Visitantes toman fotos sobre unos sacos con granos de café durante una excursión para turistas a una finca, en el municipio de Pastores, departamento de Sacatepéquez, en Guatemala. Foto: EFE

Visitantes toman fotos sobre unos sacos con granos de café durante una excursión para turistas a una finca, en el municipio de Pastores, departamento de Sacatepéquez, en Guatemala. Foto: EFE

El café, el eje de un plan de turismo sustentable

12 de marzo de 2020 16:42

Los productores de café guatemaltecos, la cuarta fuerza de exportación del país, se enfrentan al reto del cambio climático, el uso de los recursos y la economía con nuevas oportunidades de negocio, como la experiencia integral de turismo sustentable semejante a la de los viñedos.

La crisis de los precios del café instalada en 2011 -que cayó de 3 a USD 1,10 por libra- y la falta de lluvias en la mayoría de las regiones de Guatemala, país que subsiste por remesas, maquilas y productos básicos, como banano o café, ha impulsado a los productores del grano a invertir y ampliar su perspectiva de negocio.

En 2019, por debajo de las remesas, que generaron USD 10 500 millones en ingresos al país centroamericano, los cinco productos más exportados fueron los artículos de vestuario (USD
1 397 millones), el banano (843 millones), el azúcar (695 millones), el café (662 millones) y el cardamomo (648 millones).

Pero según la Asociación Nacional del Café (Anacafé) de Guatemala, el riesgo de los productores de solo apostar a la producción del café es alto, pues con las tarifas actuales -de unos USD 1,10 por una libra-, sería insostenible al largo plazo pues en varias fincas no alcanza siquiera para los costos de producción.

Con el objetivo de diversificarse y de salir del rango de productos básicos y materia prima, el café de Guatemala apuesta a los premios y calidad reconocida a nivel internacional, para atraer las miradas de conocedores y entusiastas a sus propias fincas y beneficios para hacerles parte de una vivencia de las raíces del café.

Detrás de la taza de excelencia que un barista ofrece en una cafetería a un amante del café está su origen, sus bases, sus condicionantes, su trabajo artesanal y su pasión y dedicación.
A unos seis kilómetros del parque central de Antigua Guatemala, uno de los principales destinos turísticos del país y a más de 50 kilómetros de la capital, un beneficio de café del municipio de Pastores trabaja cada proceso a detalle para conseguir granos de calidad para el consumo local e internacional.

La región donde se ubica es la única que cuenta con denominación de origen. El café de Antigua se caracteriza por su “espontánea acidez” debido al suelo arenoso por los tres volcanes que resguardan la zona, la altura de unos 1 600 metros sobre el nivel del mar y la deseada lluvia de 1 200 mililitros de agua al año.

“Al haber apenas un tercio de lluvia de lo esperado en los últimos tres años, el café adquiere una concentración mayor de sabores, ante la baja producción que tenemos”, cuenta el dueño de la finca Hans Masch, un descendiente de alemanes que llegaron al país y se dedicaron al cultivo y exportación del café.

Masch es el anfitrión de la primera edición de La Cosecha, una experiencia similar a la del turismo en viñedos que nació hace tres años en Panamá y que ahora se impulsa en Guatemala, que cuenta con ocho regiones productoras de café diferentes entre sí.

Esta iniciativa pretende acercar a los entusiastas, periodistas, líderes de opinión y amantes del grano aromático a vivir de cerca cada uno de los procesos relacionados a la producción de café, como el brote de la semilla, el injerto en el tallo naciente, la siembra entre sombras, la cosecha, el lavado, la limpieza, el secado. Todo.

La Cosecha

Cosechar, barrer los granos, comer y degustar una buena taza de café. Ese es el objetivo que visualizó el panameño Jorge Chanis Barahona, creador de La Cosecha en su país y socio de Míster Menú, el sitio en línea gourmet que trajo a Guatemala esta idea. En la Finca Pastores se observan los frutos catuaí amarillos y rojos, los imponentes geishas, los resistentes de robusta.
Masch pide a los invitados a probarlos así, recién cortados de las ramas de los arbustos y a diferenciar las mieles de cada uno y, más tarde, propone ir a cortar cada quien en los cafetales.
“A diferencia de muchas otras cosechas en el mundo, la del café dura mucho tiempo, por lo que es una oferta muy buena que invita al turismo sostenible a hacer circuitos y darle un valor agregado a la producción del café”.

Chanis asegura que todos podrían sacar provecho de estas vivencias, así como las ciudades aledañas, los productores y los cosechadores, quienes podrían ofrecer y crear experiencias alrededor de la cosecha, como una visita en su casa o a una comida.