Amy Monroy, de 22 años, es una de las creadoras de calzado Monroy.  Trabaja con su hermana Dayana; la tienda está en el norte de Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / LÌDERES

Amy Monroy, de 22 años, es una de las creadoras de calzado Monroy. Trabaja con su hermana Dayana; la tienda está en el norte de Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / LÌDERES

Dos hermanas emprenden asociadas con un artesano

3 de abril de 2017 13:42

La pasión que desde pequeñas comparten las hermanas Amy y Dayana Monroy, de 22 y 26 años por los zapatos de punta las hizo emprender y crear su propia marca: Calzado Monroy.

La idea nació luego de que Dayana, quien es periodista, se contactara con un artesano del calzado para una entrevista. Ella le compró unos zapatos y él le ofreció trabajar juntos con sus productos.

El proyecto estuvo rondando la cabeza de la comunicadora y se lo comentó a Amy y a su mamá Teresa Tapia. Ellas, al observar la excelente calidad de los zapatos que Dayana compró, decidieron probar suerte en este negocio.

Con una inversión cercana a los USD 600 empezaron solicitando 15 pares de zapatos para vender bajo pedido. Poco a poco fueron incrementando la producción para cubrir la demanda que tenían.

Los primeros modelos que elaboraron fueron los zapatos puntiagudos que tanto les gustan a las dos jóvenes y los flats. Al inicio solo le vendían a familiares y a amigos hasta que después se promocionaron en las redes sociales donde lograron desarrollarse.

Luego Amy, estudiante de comercio exterior, logró cerrar un contrato con la Asociación de Trabajadores del Banco del Pacífico entidad donde ella había trabajado. “Nosotros somos sus proveedores y le vendemos nuestros calzado con descuentos”.

Debido a la alta demanda de clientes decidieron realizar una inversión mayor de USD 20 000. Además, tuvieron que a abrir un local en la ciudadela Garzota, en el norte de Guayaquil, para que sus compradores pueden acudir a adquirir lo que ofrece la marca.

Esta tienda va a ser cerrada para en los próximos días abrir un local en la calle principal de Urdesa también en el norte de la urbe. Entre sus objetivos están que sus modelos puedan ser adquiridos en diferentes boutiques del país.

Suggey Gaviria, de 22 años, compro calzado Monroy para ella y su familia porque le gustan y son económicos. “Me gustan los modelos, son muy cómodos y utilizan una plantilla especial”.

Gaviria también adquiere estos zapatos para regalos entre sus amigas. “Los recomiendo sobre todos los de puntas porque los modelos son increíbles”.

Amy explica que los diseños de los zapatos son entregados por ella o por su hermana para que el artesano, Eduardo Beltrán, quien es lojano, pero tiene su taller en el Puerto Principal, los elabore.

“Nosotras elegimos los modelos y el material que se va a utilizar y ‘Don Edu’ los confecciona”, dice Amy. El primer calzado que es el de muestra siempre se lo prueba ella. “Me encargo de probar que no haya molestias al caminar y luego damos el visto bueno para que confeccione los demás”.

En la actualidad, Monroy tiene cuatro modelos de zapatos para mujeres aunque aspiran luego extender su marca y crear también calzado para hombres y niños. Los precios de los zapatos de punta van desde los USD 45, los flats, 35; las sandalias, 28; y las plataformas 45.

El emprendimiento ha generado varias plazas de empleo. En su taller Beltrán da trabajo a más de 20 jóvenes quienes se encargan de elaborar principalmente los zapatos Monroy y de otras marcas.