Las cabras saanen son una raza mejorada, ideal para la producción de leche.  En la finca se crían con técnicas que promueven el bienestar animal. Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES

Las cabras saanen son una raza mejorada, ideal para la producción de leche. En la finca se crían con técnicas que promueven el bienestar animal. Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES

El análisis de la leche de cabra activó este negocio

22 de marzo de 2021 12:12

Davinia Sánchez y Axel Pimentel son los fundadores de la Finca La Jaira, un emprendimiento que se dedica a la producción de leche de cabra y derivados como yogur, quesos y dulces.

El emprendimiento surgió debido a la necesidad de investigar al sector caprino en Ecuador y contribuir a su desarrollo.

Sánchez, quien tiene un doctorado y PhD en Producción de Caprinos, investiga la leche de cabra desde el 2012. Ella es oriunda de las Islas Canarias, en España.

En su país natal el consumo de leche de cabra es muy frecuente. Cuando llegó a Ecuador hace nueve años, para sumarse al equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Chimborazo, descubrió que la industria caprina local no estaba desarrollada.

Ella sintió desde muy joven una afinidad con la producción caprina debido a que, según relata, la leche tiene beneficios para la salud y la crianza de cabras es amigable con el ambiente, a diferencia de otro tipo de ganado.

La investigadora hizo estudios que comprobaron la presencia de ácidos grasos linoléico y transpalmítico que tienen propiedades anticancerígenas y además regulan los niveles de grasa corporal. Además, tiene un alto contenido proteico distinto al de la leche de vaca, por lo que es ideal para personas alérgicas a las proteínas.

“Empecé a investigar y solo encontré dos emprendimientos que se dedicaban a la cría de cabras. Además, la normativa de comercialización era incorrecta, aplicaban las mismas normas Inen que las de la leche de vaca”, cuenta.

Su investigación se tomó como base para la modificación de las normas Inen que regulaban la comercialización, y formó parte del comité revisor que permitió la actualización de esas políticas.

Además, como docente de la Unach, investigó las propiedades del calostro, las proteínas de la leche, las técnicas para mejorar la crianza y productividad de los animales, entre otros. Ella ha publicado al menos una docena de artículos científicos al respecto.

“Necesitábamos material y un sitio para nuestras investigaciones. Además, investigamos el mercado y vimos que no había nadie que produjera alimentos a base de leche de cabra, por eso decidimos emprender”, cuenta.

El emprendimiento surgió a finales del 2018. Davinia y su novio Axel invirtieron cerca de USD
35 000 en la adquisición de un terreno, en la compra de animales y de una ordeñadora de cabras.

Pimentel tenía experiencia en la industria alimentaria. Él trabajó durante 12 años en una empresa de alimentos enlatados de Manta.

La pareja experimentó durante un año en la formulación de su línea de productos. Empezaron a fabricar yogur con moras orgánicas y dulce de leche con coco, chocolate, café y pájaro azul.

“Buscamos maneras de innovar con nuestros sabores. Quisimos darle identidad ecuatoriana al dulce de leche”, cuenta Pimentel.

Ese producto se convirtió en la estrella de la marca. Los frascos de 140 gramos cuestan USD 2,50.

Desde que empezó la pandemia, en marzo del 2020, los emprendedores aprovecharon el tiempo disponible para mejorar su planta de producción, situada en San José de Chacán, en Guano.

Allí se construyeron también establos para las 20 cabras y en otros espacios sembraron moras y otros productos. La meta es producir todas sus materias primas.

En la pandemia, debido a que se suspendieron las ferias de emprendimientos, que son sus principal vitrina, decidieron aprovechar la leche para experimentar con nuevos productos.

Así surgió su nueva línea de quesos frescos y madurados que se comercializan en distintas presentaciones. Los quesos maduros en aceite de oliva y pimentón son de los más solicitados.

Ellos procesan cada mes 600 litros de leche, la mayoría se destina a la producción de manjar.

Otros 300 litros se comercializan como leche pasteurizada, cada litro cuesta USD 3. Sus productos se venden a través de su página de Facebook y en las ferias artesanales locales.

“Consumía la leche de cabra que ofertaban los pastores, que usualmente caminaban con su rebaño por la ciudad. Ahora puedo tomarla como yogur o dulce con los mismos beneficios”, cuenta Alba Mejía, una cliente.