Durante el Salón del Automóvil de Fráncfort se habló de la caída de la producción y de las ventas. En el sitio hubo autos de diferentes países. Foto: EFE

Durante el Salón del Automóvil de Fráncfort se habló de la caída de la producción y de las ventas. En el sitio hubo autos de diferentes países. Foto: EFE

El auto, el problema de la economía alemana

20 de septiembre de 2019 11:54

El sector automotor, durante décadas uno de los pilares fundamentales de la economía alemana, se está convirtiendo ahora en su talón de Aquiles por su falta de preparación para el futuro y sus puntos débiles, que podrían destruir miles de puestos de trabajo.

La salud de esta industria “evoluciona peor de lo previsto”, apuntó Marc Förstermann, un experto de la consultora EY, en el Salón del automóvil de Fráncfort, la semana pasada. “Los desafíos tecnológicos y estructurales son enormes”.

En los ocho primeros meses del año, la producción de coches cayó 11% con respecto al mismo período del año anterior, según la Federación de Constructores Alemanes, VDA.

La caída se explica por la guerra comercial EE.UU-China, el freno de la economía china, la incertidumbre sobre el Brexit, pero también por la necesidad de hacer enormes inversiones en los autos eléctricos.

“El efecto sobre los proveedores es muy grande”, dice Stefan Bratzel, director del Center of Automotive Management.

Es el caso de Eisenmann, una empresa familiar fundada en 1951 y especializada en el lacado de coches, que en julio anunció su quiebra y podría suprimir 3 000 puestos de trabajo.

En el segundo trimestre del año, el beneficio operativo de los tres constructores alemanes cayó un 38%, muchos más que la media mundial del sector (-18%), según EY. La industria del automóvil representa una quinta parte de la producción alemana, casi un 5% del Producito Interno Bruto (PIB) y emplea directamente a 800 000 personas. Además, también da trabajo al sector químico o al de la maquinaria, lo que hace temer una posible recesión.

En total, “los pedidos industriales cayeron, de media, un 1% cada mes en lo que va de año”, indica Carsten Brzeski, un economista de ING.

Entre las compañías más afectadas hay las del llamado Mittelstand, una red de pequeñas y medianas empresas que exportan mucho y están consideradas la clave del éxito de la economía alemana.

La crisis del diésel

Pero el temor por el sector del automóvil no se debe solo a circunstancias coyunturales.

Mucho antes de la guerra comercial de EE.UU. y China, el sector ya se vio afectado desde 2015 por el ‘dieselgate’, el caso de 11 millones de coches diésel que tenían instalado un programa fraudulento para trucar sus niveles de emisiones contaminantes.

Desde entonces los coches diésel pierden popularidad, bajo la amenaza de prohibición de circulación en varias ciudades. En total, la mutación hacia el coche eléctrico podría destruir unos 75 000 puestos de trabajo, según un estudio publicado este año por parte del instituto Frauenhofer.

La empresa Bosch justificó por esta razón la supresión de 6 500 puestos de trabajo y anuncia que suprimirá más. “La empresa no está amenazada porque tiene varias actividades”.

En junio, decenas de miles de personas se manifestaron en Berlín, convocadas por el sindicato IG Metall, para pedir un proceso de transformación digital y ecológico “justo”.

La cuestión del diésel es muy delicada en Alemania, tanto para los automovilistas como para los trabajadores, al punto de que los políticos han intentado en varias oportunidades evitar las prohibiciones de circulación impuestas por los tribunales.