no es necesario talar los bosques para producir más alimentos”, señaló a IPS el director de la FAO en Costa Rica, Octavio Ramírez.
Pese al incremento en cobertura forestal, la FAO señala que el valor medio de la producción de alimentos por persona aumentó 26% entre los periodos 1990-1992 y 2011-2013.

La organización atribuye la mejoría boscosa a “los cambios estructurales realizados en la economía y la prioridad otorgada a la conservación y la gestión sostenible de los bosques”, que se traducen en una coyuntura socioeconómica específica que las autoridades costarricenses supieron aprovechar. “Tiene que ver un poco con la crisis de ganadería de esos años pero también el Estado costarricense le da prioridad al manejo de los bosques”, apuntó Ramírez.

En el Estado de los Bosques, lanzado el 18 de julio, la FAO explica que durante gran parte del siglo XX los bosques costarricenses se consideraban “bancos de tierra”, que podían utilizarse según fuera necesario para satisfacer las necesidades agrícolas. “Era una mala acción el hecho de no botar (talar) el bosque. Era un sinónimo de vago o de no trabajar la tierra”.

Pero en los años 80, dos factores se aliaron a favor de la protección forestal, según el economista ambiental Juan Robalino. Los precios de la carne se desplomaron y el turismo ecológico empezó a abrirse paso como una actividad de peso en el país, explicó el especialista de la Universidad de Costa Rica y del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza.

“Esto abrió posibilidades para generar políticas interesantes como el programa de Pago por Servicios Ambientales (PSA) “, dijo Robalino, uno de los académicos que más ha estudiado el tema.

El estudio de la FAO atribuye gran parte del éxito precisamente al PSA, un reconocimiento financiero por los servicios ambientales generados en las actividades de conservación y manejo de bosque, reforestación, regeneración natural y sistemas agroforestales.